24. Pelea

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- ¿En serio? - bajó la cabeza.
- Si ya entendiste, mantente alejado y no interfieras, no soy la única que tiene este vídeo, lo guardé en un lugar seguro - sonrió - entiendelo, si lo amarás realmente entenderías porqué hago esto.
- ¿Amarlo? - se rió sutilmente - si vas a hacer algo tan asqueroso y bajo no hables de amor, que tengas rabia porque no te quiere es muy diferente a tu idea de protegerlo - la miró furioso.
- ¿Qué dijiste? - dió un paso igual de enojada.
- Dime, tu concepto de amor está tan torcido que necesitas ir al psicólogo, ¿quieres que te ayude con eso? - sonrió - debes sentirte tan miserable y sola para hacer algo así.
- ¿Quién te crees que eres? - lo abofeteo y retrocedió por lo que hizo, indecisa volvió a componer su postura firme - estás advertido, puedo publicar este vídeo de inmediato y tú serás el culpable de que todo mundo juzgue y rechacé a Kageyama.
- ¿Yo? - la abofeteó - los culpables son los que juzgan sin saber, los ignorantes por hablar, y las ratas por meterse en lo que no les importa.
- ¿Cómo te atreves a golpearme? - lo empujó.
- ¿Eres idiota? ¿Esperabas golpear a alguien y que no te lo devolvieran? - dió un paso al frente - adelante, pasa el vídeo hasta por las noticias, al contrario de ti, al mundo se le va a olvidar en un mes, porque ellos si tienen cosas que hacer, no como tú, pobre niña solitaria - acaricio su mejilla - espero que sepas valorarte más - volvió a entrar al gimnasio dejándola sola.

Algo molesto respiró profundamente y fue por algo de agua y una toalla.

- Yachi-san - susurró y ella se agachó a su lado.
- Dios, ¿qué te pasó? - dijo alterada.
- Baja la voz por favor - se puso nervioso - no quiero que los demás lo vean.
- Pero... - lo miró preocupada.
- ¿Puedes ayudarme? - ella asintió decidida corriendo a dónde estaba el botiquín y trajo a escondidas algunas cosas guardandolas en su bolsillo.
- Shimizu-sempai, iremos por bebidas - sonrió tras colocar una toalla en la cabeza para que los lados que colgaran cubrieran su rostro.
- Está bien, gracias por ayudar Hinata - sonrió.

Ambos salieron y ya en los bebederos limpió la herida, colocó una pomada para el dolor y le dio un parche helado para que bajara rápido antes de volver.

- ¿Qué sucedió? - dijo una vez terminó.
- Bueno... es una historia larga - desvío la vista.
- Podemos hablar de ello mientras baja la hinchazón - sonrió, el la miró un poco sorprendido y sonrió igualmente.
- En realidad estoy saliendo con Kageyama desde el último día del campamento - habló algo bajo por los nervios.
- ¿En serio? - se sorprendió - felicidades, siempre estaban juntos y se llevaban bien - agregó, no sabía si fingir sorpresa era lo correcto pero aceptarlo si lo era.
- Si, pero a una chica de su clase no le agrado, porque a ella le gusta Kageyama - jugó con sus dedos - vino a verme para decirme que si no me apartaba mostraría un video nuestro, y diría que yo me lanzé a él, le dije que era algo bajo y asqueroso así que me golpeó, pero yo también lo hice, se fue muy enojada y aunque actué valiente, estoy asustado de que algo malo suceda.
- ¿Algo malo? - se inclinó atenta.
- Como que hablen mal de el, o lo traten distinto, o incluso... que no quiera estar conmigo - empezó a llorar.
- Hinata no - lo abrazó - todos sabemos cuánto se quieren ustedes, incluso si no nos lo dicen - se separó - si sus clases, la escuela, o incluso todo el distrito los rechaza, tienes a Kageyama a tu lado, y detrás de ustedes estamos el equipo y sus familias, que la opinión del resto no les impida amarse y ser felices - acaricio su espalda.
- Gracias - la abrazó llorando hasta calmarse.

Tras un rato ambos volvieron revisando que ya no estuviera hinchado, pues le había dejado la mano bien marcada, estaba algo rojo aún, pero se mezclaba con el rojo de la agitación por el ejercicio, tras volver siguieron practicando, ella al pendiente de ambos, por suerte terminó sin escándalos.

Al salir todos cada quien tomó un camino distinto, Yachi se despidió de ambos, no sin antes recordarle que debía hablar sobre el tema con Kageyama, este al escuchar el comentario miró curioso a su pareja.

- ¿Sucedió algo?.
- Bueno... si - bajó la vista - ¿quieres venir a mi casa hoy? - tomó su mano, algo preocupado por el nerviosismo asintió.
- Debemos parar en mi casa por ropa y el uniforme - el asintió algo aliviado.

Fueron tomados de la mano a su casa, lo espero en la entrada mientras marcaba a su madre.

- Hola cariño, ¿sucedió algo? - contestó alegre.
- Hola mamá - dijo algo sensible al escuchar su cálida voz.
- ¿Qué sucede cariño? - dijo preocupada y escuchó como su padre se acercaba a preguntar, el eco de la llamada le hizo saber que estaba en alta voz.
- Quisiera contarlo al estar en casa, Kageyama va a acompañarme, ¿esta bien? - tome aire para no llorar.
- Claro que sí bebé, los estaremos esperando.
- Gracias, adiós - colgó.
- ¿Estás bien? - miró al colocador salir de la casa preocupado.
- Estoy bien - tomó su mano - pero platicaremos al llegar a casa.
- Claro - acaricio mi cabello confundido.

El camino fue silencioso, el rodeó mis hombros lo cual me tranquilizó, al subir al autobús una pareja de novios se nos quedó viendo, ¿esas son miradas discriminatorias?, no me gustan, no quiero hacerlo sentir mal, me separé un poco y el me miró nervioso, maldecí el momento en que empezaron a murmurar, Kageyama al notarlo tomó mi mano y me atrajo de nuevo a él.

- ¿Puedo abrazarte? - me miró a los ojos y sonrojado asentí.

El volvió a rodear mis hombros y entrelazó los dedos de nuestras manos, ese pequeño gesto me tranquilizó, si hablaron o no después no supe, porque no me interesó, y que a él tampoco era una buena señal.

Veinte minutos (Kagehina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora