Esa mañana en South Park se presentó memorablemente fría a diferencia de otros días. Las ventanas empañadas reflejaban lo que allí afuera esperaba a quien sea que se atreviera a salir, pero al ser un día hábil donde tocaba ir a la escuela, era difícil zafarse de aquel día. Los ánimos había que hacérselos y efectivamente tenían que estar, sólo que la comodidad de la cama hacia que las cosas fueran más complicadas.
La comodidad en la cual se veía envuelta aquel chico de rubia cabellera, demostraba lo ajeno que se encontraba a la realidad. La luz que entraba por su habitación con intensidad, quería despertarle y hacerle ver que éstas ya no eran horas para seguir durmiendo, no al menos en un día de escuela. Si él estuviera despierto, probablemente no tendría aquel rostro tan apacible, menos aun sabiendo que está considerablemente atrasado con su hora habitual para levantarse.
Aquel silencio relajante, fue abruptamente roto gracias a la puerta de su habitación siendo abierta con violencia. Detrás de ella apareció un molesto hombre indignado por la tranquilidad que mostraba aquél bajo las mantas. De prisa se acercó y con su mano, agitó el durmiente cuerpo, viendo como el chico despertaba de manera brusca.
— ¡Butters! ¡¿Qué crees que haces aun durmiendo?! ¡Ya son las ocho y tú hora de entrada es a las 8:30 jovencito irresponsable! — increpó el mayor mientras veía como su hijo intentaba despabilarse.
Y vaya que logró su cometido. Con su rostro envuelto en pánico, el chico saltó hábilmente desde su lecho para ir en dirección al cuarto de baño. Pidió las disculpas correspondientes a su padre en el camino y de prisa abrió la regadera para tomar una ducha. Su padre echó un vistazo en la dirección en la que se había ido y pronto se decidió a salir de la habitación, mientras hacia un gesto de negación con su cabeza «ya iba tiempo sin que se atrasara» pensó, así que por hoy se la dejaría pasar.
Al cabo de 5 minutos, Butters apareció tras la puerta del cuarto de baño, aun bastante mojado por la reciente ducha. No le dio importancia a secarse muy bien y rápidamente se colocó su habitual tenida, mientras intentaba acomodar su cabello frente al espejo. Se observó a sí mismo y no pudo evitar regañarse mentalmente por quedarse dormido, aunque, sabía que aquello había ocurrido por haberse desvelado durante la noche. ¿Quién fue el causante de eso? Pues sí, justo él, Mysterion.
Siempre en su corazón se asentaba tal calidez cuando le veía, que últimamente esa sensación le duraba toda la noche y le impedía dormir, pues no dejaba de pensar y fantasear con él, con respecto a su rostro, su rutina y su vida en general. ¿Llegará el momento en que el chico decida decirle quién es? Pues esperaba ansiosamente que sí, pero no le presionaría para que hiciera aquello.
Una vez ya listo, miró la hora en su reloj sobre la mesita de noche y para su mala suerte, ya eran las 8:25 am. Tomó su mochila de prisa y bajó las escaleras mientras se despedía fugazmente de sus padres.
Por primera vez, después de mucho tiempo, iba corriendo en dirección a la escuela. Aquello era algo que en verdad odiaba, pues prefería tomar el fresco y despejar la mente antes de llegar al salón, pero claramente hoy no sería el día. Respiró un poco más aliviado al ver que las puertas de entrada aún permanecían abiertas, pero no por eso se detuvo, sino que, al contrario, continuó su carrera tan ensimismado que incluso no fue capaz de notar como Kenny iba entrando a la escuela al mismo tiempo que él, sólo que quedó olvidado tras suyo ante su evidente carrera.
Kenny sorprendido le vio pasar e inevitablemente le siguió con la mirada. La desesperación que mostraba en su rostro al parecer por llegar tarde, le arrancó una linda sonrisa, era tan adorable. Trató de seguirle disimuladamente el paso al chico y notó como daba el último suspiro de alivio al conseguir ya estar dentro. Dios, de verdad quería acercársele para hablar con él, pero sabía que luego de lo de ayer, no era una buena idea. Quizás tomar cierta distancia sería mejor para enfriar las cosas, no sólo por cómo el chico podría reaccionar, sino que también era importante que él asumiera su nuevo rol como Kenny; no ser más que sólo un amigo.
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¿Solo curiosidad por ti?
RomanceKenny Mccormick es un chico de 17 años reconocido por ser el galán de la escuela y al cual nunca le ha faltado con quien ligar, pero ¿Qué pasa si tras un incidente comienzas a notar más a tu compañero de clase? Después de salvar a Butters como Myste...