Noto como mis rodillas chocan contra el suelo, suelto un quejido profundo y agarro la barra de la cocina como si fuera un salvavidas. Me incorporo, el pinchazo de la rodilla no desaparece, pero en estos instantes tengo dolores más grandes que atender.
Me iré, y él también. Desapareceremos como la niebla lo hace en un día soleado, para que pueda brillar, sin mi, para que sea feliz, sin mi.
Hago que mis brazos sujeten mi cabeza, que acunen mis sentidos para que se duerman, porque no quiero sentir nada, absolutamente nada, solo vacío. Me permito preguntarme por un segundo donde está, porque no viene a por mi, ¿Tan poco le importo? Nunca signifique nada. ¿Me está viendo tras el cristal y no tiene la mínima humanidad de venir a consolarme? El corazón me hace daño, y es que lo siento en la garganta gritando por salir y acabar con todo esto. ¿Por qué las pastillas no hacen efecto? ¿Me he tomado las pastillas acaso? ¿Dónde está Alexander? ¿Él me quiere? Él me ama, lo confesó antes.
Le di en bandeja mis sentimientos. He admitido de una vez por todas que se va a casar, le he dicho que piense en mí cuando lo haga, y eso es cruel, tan cruel como el hecho que no venga a buscarme. Por eso me reprimo, miro hacia un lado deseando verle con los brazos abiertos, anhelando un abrazo, un beso con sabor a despedida. Pero nada, no veo nada más que oscuridad.
Siento el aire entrar, todavía estoy desnuda. Presenció una desagradable vibración en mis piernas, al igual que en mis manos, y en mi maldita cabeza, que tiembla y me agobia no saber porque. Empiezo a ponerme nerviosa, y sé que algo malo va a pasar, pero que no voy a poder parar. No es un ataque de ansiedad, es algo más fuerte.
La frecuencia cardiaca aumenta, pongo dos dedos alrededor de mi muñeca y suspiro al ver la velocidad que tiene. El cuerpo se sacude en escalofríos, temo perder el control de mi misma y el miedo empieza a encontrar mis puntos débiles. Mi pecho experimenta palpitaciones irreales y por un momento siento mi cuerpo caer y sufrir un desmayo. Las náuseas llegan dos minutos después, y con ellas los calambres abdominales. Me caigo al suelo, busco con los brazos algo a lo que pueda aferrarme pero entonces un dolor agudo se apodera de mi cabeza, como si alguien la estuviera apretando con una cuerda y fuera a explotar.
Ataque de pánico, es un ataque de pánico, Elizabeth, tuviste uno cuando abortaste, casi decidiste ir al hospital porque creías que podías morir. Buscaste en tu móvil y contrastaste todos los síntomas, la taquicardia y palpitaciones, los mareos y náuseas, escalofríos, sofocos, sensaciones de peligro o fatalidad inminente, miedo a perder el control o a la muerte. Y todo te cuadro, pero no había nadie que te ayudara, solo tu.
Grito, porque de verdad siento pánico a morir, a desaparecer y perderme demasiado. Lo siento, yo no me quiero ir de verdad, solo es la ansiedad que a veces me obliga a tomar decisiones irracionales. Encojo mis piernas, y me hago un ovillo, porque temo que algo me vaya a coger los pies y me haga desvanecer. Creo que algún momento vuelvo a gritar, una y otra vez, entre las lágrimas que salen a borbotones por mis ojos. Y juro que en este momento le odio, por no ayudarme, estoy retorciéndome de dolor y él lo ignora, diría que tengo terror a que venga, porque así sería más fácil dejarle, podría echarle en cara tantas cosas que no me impediría decirle adiós. Pero cuando el dolor llega a su máximo umbral siento sus manos alrededor de mi cuerpo, y obligo a mi músculos faciales a sonreír, a hacer cualquier mueca de felicidad por mínima que sea, sin embargo me limito a respirar con fuerza.
—No puedo... —Jadeo.
—¿Qué ocurre, Beth? ¿Qué no puedes...?—Pregunta alarmado. —¿Necesitas las pastillas?
Vacilo en asentir y que todo termine, pero me quedo inmóvil, mirando el techo color crema, pensando en toda la vida que me queda por delante, y que si ahora mi corazón decidiera pararse por voluntad propia él estaría conmigo, él estaría a mi lado, y no sería tan doloroso.
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Amantes Desesperados
RomanceEl deseo acumulado y las traiciones resentidas harán que la vida de Elizabeth Taylor se sume en un caos abrumador. Dentro de un mundo de lujos y trajes caros tendrá que hacer frente a un pasado incierto y a un futuro lleno de problemas. Elizabeth in...