Sí...

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— Gracias por cuidarlo Seth

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— Gracias por cuidarlo Seth. 

Salía de la casa de los Clearwater junto a Cerbero cuando al fin terminé con los pendientes de Forks High realmente esos días habían estado un poco difíciles, es la temporada de exámenes y no sólo los estudiantes sienten estrés, los buenos profesores también no estresamos, pero al fin habían terminado y tendrían una pequeña semana de descanso.

— Yo soy feliz de tener un compañero con la misma energía. 

Me reí al ver a mi querido perro salir de la casa de madera casi arrastrando las patas, se tiró a mis pies cuando estuvo cerca señal de que quería que lo cargara como cuando era un muy pequeño bebé. 

— Ay mi pequeño y horrendo bebé. 

Me agaché para cargarlo frente a mí logrando que Seth riera, ladró a algo detrás de mí llamando mi atención pero me di cuenta que parecía llamar a Sam. 

— Hola Lis, quiero aprovechar que estás aquí para decirte que necesito a Seth libre mañana para sus rondas matutinas. 

Asentí a Sam mientras escuchaba al muchacho suspirar con pesadez, seguramente detestaba las rondas más que Jacob, quién siempre se quejaba de ellas en la madrugada con Renesmee. 

— Bien, mañana se quedará con mis hermanos entonces, seguramente Armando extraña que lo babeen. 

Me despedí de ambos lobos con una sonrisa antes de correr con Cerbero hacía la casa, había encontrado un atajo hacía la montaña unos cuantos días antes y mi enorme bebé ya estaba acostumbrado a la velocidad que podía alcanzar sin marearse o lastimarse, cinco minutos de estar corriendo estaba en las faldas de la montaña tomando un pequeño respiro de aire puro pero no era tan puro, una muy pequeña hebra en el aire traía un fuerte aroma a rosas, quise pensar que no era nada pero la corriente de aire que pasó a mi lado junto al gruñido de advertencia de Cerbero me decía lo contrario, agudicé los oídos logrando captar esa maldita risa que me ponía los nervios de punta, hice lo que siempre, evadirlo y correr ignorando todo lo que pasara a mi alrededor, Emmett estaba en casa, si él estaba ahí me dejaría en paz o eso esperaba, pasó corriendo frente a mí haciéndome perder el equilibrio por algunos segundos , paré para ver donde estaba, estaba a no menos de dos metros de la casa, bajé a Cerbero pero mi bebé se quedó a mi lado en todo momento, me peiné intentando no gritar y perder la razón o Emmett se pondría peor de lo normal si se enteraba por mi propia voz.

 — Escucha y hazlo muy bien, se que estás en un árbol escondido como rata, te lo dije en España y te lo digo ahora, aléjate de mí o le diré a Caius, tu estúpida presencia y tu asqueroso aroma me irritan, así que lárgate. 

Una aves volaron del árbol a mi derecha y lo tomé como que al fin había desistido de estar ahí, me di la vuelta junto a Cerbero para entrar en casa y tal vez hablar con Emmett, era hora de que le contara esa parte de mi vida, mi pequeño bebé fue el primero en entrar y tirarse al sofá seguido de mí, grité a Emmett mientras me quitaba el abrigo para colgarlo en el perchero pero no obtuve respuesta. 

Para Siempre [Emmett Cullen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora