Capítulo 23: Mi verdad

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Kenny y Butters no volvieron a ser vistos ese día. El segundo escapó por la entrada principal apenas tuvo la oportunidad y de Kenny ningún rastro quedó.

Hacer la hora en el parque lo llenaba de culpa, pero fue su escapatoria para evitar preguntas por llegar a casa temprano. Aún quedaban un par de horas antes de que pudiera ir a esconderse a su habitación, las cuales usó sólo para torturarse un poco más.

Su vida, sus sentimientos, su cabeza y su estómago compartían la misma sensación de revoltijo. De ahora en adelante no sabía que sería de él, en especial por la situación escolar y por el enmascarado. Ni idea de si él ya se había enterado de todo lo ocurrido a estas alturas, pero en el fondo sólo deseaba que no. Quería que de su boca saliera todo lo ocurrido esa mañana para que no le llegaran rumores mal formulados, además de que tenía unos deseos incontrolables de pedirle disculpas por no reaccionar adecuadamente. No sabía si Mysterion esta vez sería capaz de dejar pasar una situación así, pues se había puesto en la mira de todos ante un error garrafal de sólo un segundo.

Esa idea le hizo apretar sus ojos con desesperación y un par de lágrimas le humedecieron sus ojos. Intentó controlarse para no caer nuevamente en el llanto y alzó su mirada al cielo rogando porque ese manto azul tapado de nubes en ese instante, pronto se volviera completamente oscuro y así trajera consigo la llegada de la persona que más deseaba ver en esos momentos para calmar su agitado corazón.

Escondido tras un árbol, le observó sólo un par de segundos y apretando fuertemente sus dientes, decidió alejarse. Sabía que Leo evadiría su casa por lo ocurrido. Él, que corría con la "suerte" de tener esa clase de "padres", podía volver a su casa a la hora que fuera sin ser interrogado, como sucedería en este caso, pero alejarse de Leo, no le quitaba en lo absoluto el pesar alojado en su pecho. Hoy sabía que sería uno de los días más decisivos dentro de su vida, pues no sólo pondría en peligro la identidad de su faceta enmascarada al mostrársela a alguien más, sino que también estaba poniendo en riesgo el lograr tener algo con una persona que por primera vez realmente le interesa. Porque sí, el rechazo bajo las circunstancias dadas era prácticamente seguro.

Aún con esa idea en mente, le fue imposible flaquear ante la decisión que ya había tomado. Estaba harto de engañar y dañar, tanto a Leo, como a él mismo, pues no estaba siendo transparente ni siquiera con su propio sentir al tener que contenerse a su lado como Kenny. Era absolutamente esperable que el chico le pidiera que por favor nunca más se le acercara después de lo que se hablaría esta noche, pero sabe que, sin chistar, lo aceptaría.

En ese momento, se imaginó el mar de emociones que se apoderarían de él cuando llegara la hora de la verdad, pero ciertamente no fue capaz de dimensionar los malestares que se manifestaron en su cuerpo, cuando por fin se hubo hallado frente a frente ante la morada de los Stotch.

Eran las 23:30 horas y él permanecía escondido tras el follaje de un arbusto frente al domicilio desde las 22:00. El aire se le iba tan sólo al pensar en volver a verle y enfrentarse ante tal acontecimiento. Se sentía un completo cobarde al sentir deseos de huir, pero no se doblegó ante ese fuerte impulso, sino que lo utilizó a favor para por fin decidirse a entrar de una vez.

Antes de realizar cualquier movimiento, observó con detalle los alrededores de la casa, por supuesto queriendo evitar ser nuevamente visto por alguien, en especial por Cartman. Y vaya sorpresa, arrugó notoriamente el entrecejo al encontrar agazapado, a una distancia prudente tras un árbol, a una figura regordeta que parecía sumamente atento a lo que sucediera en la casa Stotch.

Realmente no había que ser un genio para imaginar de quien se trataba y que es lo que buscaba: Erick Cartman en busca de evidencias para comprobar el escándalo que había armado esa mañana en la escuela.

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