Jade:
Los Alfas pusieron a cargo de la misión a un sargento que me acompañaría junto a un grupo de soldados que se encargarían de brindarme protección mientras yo rastreaba a la Eoraptor.
—¿Ya la encontraste?
Max no paraba de hacerme esa pregunta una y otra vez como un niño malcriado. Mi estrés estaba llegando a tal punto que yo le iba a dar las nalgadas que nunca recibió en su infancia.
—No.
Más cortante no pude sonar, estaba tratando de concentrarme lo suficiente para sentir el rastro; pero me resultaba muy difícil al estar en el centro de la ciudad buscándola con mi hermano sacándome de quicio.
Lo amo, pero en ese momento estaba invocando a la asesina que llevaba dentro, lo mataría si no cerraba el pico de una vez.
El rastro me terminó llevando a la calle del hambre, el montón de puestos de comida alrededor me incitaban a entrar y tragar como una camionera. Los exquisitos olores mezclados en el aire provocaron que la tentación fuera más fuerte que mi capacidad de razonamiento.
—¿A dónde vas? —preguntó Ben.
Me di vuelta y le respondí:
—No puedo concentrarme con el estómago vacío —expliqué, señalando lo obvio—. Así que tendrán que esperar a que mamá sacie su hambre.
Al entrar al local acabé con cualquier rastro de comida en ese lugar. Los dueños quedaron impactados por mi voracidad. Aunque no se podían quejar, casi me dejaron en bancarrota con esos precios. En fin, con el estómago finalmente lleno seguí con la búsqueda. Esa desgraciada no sabía lo que le esperaba.
El rastro nos llevó a uno de los bulevares de la ciudad. Al final de los árboles había una estatua del Alfa Draven, el abuelo de Orion.
Me detuve un momento, confundida.
—¿Qué te pasa? —preguntó Max— ¿Por qué te detuviste?
—El rastro termina aquí —señalé a la estatua con mi dedo. Me quedé pensando por un momento, hasta que algo hizo clic en mi cabeza y volteé a mirar a los soldados que eran Geomancers—. Muevan las estatuas —les ordené.
Ellos me miraron confundidos, pero al final obedecieron. Ejercieron control sobre ellas y las movieron como si no pesaran ni un gramo, dejando a la vista una entrada subterránea.
Bingo.
El rastro había regresado, podía sentirlo nuevamente. Algo en la estatua me impidió sentirlo.
Habíamos llamado la atención del público. Todos se amontonaron alrededor de nosotros tratando de averiguar qué era lo que estábamos haciendo.
El sargento a cargo de la misión ordenó a varios de sus hombres controlar a la muchedumbre. Escuché cómo un montón de idiotas comenzaron a atacar a los soldados con un montón de preguntas. No transcurrieron ni tres minutos cuando la prensa llegó a meterse donde no debía.
Yo quería ser famosa, pero no así.
—Entremos de una vez antes de que terminemos en la primera plana. —Los chicos asintieron con la cabeza.
Fuimos entrando uno por uno mientras dos soldados se quedaron afuera calmando a la chismosa multitud.
A medida que nos fuimos deslizando por la entrada, las ganas de repartir golpes a cualquier miembro de la hermandad que nos pudiéramos encontrar aumentaban.
Era todo un túnel subterráneo. Demasiado evidente que fue hecho con geoquinesis. El lugar era iluminado por unas capsulas que en su interior contenían energía lumínica. Se podrán imaginar lo intenso que iluminaban todo el lugar.
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Planeta Mesozoico: Período Triásico ©
Fantasy¿Nunca te has imaginado cómo sería un mundo gobernado por dinosaurios? Uno en el que el asteroide no los hubiera extinguido, sino que los hubiera hecho evolucionar, otorgándoles poderes elementales. Un mundo cuya sociedad estuviera dividida en tres...