El agua de la ducha se mezcla con mis lágrimas, y hacen que me sienta perdida en un mar salado. No me he permitido llorar desconsoladamente. Es como si estuviera en estado de shock. O como cuando tienes que afrontar la pérdida de un ser querido; no puedes aceptar la realidad, y eso hace que te aferres a algo, recuerdos. Pero en mi caso recordar es más doloroso que la propia realidad. He sido estafada. La impotencia me está corrompiendo el alma.
Ni siquiera me preocupo en secarme, me envuelvo en una toalla y voy a la cocina. Abro la nevera, busco por todos lados y no encuentro la mermelada de fresa. No me puedo creer que se haya acabado, no, hoy no. La única cosa que adoro comer se ha acabado. Me llevo las manos a la cabeza y ahogo un grito de frustración.
~Mi adicción a la mermelada de fresa es de lo más sano~ me recuerdo mientras juzgo mis actos irracionales.
Recorro toda la cocina hasta llegar a la puerta de la vinoteca, la abro y bajo de dos en dos los escalones. Lafite-Rothschild 2009 es la mejor opción, este vino es caro, pero es como si bebieras un pedazo de cielo.
Subo la escalera y vuelvo a la cocina. Dejo la botella sobre la isla central y saco una copa. Voy abrir el vino, cuando me paro en seco. No, no necesito tocar el cielo, necesito vivir en el infierno, para luego poder apreciar el paraíso.
Me acerco al mini bar y saco la primera botella de Bourbon que pillo. Esto está mejor, me repito mentalmente. Cojo un vaso cortó y lo lleno hasta la mitad. Lo miro con recelo, y sin pensármelo vierto el líquido amarillo en mi boca con un movimiento rápido. Lleno el vaso y vuelvo a beber. Lleno el vaso y vuelvo a ahogarme en alcohol. Otra vez y otra más. Miro la botella y veo que esta medio vacía.
—Joderr— Maldigo para mí misma cuando el Bourbon quema mi garganta.
Me salgo a la terraza del ático, con la botella en la mano. Con suerte el viento se llevara mis penurias infantiles. Hacía tiempo que no bebía, supongo que no lo había necesitado.
Cojo mi móvil y conecto los altavoces. Shout out to My Ex resuena por toda la casa. Bailo descalza y tarareo la canción. Todo se va acelerando y siento como la adrenalina, incrementada por el alcohol, corre por mis venas.
Canto la canción a pleno pulmón. Va desapareciendo el estrés. Cargas positivas, venid a mí. Me ayudo de la botella de Bourbon como micrófono, y el aire echa hacia atrás mi pelo como si estuviera en un videoclip.
— "You'll never bring me down..."— Nunca me derribarás. Termino de cantar y me llevo la mano al pecho. Quiero comprobar que no estoy soñando.
Sonrió como una tonta y levanto las manos hacia arriba como si fuera una estrella del Pop. Saludo imaginariamente al público y me desternillo.
—Soy libre— Grito decidida— Soy Jodidamente Libre.
El vestido de Dior color vino, se ajusta a todas mis curvas. Es escandalosamente corto, no sé por qué lo compre. Pero aquí está, haciéndome sentir segura y la mujer más guapa del mundo.
Los tacones Louis Vuitton color creman le dan un toque elegante. La seda del vestido es tan cómoda, que ni siquiera la noto.
¿Es como ir desnuda? No, no lo es. Ir desnuda es un privilegio del que poco se puede gozar, y ni siquiera la seda es igualable.
Kate me ha llamado un par de veces para asegurarse de que no me echaba atrás. Mientras pasaba la borrachera en el balcón lo pensé, pensé que sería mejor quedarme en casa y castigarme mentalmente. Pero luego de decirlo en voz alta me di cuenta de lo lamentable que sonaba. Ni que estuviera divorciada y con cinco hijos a mi cargo.
Aplico el pintalabios con sumo cuidado, y con el rímel sigo el mismo procedimiento. Colorete, sombras y lista. Me miro al espejo y me guiño el ojo.
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Amantes Desesperados
RomansaEl deseo acumulado y las traiciones resentidas harán que la vida de Elizabeth Taylor se sume en un caos abrumador. Dentro de un mundo de lujos y trajes caros tendrá que hacer frente a un pasado incierto y a un futuro lleno de problemas. Elizabeth in...