11. La arena, el mar. Un comienzo.

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Paramos en un puesto ambulante y pedimos 2 botellines de cerveza y una pizza al funghi a medias. Cuando tenemos todo, me guía hasta una calle a oscuras.

-Dan, ¿a dónde vamos?

-Tranquila, no voy a matarte ni nada.- me mira y se ríe.

Le pego en el brazo y me río. Me saca a una plaza que cuando me fijo...

-La Fontana di Trevi...- está iluminada por focos y apenas tiene gente alrededor. Me indica un banco y nos sentamos.- Dan, que bonito...

-La verdad que si es preciosa...-bebe del botellín y me mira. Entre los focos y la luz de la luna, sus ojos se han tornado a un marrón claro. Nos terminamos la pizza y las cervezas, y nos levantamos.- ¿Estas preparada?- me vuelve a coger la mano y tira calle abajo. Llega a una moto y se para.

-No me puedo montar.- le señalo mi vestido y se ríe. Pone sus manos en mi cintura, y con un movimiento me sienta de lado en la moto. Me pasa un casco negro y se pone el suyo.

Cantante, motero, camarero, tiene ojazos, alto... Me estoy enchochando como dice Carlos.

-Agárrate.- me aferro a su cintura y arranca. Tiene el abdomen duro, y su camisa tiene un olor muy rico.- Luego conduces tú.

-¡Ni de broma!- digo riéndome contra su espalda. Aparca y me ayuda a bajarme. Llegamos hasta una playa de arena fina, y agua con la Luna reflejada. Me siento en la arena, y Dan a mi lado hace lo mismo. Suspiro y cierro los ojos. Vuelvo a abrirlos y veo a Dan quitándose la camisa de pie. Su pecho queda al descubierto. Tiene una frase y una serpiente representando el pecado. Los brazos tienen dibujos salteados, mientras que su espalda está totalmente ocupada por diversos tatuajes. Se desabrocha los pantalones...Oh no...

-¿Qué haces?- le digo mientras se los termina de quitar. Dios mio...Mamma mia...Oh my god... Va en bóxer blanco y se le nota...

-¿Tu qué crees, pequeña?- me dedica su media sonrisa y va hasta el agua. Se sumerge y sale a la superficie espolvoreando su pelo.- ¡Vente!

-No, mi madre siempre decía que no era...- me oigo a mí misma y hago un mohín. A tomar por culo.

Me levanto y me quito los botines. Me desato el nudo del cuello y mi vestido cae a la arena. Dan me mira con los ojos como platos y sonríe, por primera vez, completamente. Menos mal que voy con un sujetador de encaje negro sin tirantes y su tanga compañero. El agua roza mis pies, y un escalofrío me recorre la espalda. Está calentita, y en calma, solo con pequeñas olas que mecen. Me adentro y voy hasta Dan. Me tiende la mano y me acerca más a él. Pone sus manos en mi culo y lo alza hasta engancharme a él. Lo miro y me rodeo a su cuello para no caerme. Mi corazón empieza a latir desembocado, y mi mente solo tiene espacio para un nombre. Dan.

-Se te ha corrido el maquillaje.- dice pasando sus pulgares por la cuenca de mis ojos. Yo adentro mi mano en su pelo y se lo acaricio. De repente, un bulto amenaza justo donde está mi culo. Mi punto, empieza a palpitar. Nos miramos. Dan tiene las pupilas dilatadas, y yo noto un pellizco en el pecho.

-Me voy a salir ya, tengo frío.- me separo de él y salgo a la orilla. Él también sale detrás, para darme una de las toallas que se ha traído. Estamos de pie, uno frente al otro.

-Marlena...-mira al mar y luego a mi.- ¿Cómo puede ser que te conozca de días, y no sales de mi cabeza?

-No lo sé...-miro al mar y luego a él.- A mí me pasa igual, Dan.

Como si fuera aparecido el espíritu santo detrás mía, Dan abre los ojos como platos.

-Bueno, vámonos ya.- empieza a vestirse, y yo hago lo mismo.

Vamos en silencio todo el trayecto. Incómodos. Llegamos hasta mi portal y aparca. Nos bajamos y me acompaña hasta la puerta.

-Muchas gracias por esta noche.- le doy un beso en la mejilla, la cual sigue húmeda.

Me adentro al portal y subo casi corriendo a mi casa. Me desmaquillo, me pongo un sujetador rosa palo de encaje con tanga a conjunto, y mi camisón negro (una camiseta de Kiss xxl de cuando era adolescente). Me hago mi moño deshecho y me tumbo en la cama. Estoy durmiendo cuando de repente llaman al timbre. Como la puerta no tiene mirilla, la abro un poco.

-¿Dan?- abro la puerta por completo y lo veo justo de pie frente a mi puerta aún mojado.- ¿Qué pa...?

Me calla cuando estampa su boca contra la mía. Sus labios son húmedos y cálidos a la vez, que colisionan con los míos fríos. Me separo y lo miro con los ojos muy abiertos. Cierro la puerta y vuelvo a mirarlo. Me coge como un koala y vuelve a lanzarse. Estaba vez dejo que su lengua acaricie la mía, quien la recibe complacida. Tiene un sabor a menta y un toque ligero a tabaco. Sus manos se posan en mi culo, que aprieta cuando introduzco mis manos en su pelo y pego un pequeño tirón. Ambos soltamos un pequeño gemido, aún pegados. Empiezo a desabrocharle la camisa, que cae al suelo en un instante. Le acaricio el pecho, cuando nos separamos. Mira mis labios (intactos de maquillaje porque es fijo, gracias a Lorena que me dio ese tip) y se muerde los suyos. Empiezo a darle besos en el cuello y me para.

-Marlena...

-No sales de mi puta cabeza ni en sueños desde que te vi. Cada vez que fumas, y atrapas el cigarro entre tus labios deseo ser él. ¿Tú no sientes...?

Me calla besándome de manera salvaje. Lo guio hasta mi dormitorio y cuando llegamos me tira a la cama. Me quita la camiseta y suelta un gruñido ronco y profundo. Desabrocho el botón de su pantalón y me deshago de él. Una erección despierta debajo del bóxer blanco. Dan cae sobre mi, y empezamos a besarnos. Ágil me quita el sujetador y lo tira al suelo. Me coge una teta y empieza a masajearla mientras succiona el pezón de la otra. Mis gemidos chocan contra las paredes de mi habitación acompasados de los gruñidos de Dan. Se despega y nos miramos. Con una mano apoyada en el colchón, me quita la goma del pelo y me suelta el pelo. Sin que se lo espere doy la vuelta y me pongo encima de él. Mi pelo roza su dorso cuando empiezo a rozarme contra su erección. Dan pone los ojos en blanco y empieza a gemir. Unos gemidos roncos y profundos.

-No...pa...para...- dice entrecortado. Jadeando se levanta y saca una tira de 3 condones de su pantalón. Vuelve a la cama y me quita el tanga lentamente. Lo huele y lo tira. Estoy húmeda no, lo siguiente. Le quito el bóxer y lo tiro junto a mi tanga. Dios mío... ¿19 cm? Es verdad lo que dicen de los italianos dios... Ni idea pero su polla es la perfecta. Ni delgada ni gorda. Se va a poner el condón pero se lo arrebato. Me lo pongo en la boca y se coloco hasta el fondo.

-Ostia...-jadea él. Colocado, me da la vuelta y de un empujón se cuela en mi interior. Los dos gemimos y jadeamos. Entra y sale. Acelera y ralentiza. Nos corremos a la vez. Gemimos que nos queremos. Y nos besamos diciendo que esto solo es el comienzo.

Lo que se llevó el mar (1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora