Rastreadores

28 3 0
                                    

— Debes estar exhausta, quédense aquí yo voy por el auto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Debes estar exhausta, quédense aquí yo voy por el auto.

Elizabeth asintió a su novio dejando un casto beso en sus labios, Ivanna y Klaus estaban pendientes de su entorno por si alguien los espiaba desde ese pequeño momento pero no pudieron encontrar nada más que delicioso aroma a sangre fresca por todas partes, pero habían prometido no atacar a nadie en la zona, beberían del refrigerador de la vampiro semi-vegetariana hasta que se fueran de ahí.

— Grande, Fuerte, Caballeroso y Atento, mujer como lo dejes escapar te asesino.

Elizabeth rio por la broma de Ivanna intentando devolvérsela pero Emmett ya estaba frente a ellos, le dio una mirada que significaba que aquello no se quedaría así antes de subir al asiento del copiloto, pero Elizabeth aún tenía que darles algunos por menores.

— Aparte del aroma normal de los Cullen y mi familia, está el territorio de los lobos, no tenemos permitido entrar ahí aún pero estoy segura que él no se atrevería a entrar, siempre le ha tenido un pánico enorme a los perros.

Ivanna vio a su esposo sin entender una parte de la historia, a pesar de que Elizabeth también era su amiga no la conocía demasiado, la vampira siempre había sido reservada con sus cosas, y aquella parecía ser una de las cosas que se reservaba para ella pero en esta ocasión sería de ayuda saberlo.

— Parece que conoces bien a quién es el que te está persiguiendo.

Elizabeth suspiró sabiendo lo que deseaban saber y sí, tenía algo con ella que probablemente los ayudaría un poco más que su aroma, de la guantera del jeep sacó un viejo dibujo de carboncillo, él último que hizo de su hermano y ex-pareja, Nadia lo había puesto ahí porque sabía que lo necesitaría, ella lo había guardado por si acaso antes de que su hermana quemara todo lo que le perteneciera que estaba en su habitación.

— Este es su rostro, estoy segura que sigue casi igual, pocas cosas puede cambiar de su propio aspecto.

Ivanna se lo pasó a su esposo y este lo inspeccionó más a fondo, intentando buscar en su memoria aquel rostro pero no podía reconocerlo de ninguna parte importante para él, le devolvió el dibujo a su esposa y esta hizo lo mismo mientras que Klaus se encargaba de recopilar el resto.

— ¿Algo importante sobre sus dones que debamos saber?

Elizabeth asintió mientras que Emmett se concentraba en la música que ella había puesto para no tomar el papel con el rostro del imbécil que estaba molestando a su mujer y romperlo en mil pedazos como lo haría con la cara del tipo cuando lo encontrara.

— Si, pero es mejor decírselos cuando estemos con el resto para que todos estén enterados de sus condiciones, será más fácil si todos conocemos la información.

Emmett siguió conduciendo como un loco por la carretera, pero su novia ya estaba acostumbrada a la velocidad que él podía tomar en el camino de Seattle a Forks, más porque muy pocas personas solían transitarlo. Llegaron al camino de Forks en menos de dos horas, como la primera vez que llegó los lobos estaban corriendo al lado de la vereda, escondidos por la maleza pero sus ojos podían verlos a la perfección.

Para Siempre [Emmett Cullen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora