Capítulo 8

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Jade:

El ambiente cambió por completo en el momento que el asesino entró a la bóveda, sus ojos podían intimidar hasta a la bestia más despiadada. La llegada del Cryomancer nos paralizó hasta las células.

Pude notar que debajo de la capucha se estaba formando una sonrisa llena de malicia al darse cuenta del terror que nos infligía. Ninguno de nosotros tenía la voluntad suficiente para argumentar alguna palabra.

Nunca pensé que alguien en este mundo tuviera la capacidad para hacerme sentir tanto miedo con su sola presencia.

El silencio no duró mucho, ya que el causante de nuestro terror decidió hablar.

—Iré al grano, entréguenme la llave y los dejaré vivir.

Estaba loco si pensaba que cometeríamos semejante estupidez. Iba a contestar, pero antes de poder pronunciar una sola palabra, una onda de choque de agua impactó sobre el encapuchado tomándolo por sorpresa. Fijé mi vista en el príncipe Nerus, quien había sido el causante del ataque. Este fue directo al encapuchado iniciando una pelea cuerpo a cuerpo, pero el de ojos amarillos fue más ágil y esquivó cada uno de los golpes del príncipe como si nada. Este siguió esquivando hasta que tomó la aleta del príncipe, fracturándola con su cola.

El grito del príncipe fue desgarrador, pero eso al encapuchado no le bastó y clavó una de sus dagas en el abdomen del príncipe, provocándole una gran herida. El pobre terminó en el piso y la sangre se hizo presente, mezclándose con el agua.

El líquido rojo no paraba de brotar y el pobre comenzó a agonizar. En ese momento, el miedo se esfumó y fuimos directo hacia el encapuchado.

El Alfa fue a donde estaba su hijo para hacer presión en la herida y frenar la hemorragia, mientras Ben y yo nos encargábamos del Cryomancer.

Ben invocó unas cuantas rocas gigantes y las dirigió directo al encapuchado, pero este las esquivo de una manera impecable. Se acercó a Ben y ambos empezaron a combatir cuerpo a cuerpo.

El de ojos amarillos lanzaba golpe tras golpe y Ben con dificultad los bloqueaba, traté de atacar al encapuchado por la espalda, pero antes de poder acertar un golpe una especie de energía azul celeste proveniente del encapuchado me empujó lejos de él.

Impacté fuertemente contra la pared, golpeándome la columna y terminar retorciéndome en el suelo por el dolor. 

Traté de levantarme, pero estaba muy adolorida. Sin embargo, eso no significó que me daría por vencida. Así que finalmente me puse de pie y en voz baja pronuncié.

—Herba —Cinco semillas aparecieron en mi mano y las lancé contra el encapuchado—. ¡Despierten!

Las semillas brillaron para luego transformarse en cinco gólems de hierba. Se dirigieron hacia él dispuestos a atacarlo. El mencionado volteó a ver a los gólems y con solo chasquear sus dedos la energía azul celeste de su aura nos mandó a volar a Ben y a mí.

El Anquilosaurio impactó contra la pared recibiendo un fuerte golpe en la cabeza. Fui rápidamente hacia él para ver si estaba bien, pero se levantó rápido del suelo. Aún podía pelear, aunque pude notar que la sangre se hizo presente en la parte trasera de su cabeza, no pareció importarle, así que fuimos contra el encapuchado. Sin poder creerlo, el miserable eliminó a tres de mis gólems con solo sus dagas, las cuales utilizó para destruir el núcleo de energía que estaba en el pecho de cada uno.

Eso hizo que un dolor desgarrador me invadiera el cuerpo y me debilitara un poco. Cada gólem que creaba estaba conectado a mí, y si uno de ellos era destruido, me afectaba.

Ben lo notó y trató de ayudarme, pero yo no me permitiría mostrar debilidad. No en ese momento. Así que respiré hondo y potencié la fuerza de los gólems restantes. Era arriesgado lo que acababa de hacer, pero estaba dispuesta a hacer lo que sea para impedir que el encapuchado tomara la llave.

Planeta Mesozoico: Período Triásico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora