Un último intento

16 2 0
                                    

-¿Estás segura de que puedes ir sola?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Estás segura de que puedes ir sola?

Al fin el final de aquella tortura comenzaba a verse un horizonte, cada día más cerca de al fin regresar con su esposo y hacerse cargo de su boda, junto a su hermana y su cuñada y por supuesto disfrutar del resto de su eternidad al lado del amor de su vida, Elizabeth comenzaba a alistarse para salir a dar una vuelta por el jardín de Volterra.

-Erick, no iré fuera del castillo, iré al jardín, es de noche y hay vampiros vigilando siempre, no va a pasar nada si nos separamos por un rato.

Elizabeth tomó sus zapatillas para pasarlas por sus pies, antes de intentar salir, pero por supuesto Erick se interpuso en el camino tan rápido como pudo haciendo a su hermana tropezar con sus propios pies.

-Me sentiría mejor si alguien te acompaña.

Elizabeth rodó los ojos antes de fijar su vista en un punto de la pared, una única persona se le vino a la mente y esperaba que estuviera desocupada en ese momento.

- Bien puedo llamar a Rosalie si es que insistes tanto.

El vampiro asintió antes de desaparecer por la puerta, Elizabeth se quedó quieta en un intento de comprender que planeaba su hermano pero no tenía las fuerzas para hacerlo en ese momento, pero aprovecharía el momento para huir de la habitación, no necesitaba apurar su salida hacía el jardín, quería recorrer aquellos pasillos en calma una última vez, caminó con tranquilidad cruzándose con Marcus en el camino.

- putin obraznic (pequeña traviesa)

Elizabeth sonrió para ir a abrazar al vampiro mayor, escondiéndose entre su túnica como lo hacía cada que tenía la oportunidad.

- Sólo unos días más, mi pequeña guerrera, aunque me temo que el desenlace no será nada tranquilo, aunque eso ya lo sabes.

Elizabeth no necesitaba de hablar con aquel vampiro, siempre sabía qué decirle para hacerla sentir mucho mejor, inclusive llegaba a pensar que tenía un don escondido, no era normal que siempre supiera lo que estaba pensando.

-Vine preparada para todo, sé que tendré que tomar decisiones importantes, pero por mi felicidad haría cualquier cosa.

Marcus la vio con ojos brillantes, le recordaba mucho a como él había sido en su juventud, actitudes de las que apenas había sombras después de tantos siglos, por eso le había tomado cariño, esa terquedad y valentía lo hacían verla como una hija, lo hacían tener cariño por ella.

- Esa es mi pequeña guerrera, tienes que tener la mente fría, ve a relajarte, escuche a Caius ordenar que mantuvieran a Theodore en su habitación hasta la mañana así que no te molestará.

Elizabeth asintió dejando un beso en el pecho del rey vampiro antes de soltarlo, le dio una reverencia antes de correr a velocidad vampiro algunos metros hasta llegar a la sala de biblioteca, se quedó en la puerta unos segundos antes de empujarla para poder entrar, el aroma de los libros era predominante en el lugar mezclado con el sándalo que Aro solía prender cuando estaba ahí, a la vampira siempre le gustó el lugar, era tranquilo y Marcus solía dejarla sentarse en su puesto en la gran mesa del lugar, había muchos libros en la mesa, esparcidos por cada una de las esquinas, por encima podía ver títulos en latín, francés e italiano, muchos escritos por vampiros para ellos y sus investigaciones personales sobre cómo actuar con ciertos tipos de vampiros. 

Para Siempre [Emmett Cullen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora