04: My own story

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A.B.O!!
Isekai, con +18
Katsudeku!!

Disfruten!!!

(...)

Yamikumo suspiró profundamente mientas tomaba los papeles entre sus manos y los acomodaba, después los dejó al lado de su escritorio apagando la laptop que tenía allí para su aburrido trabajo de oficina.

Sonrió recordando que un buen libro lo esperaba en su apartamento, era lo único que lo mantenía cuerdo en ese mundo de mierda, perderse en esas bellas palabras que lo llevaba a mundos increíbles e imposibles.

Caminó hasta la oficina de su jefe, llevándose regaños tras regaños, el solo podía agachar la cabeza un poco mientras que su superior le regañaba constantemente.

"Que fastidio".

Su mente era una gran masa gris, que casualmente miraba el mundo gris. ¿Qué era el más que un beta en esa estúpida sociedad?, Solo trabajando para estúpidos alfas que nunca verían su potencial en nada.

Al llegar a su hogar solitario dejó su maletín en la primera silla que encontró, se quitó los zapatos y el saco de su traje barato. Fue a la cocina solo para hacer unos fideos instantáneos, comió y después se fue a su habitación.

Había apagado todas las luces ya que le gustaba leer solamente cuando no tenía nada más que hacer, se sentía tan fastidiado ni ganas de tomar un baño quería. Así que solo se metió en su cama con la lámpara encendida en su mesita de noche y tomó su libro.

Era el último de una saga de tres con un título de "crónica de amores", algo cursi para la retorcida historia que se producía dentro de esas páginas. Yamikumo leyó hasta que lo terminó, lo que fue en poco tiempo ya que lo tenía más de medio leído.

Un sabor algo amargo se presentó en su paladar.

"Si yo fuera él no hubiera hecho eso y solo hubiera disfrutado de mi vida sin preocupaciones".

Pensó con deseo y algo de tristeza, de verdad que quería estar en un mundo en el que se leía en ese libro y ser algo más que un simple obrero beta.

El de cabellos oscuros bostezó con sueño, dejando que sus ojos se cerraran, aún teniendo el cuaderno sobre su pecho. Dejó que Morfeo lo llevase hacia su país.

(...)

Cuando se removió sintió algo diferente, las sábanas de su cama eran más suaves de lo que recordaba, inclusive se sentía más descansado y eso era extraño, ya que siempre se levantaba con dolores hasta en parte donde nunca llegaba el sol.

Al abrir los ojos lentamente se dió cuenta de un par de cosas, la primera era que no estaba en su habitación, lo segundo era que las cosas parecían no ser de su época.

¿Desde cuando tenía una chimenea en su habitación?

-¡Amo Izuku, es hora de despertar!- los ojos del cabellos oscuros se abrieron por la sorpresa-. ¡Buenos días!, ¿Ha dormido bien?

Vió como mujeres vestidas con atuendo de sirvientas entraron en la habitación, eran como cinco y no sabía que responder exactamente así que dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

-Sí he dormido bien...- respondió a duras penas, las damas lo sacaron de la cama y le hicieron una rutina mañanera que duró una hora, o al menos eso pudo calcular.

Le bañaron, cepillaron, pusieron crema en su piel, le hicieron vestir ropa bonita, le colocaron joyas y maquillaje. Al final cuando todo acabó pudo verse en un espejo y su boca se secó, en el reflejo podía ver a un chico de cabellos verdes igual que sus ojos, pecas y una piel tan blanca y delicada que podía ser porcelana.

Aventuras Katsudeku. (One shorts+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora