Aventuras Katsudeku. (One shorts+18)

25: Pirates.

⚠️ Advertencia ⚠️
Au pirata.
Deku príncipe Omega, Katsuki pirata alfa.
Matrimonio arreglado, leve abuso y Smut.

Este one shorts fue encargado por Lulú, espero que te guste preciosa. ✨✨

(...)

La última vez que Izuku miró a Katsuki en persona fue cuando tenía diez años.
Estaban en los embarcaderos del reino y el rubio estaba por partir hacia más adentro, sus padres eran comerciantes importantes y tenían que estar viajando de vez en cuando. Pero esta vez, Izuku no sabía cuándo volvería a ver a su mejor amigo, su único amigo de verdad desde que tenía memoria.

—Vas a volver un día de estos ¿Verdad? —el pequeño pecoso le preguntó al rubio, éste le sonrió de forma engreída como siempre, aparentando que no le afectaba mucho el hecho de que se iba a ir lejos sin saber cuánto tiempo iba a durar eso.

—¿¡Pero qué dices tonto Deku!? Yo tendría que estar bastante aburrido como para venir, ya veremos si me alcanza el tiempo. —Katsuki dijo sin quitar esa sonrisa de su rostro, e Izuku trató de sonreír también, sabía que el rubio estaba mintiendo, él no quería irse, pero no le quedaba de otra.

—Te voy a extrañar Kacchan, —Izuki dijo acercándose para abrazarlo—, prometo que siempre estaré sentado todas las tardes en la ventana de mi habitación que da vista al mar para verte llegar.

El abrazo de Izuku fue correspondido, aunque duró poco, Katsuki se separó algo tembloroso, le miró y asintió, después de eso el rubio se fue con sus padres y terminaron de despedirse. El pecoso supo que aunque Katsuki no le respondió a lo último que le dijo, sus ojos algo llorosos le hicieron una promesa también.

"Volveré por ti."

Cuando el barco de los Bakugou partió, el pecoso lloró en las faldas de su madre toda esa tarde, la reina Inko también estaba bastante triste al despedirse de una buena amiga y casi hermana así que lo acompañó en su dolor.

Desde ese día Izuku se estuvo sentando en la enorme ventana de su habitación, tomaba la almohada más cómoda que podía encontrar y se quedaba allí, miraba el océano y los barcos que llegaban al puerto o se iban hasta caer la noche.

Lo estuvo haciendo durante una semana, aún cuando su pequeño corazón se partió en dos al escuchar una conversación a escondidas de las sirvientas que limpiaban el lugar, el pecoso había salido de su habitación una tarde después de haberse quedado dormido por accidente mientras esperaba.

—¿Has escuchado lo que pasó con los Bakugou, Mizu? —la mención del apellido de su mejor amigo hizo que el pecoso se detuviera curioso y algo temeroso de lo que estaba por venir—, dos días después de haber salido del puerto una enorme tormenta hundió su barco.

—¡Imposible! ¡¿Pudieron rescatarlos!? ¿¡Están bien?! —el corazón de Izuku se aceleró lleno de dolor y sus ojos habían comenzado a picar poniéndose borrosos.

—¡Shhhh! Baja la voz, —una de las sirvientas habló bajo—, los han estado buscando desde que no llegaron al otro país hace un par de días, pero creo que ya es tarde, no ha habido rastros de nadie.

—No puede ser, —Izuku para ese punto sintió como sus pequeñas manos estaban temblando y sus ojos derramaban lágrimas—, y el pequeño príncipe que siempre espera al joven Katsuki sentado en la ventana por las tardes, pobrecito.

—Es una pena y su dulce corazón se partiría en mil pedazos si se enterase, por eso la reina Inko ordenó que nadie le dijera una palabra del tema, ella no quiere que Izuku lo sepa todavía… —el pecoso no necesitó oír más, se fue de allí de vuelta a su habitación y se tiró sobre su cama para esconderse bajo sus mantas.