Rings (Ziam)

40.

—Pueden releer o leer escuchando las canciones que nombro, así se ponen en un leve contexto.

Liam se había mudado por completo a su casa, habían dividido el armario en dos, la mitad de Zayn y la mitad de Liam, y un pequeño espacio para la ropa que uno le robaba al otro.

Solo trajo un par de cuadros, Liam con su familia, cuando estaba niño, y un cuadro junto a Louis, adicionando una selfie en la que obligó al moreno a tomarse juntos frente al edificio.

Zayn aceptó fingiendo molestia pero la sonrisa genuina en la foto demostraba lo contrario.

—Te queda bien el blanco y negro— Susurró poniendo el cuadro en la chimenea, ahora apagada gracias al verano infernal.

—A mi todo me queda bien—Sonrió sacando una risa de Liam— Es broma, te ves muy bien ¿Lo sabes no?

—Me veo bien porque estoy contigo— Volteó y abrazó a su novio, su novio como le gustaba esas dos palabras.

—¿Feliz eh?— Picoteo sus labios mientras sonreía— También me haces feliz, muy muy feliz.

—Demuestralo— Inicio un beso lento, sin prisa, solo disfrutando la escencia del otro, abriendo sus labios moviendolos al mismo ritmo, uno suave y delicioso, delineando su labio inferior con su lengua, desvelando un leve jadeo del moreno.

—¿Listo para la fiesta?—Susurró sin querer despegarse de su cuerpo.

—Ajá— Respondió perdido, deseando otro beso aún así fuera pequeño.

—¿Quieres hacer algo antes?—Sonrió con picardía, masajeando levemente su cintura.

—Ajá—Murmuró pegando su pecho y sus labios de nuevo a la anatomía del castaño, sonriendo cuando las manos de este bajaron a sus piernas levantandolo del suelo, pegándole a la pared en un golpe de deseo.

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—¿Que te parece?—Modeló frente al castaño que estaba sentado en la cama.

—Te luce—Susurró—Te queda bien el café— Se levantó a organizar el cabello sedoso de su novio—Está largo, me encanta.

—Me lo dejaré un tiempo—Besó sus labios—Me gusta.

—Me voy a vestir, te amo, diviértete.

Asintió—¿Hasta media noche?— Hizo un puchero.

Liam se sintió conmovido—Hasta media noche nos vemos amor— Sonrió viéndolo dudar— Vete antes de que te arranque el traje.

Carcajeó saliendo de la habitación, caminó hasta el garaje que ahora guardaba dos autos, el suyo y el de Liam, sintió mariposas en el estómago, era como si su casa y su vida tuvieran el espacio perfecto para que Liam lo llenara.

Subió esperando a que el motor se calentara, abrió la puerta y arrancó en busca del rizado de ojos verdes.

Fue un camino rápido, le molestaba el tráfico así que se iba entre calles, cuando llegó marcó al teléfono de su amigo, quien dijo que le diera cinco minutos.

Ya iban 20.

Rodó los ojos volviendo a llamar, pero escuchó el timbre cerca de su auto así que colgó, cuando el rizado entro en su camioneta.

Sonrojado, agitado y despeinado.

No había ni que preguntar.