Capítulo 29

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El día del sol negro, parte 1.
El ascenso del marqués.

Orion:

En Mesozoia, muchos saurios temían a los eclipses.

El eclipse solar era visto como una puerta para que la oscuridad dentro de cada uno de nosotros superara a nuestra luz interna. Mientras que el eclipse lunar, lo veían como señal de que muchas almas sufrirían una abominable y dolorosa muerte.

Otros decían que cada que ocurría un eclipse —fuese solar o lunar—, Eclipsion estaba más cerca de escapar del infierno, y poder cumplir su deseo de transformar los rayos de luz en oscuridad eterna, y convertir el azul de las aguas en el carmesí de la sangre.

Nadie estaba seguro de qué ocurriría exactamente durante el eclipse, pero sin importar lo aterrador que podría ser, lucharía hasta el final para poder derrotar a Trex.

Mi entrenamiento con Tundra había dado buenos resultados. Mi fuerza y dominio elemental se habían perfeccionado. Mi conexión con Draco mejoró bastante, al punto de que ya podía comunicarse conmigo más tiempo sin agotarse o ausentarse. Aún no había logrado recuperar su memoria por completo; pero nuestro avance fue extraordinario. Tundra dijo que si seguía así, pronto sería un primigenio pleno.

En cuanto a mi fuego sagrado, eso era otra historia.

Por fin podía generarlo y manipularlo a voluntad, pero la amplificación elemental consumía demasiado mi aura. Me agotaba demasiado al utilizarla y eso era un gran problema, ya que pronto iniciaría el combate que decidiría el destino de Mesozoia. Lo que antes era un día de celebración para recibir al siguiente Alfa del reino, se convirtió en una especie de juicio macabro en el que los saurios esperarían atemorizados su condena.

Los nervios me carcomían por dentro. Todos confiaban en mí, no podía fallarles.

«Además, tu vida está en riesgo. Tu amado hermano no dudará en matarte».

Draco como siempre encontrando la manera de hacerme sentir mejor.

Días antes de que el momento finalmente llegara, la hermandad apareció en la ciudad. Ahí nos demostraron que la creatividad, precisión y disciplina era algo fundamental para ellos.

Habían preparado un gran escenario para la batalla.

Un centenar de sus Geomancers utilizaron su geoquinesis para crear un inmenso coliseo de roca en menos de tres horas. Los ingenieros y arquitectos de Mesozoia se retorcieron desde las entrañas al ver semejante obra.

Todos los saurios en la ciudad quedaron impresionados al ver el resultado.

La hermandad se encargó por completo de informar a todos en el reino de lo que estaba por suceder, decoraron el coliseo entero para nuestra batalla. No repararon en gastos lo que para ellos era su coronación. El ascenso del marqués de las sombras.

Prepararon todo para que simplemente lo único que tuviera que hacer yo fuese llegar y pelear contra mi hermano.

Solo faltaban horas para que yo saliera del palacio junto a los chicos.

Estaba teniendo mi último entrenamiento con Tundra y los nervios no me permitían concentrarme, solo podía pensar en mi inminente derrota.

«¿Por qué tengo que ser tan negativo?», pensé.

Les juro que la presión que sentía encima de mí era sofocadora. Saber que un simple error que cometiera costaría la vida de muchos me atormentaba por completo.

Y no podía recibir la ayuda de nadie, porque no debían interferir en el combate y también estaba el hecho de que los Alfas y todos los soldados junto a Tundra se encargarían de proteger el palacio.

Planeta Mesozoico: Período Triásico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora