Habían pasado 3 meses desde que no la veía. Cuando entró al apartamento con ese vestido negro que se pegaba a sus curvas, y su pelo salvaje cayéndole por su cintura, el corazón me volvió a latir. (Además de mi querido amiguito, al ver esos pechos y curvas envueltas en esa fina tela negra). Estos meses de atrás, no había parado, y mi fama había aumentado. ¿Cómo mi vida pudo cambiar de sentido tan rápido? Casi todas las semanas daba conciertos, acudía a programas de televisión, me reunía con discográficas, e incluso recogí un premio a mejor cantante revelación. Por las noches eran las fiestas, emborrachándome e incluso hubo una noche que llegué a consumir de nuevo drogas. Pero se me vino a la mente Marlena. Sola. Entonces no volví a hacerlo. ¿Privacidad? Apenas tengo ya. Cada vez que salía de los hoteles, me fotografiaban. O cuando salía de bares y discotecas, notaba algún que otro flash a mi espalda. Los conciertos eran una pasada, siempre estaban llenos y eufóricos. Pero cuando Vera me llamó diciendo que si iba a volver por las fiestas, volví. Me dijeron que las llamara antes porque querían hacerle una sorpresa a mi pequeña. Por lo que me ha dicho en el sofá, esta tomando ansiolíticos por lo que le pasó con ese hombre y Vera y Bella, le han ayudado mucho. Me siento como una mierda por no haberla ayudado o haber estado ahí, pero ahora que estaba económicamente mejor, iba a darle todo lo que se merecía. Miro a mi lado, y veo como su cabeza está ligeramente apoyada en mi hombro. Me giro y le doy un beso. Te he echado tanto de menos pequeña...Y te quiero tanto...
- Ya hemos llegado señor Ricci.- anuncia el chófer.
- Gracias Jules.- me bajo por la puerta y corro hasta abrirle a Marlena.
- Muchas gracias.- me dice sonriendo. Vamos hasta la puerta del restaurante. Un salón enorme con cristaleras y lámparas muy elegantes. Marlena me mira y me sonríe levemente.- Te quiero...Pero quiero que sepas que aunque me lleves al sitio más lujoso te sigo queriendo como los meses atrás.
- Yo también...- le cojo la barbilla y le doy un beso en sus labios. Noto como un paparazzi nos echa una foto. Tiro de Marlena hasta dentro del restaurante con un gruñido. A mi que me molesten lo que quieran, pero a ella ni que la roce el viento. Nos sentamos en una mesa con una vela en medio y nos sirven a ambos vino blanco. Pedimos una pizza de albahaca y distintos quesos con un aceite de ajo. También un risotto con champiñones y bacon. Disfruto viendo como ella lo hace. Cada vez que introduce una cucharada de arroz en sus mullidos labios, sus ojos se voltean levemente y suelta un gemido. Me río y le doy una servilleta.
-Tienes salsa de risotto por toda la boca.- ella se sonroja y me quita la servilleta.- ¿Por qué estas tan callada?
- No sé, te veo...distinto...- sus ojos azules se clavan en mi. Le cojo la mano y me la llevo a los labios.
- Te quiero incluso más, y lo único que ha cambiado es que por fin he cumplido mi sueño Marlena. Sobretodo es mucho mejor, porque tu estas a mi lado pequeña...¿No te alegras por mi?
- Claro que si me alegro idiota.- dice enfadada.- Lo que pasa es que te he echado tanto de menos, que no me acostumbré a estar sin ti...Lloraba durante horas Dan, apenas podía pensar en otra cosa que no fueras tú...Creía que no ibas a volver...
Veo como una pequeña lágrima rueda por su mejilla sonrosada por la calefacción del restaurante. Me levanto de la silla y me arrodillo a su lado. Con mi pulgar se la limpio y sus ojos se vuelven a mi.
-Yo...Lo siento tanto...No quería dejarte sola pero...- digo apoyando su frente con la mía.
- Chss...- me manda a callar.- Tu sueño se esta cumpliendo, amor. Y yo aunque no te acompañe a todos lados, estoy presente.- me señala mi corazón y sonríe.- Aquí.
- Y siempre lo estarás.- le doy un beso y acto seguido, un abrazo.
Terminamos al poco tiempo, y vamos hasta fuera donde Jules nos espera con la limusina. Nos lleva al apartamento, y al subir la estampo contra la pared.
-¿Crees que no he echado de menos tu cuerpo?- me acerco a su cara a tan solo unos milímetros de sus labios.- ¿Y tu a mi? La manera en la que hago que tu cuerpo reaccione a mi, la manera en la que te follo, o cuando dejo besos en ese punto que tan solo tú y yo sabemos...
Noto como su respiración se ha alterado, y sus labios se han hinchado por la excitación. Sus manos me quitan la chaqueta, y sus manos desabrochan mi camisa con rapidez. Yo le deslizo la cremallera, dejándola en un sujetador negro balconette y una braguita a conjunto. Me lanzo a sus pechos, cuales lamo y dejo besos sobre ellos provocándoles que su piel se erice. Ella me desabrocha los pantalones y deja que me quede con tan solo mis bóxer negros (y una erección obvia). La cojo en brazos y la llevo hasta la cama, donde la tumbo despacio. Le suelto el pelo y acaricio su cara. Esos ojos llenos de deseo, sus labios hinchados y entreabiertos que dejan salir su respiración entrecortada...Dios Marlena, me vuelves loco... Me deshago de su sujetador seguido de sus braguitas. Ella me arrebata los bóxer y coge un preservativo de la mesilla. Me lo pongo, y sin ataduras, entro en ella de un empujón. Sus gemidos dios...La manera en la que mueve un poco su pelvis para seguir mi ritmo...Puta y diosa Marlena...
-Anhelaba esto...- digo jadeando contra su cuello.- Come gimes cuando...cuando te penetro...
- ...Da...Dan...- dice ella entre pequeños gemidos.
Noto como sus piernas empiezan a temblar, así que aumento el ritmo. Nos besamos dejando que nuestras lenguas se acaricien y callen nuestros gemidos y jadeos desesperados. Ella se va al segundo, y yo tras dar dos estacadas más, me uno con ella. Me deshago del condón, y vuelvo a tumbarme con ella. Se acurruca en mi pecho y le acaricio el pelo mientras le canto la canción que va para ella. My little girl.
- Te he echado de menos Dan...- besa mi pecho y noto como su respiración se ralentiza.
- Yo mucho más pequeña...Yo más...- le doy un beso en la frente y cierro los ojos.
'Ella es la luz de mi oscuridad. Ella es la luz de la esperanza en la tempestad. Ella es mi pequeña...'
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Lo que se llevó el mar (1).
Teen FictionMarlena es una chica que vive en el centro de Madrid. A sus 25 años trabaja en la empresa familiar. Sus rutinas son básicas y aburridas, pero todo cambia gracias a un ascenso del trabajo que hace que se desplace hasta Roma. Casi que muere atropellad...