Capítulo 7

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Orion:

Por fin podía usar mis poderes, ya no me sentía indefenso.

Estábamos cara a cara, pero él ni se inmutó. De sus manos empezó a emanar su aura azul marino, procedió a atacarme con ráfagas cortantes utilizando el agua de la playa con un simple movimiento de dedos. Como si hacer ese tipo de ataques fuera tan fácil como respirar.

Esquivé las ráfagas lo más rápido que pude. Noté como una sonrisa se le formó debajo de la capucha. Se estaba burlando de mí.

Mis manos brillaron debido a que mi aura se estaba proyectando, me concentré lo suficiente, y logré crear dos discos gigantes de fuego como si fueran sierras eléctricas y las dirigí con toda la fuerza que tenía hacia él. Pero al encapuchado azul solo le bastó con chasquear sus dedos, para que al instante un muro de agua lo protegiera.

El muro desapareció junto con él, me puse en posición defensiva mirando hacia todos lados. Alerta de cualquier ataque.

En el mar de la playa se formó un remolino gigantesco, de ahí emergió el encapuchado azul, levitando sobre el agua.

Sus ojos destellaban con fuerza un color azul marino aterrador. Sus manos extendidas hacia los lados mostrando una pose de superioridad y divinidad. Comenzó a girar en círculos, elevándose a grandes alturas atrayendo el agua a su alrededor formando un súper torbellino de agua. Cuando estuvo por fin a una gran altura, juntó sus dos manos y vociferó:

—Aqua.

Extendió con fuerza sus brazos hacia los lados y toda el agua que atrajo, se expandió como una súper onda que se dirigió con fuerza hacia mí. Instintivamente me cubrí con mis brazos y susurré:

—Ignis.

Un halo de fuego me protegió de la onda de agua, con mucha dificultad.
Cuando bajé los brazos miré hacia el cielo y vislumbré cómo de una manera sobrenatural las nubes se volvieron grises, haciendo que el cielo se viera tétrico.

Comenzó a llover como en un huracán, logré ver cómo el encapuchado azul empezó a emanar con más intensidad su aura.

Eso no era bueno, mientras más intensa el aura, más grande era la fuerza del usuario. Empezó a hacer una serie de extraños movimientos con sus brazos y el agua a su alrededor comenzó a tomar la forma de gigantescas agujas de agua.

Tenía que llevarlo a un lugar donde no hubiera tanta agua a su alcance, así tendría un poco de ventaja. Así que lo primero que se me ocurrió fue correr hacia el bosque de la isla, para que me persiguiera y así alejarlo del agua de la playa.

Corrí lo más rápido que pude, perdiéndome entre las palmeras y a la vez protegiéndome de las agujas de agua que él lanzaba contra mí.

Volteé a ver hacia él, pero no estaba corriendo; sino que atrajo el agua con él, surfeando sobre ella mientras me perseguía.


***

Jade:

—¡¿Dónde diablos está Orion?! —les grité a los chicos, mientras peleaba con uno de los Futabasaurios.

Extendí mi cola hacia él para ahorcarlo, pero no le hizo nada porque recordé que ellos tenían el cuello muy largo y grueso.

¡No mal piensen, sucios!

Continué peleando, y el estúpido trató de morderme. Esquivé su mordida, pero luego trató de golpearme la cadera con su cola.

«Eso sí que no».

Automáticamente lo fulminé con la mirada.

—Escúchame con atención, porquería. Grítame, insúltame, pero con mi cadera no, animal. —Invoqué varias algas venenosas con mi herbaquinesis, dirigiéndolas hacia sus ojos y aletas.

Planeta Mesozoico: Período Triásico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora