— ¡Hermanito, ya es hora! ¡Levantate! llegarás tarde a la escuela — se escuchó tras la puerta de manera insistente — Hermano ¿estás ahí? — preguntó, apoyando por un segundo su oído en la madera.
Hoyó a lo lejos como algo se removía haciendo un leve sonido, el cual se disipó ante una voz rasposa.
— Karen — escuchó desde adentro del cuarto — no voy a ir hoy ¿de acuerdo? Sé una buena chica y no faltes tú.
La castaña infló sus mejillas en señal de molestia y cruzó sus brazos mirando la puerta. Lamentablemente no era tan extraño que su hermano quisiera saltarse las clases, pero a veces encontraba injusto que le dijera que ella fuera una alumna estrella y él no daba el ejemplo.
— Pues si tu no vas, tampoco iré — añadió la chica molesta — también quiero faltar.
Ante sus palabras, escuchó como dentro de la habitación había movimiento y tan sólo en un par de segundos, vio aparecer detrás de la puerta la figura de su hermano.
Lo único que atinó a hacer, fue observarle con los ojos abiertos de par en par, pues algo en él lucía muy mal. Tenía unas grandes ojeras debajo de sus ojos y el rostro cansado, se veía pálido y parecía como si no hubiera pegado un ojo en toda la noche. De alguna manera, percibió un aura melancólica que no era capaz de comprender.
— Tú no pequeña porque estas hecha para cosas grandes, no como yo — le sonrío — eres la única McCormick rescatable dentro de esta familia.
Karen pasó por alto ese comentario al seguir analizando a su hermano. Sabía que probablemente estaría metiendo la nariz donde no debía, pero necesitaba preguntar.
— Hermanito — le llamó con un tono preocupado — ¿Qué te paso? — le interrogó.
Kenny la miró extrañado.
— ¿Por qué preguntas?
— No me gusta cómo te ves — añadió.
— Pues no deberías decir eso teniendo un hermano tan guapo — bromeó tratando de ampliar su sonrisa, pero volvió a ponerse serio al ver que Karen continuaba mirándolo con semblante severo.
— Sabes que no me refiero a eso — bajó la mirada unos instantes y luego la volvió a posar en él — estas triste ¿verdad?
El mayor la miró con sorpresa y sólo por un segundo arrugó la nariz haciendo una mueca extraña. Alejó su mirada de ella y trató de enfatizar una sonrisa.
— ¿De dónde sacas eso Karen? — le preguntó intentando sonar gracioso — yo estoy bien, no hay por qué preocuparse.
— Me estas mintiendo — decretó firmemente la castaña — y no entiendo por qué — llevó sus ojos tristes al piso — nunca me quieres decir las cosas.
Y sí, Kenny nunca se las quería decir. Él siempre veló porque Karen tuviera una buena vida, lejos de preocupaciones a pesar de la disfuncional familia que tenía. Por ella nació Mysterion y por ella luchaba por salir adelante, así que era ilógico que quisiera traspasarle sus problemas a ella. Un gran paso ya había dado con decirle lo de Butters, pero eso no quería decir que ahora fuera a cargarla con lo que había sucedido recientemente. Sin duda Karen se estaba preocupando y él odiaba hacerle sentir aquello, por lo que rápidamente debía dejar de lucir débil y transparente ante esos ojos aniñados.
— Escúchame pequeña — le llamó con semblante serio, mientras ponía una mano en su hombro — agradezco que te preocupes por mí, pero no pasa nada ¿de acuerdo? No me gusta que te pongas triste por creer que yo me siento así.
— No es eso, es sólo que tu tratas de cargar con todo y no me ves como un apoyo — añadió — ya no soy una niña pequeña, también te puedo ayudar.
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¿Solo curiosidad por ti?
RomanceKenny Mccormick es un chico de 17 años reconocido por ser el galán de la escuela y al cual nunca le ha faltado con quien ligar, pero ¿Qué pasa si tras un incidente comienzas a notar más a tu compañero de clase? Después de salvar a Butters como Myste...