Veo el brillo en la mirada de Alexander, y no puedo evitar sonreír. ¿Que sea suya? Debería parecerme una locura pero es lo que deseo ahora mismo.
Bajo la cabeza y me invade la vergüenza.
-Nunca me prives de tus ojos. - Me coge de la barbilla y me levanta la cabeza- Es lo más grande que he visto en la vida.
- ¿El qué?
-Tu corazón.
Una lágrima corre por mi mejilla y me la seca con el pulgar.
Tengo miedo a sentir demasiado las cosas, porque luego el vacío es aún mayor.-No puedo. -Confieso cabizbaja.
-Si puedes, tienes que ver esto de una forma diferente.
-No necesito más problemas -murmullo cabilosa por mis palabras- No te preocupes
-No te dejaré, no ahora.
-No entiendes cómo me siento.
-Explícamelo. -Murmulla calmado.
-Las palabras no explican nada. -Me encogo de hombros y retengo el aire- No lo puedo entender, menos explicar.
-Dejame que hable por ti. Hay una chica en una habitación, que decide quedarse en un lugar muy roto y oscuro. -Dice con lentitud.
Suspiro frustrada y más lágrimas caen.
-Se queda porque ella se siente indigna, no amada. -Digo con la voz rota.
Sonrío con pesar al darme cuenta de mi realidad
-Indigna de ser amada.
-Déjame entrar en tus sombras. - Me coge las manos y me besa los nudillos. -Puede que así, juntos, logremos sacarte de ahí.
Me separo de él y me revuelvo confusa.
- ¡No quiero sentirme así! -Exclamo en su cara- De verdad que no quiero.
-A veces no es suficiente con querer.
- ¡Pues debería serlo! -Reprimo mis ganas de gritar y me trago el nudo que tengo en la garganta. -Estoy perdiendo la paciencia conmigo misma. Soy una mentirosa.
-No, no lo eres. -Dice intentando calmarme.
- ¡Sí lo soy! Me levanto por las mañanas hecha una mierda, y me obligo a sonreír. Finjo estar bien, cuando me muero por llegar a lo más oscuro de mi casa y llorar hasta ahogarme.
Llevaba demasiado tiempo aguantando. Era cuestión de tiempo que mi cabeza dijera basta, y necesitara desahogarse. Pero esta vez no me siento en paz, solo siento que estoy envenenando a la única persona que me está intentando querer.
-Me da miedo amar y que me lo arrebaten. -No está asustado ante mi ataque de nervios, está tranquilo con la mirada ausente en mí. -No lo soportaría otra vez.
-Iremos despacio, no hace falta correr cuando andando también se avanza. Tú marcaras el ritmo, Elizabeth. -Me acaricia la mejilla y yo me aferro a su tacto. -Tengo toda una vida para esperarte.
- ¿Por qué siempre hablas como si vieras un futuro juntos?
-Hay cosas que no tienen explicación. Simplemente te miro a los ojos y veo mi alma reflejada en la tuya. Como si estuviera destinado a ti, Elizabeth. Nunca había sentido esto por nadie.
- ¿Con qué eres romántico? -Digo enarcando una ceja
-¿Quién ha dicho que no lo fuera? -entrelazo mis manos con las suyas. -Anda, ven aquí.
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Amantes Desesperados
RomantikEl deseo acumulado y las traiciones resentidas harán que la vida de Elizabeth Taylor se sume en un caos abrumador. Dentro de un mundo de lujos y trajes caros tendrá que hacer frente a un pasado incierto y a un futuro lleno de problemas. Elizabeth in...