Capitulo 5: Sucesos inesperados

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Kenny desde la azotea escuchó el desagradable sonido del timbre. Sabía que era hora de entrar a clases pero ni la más mínima gana tenía de ir. Continuó fumando su cigarrillo calmadamente. Chasqueó la lengua al recordar que sus cosas aún estaban en el salón, debió haber tenido la idea de recogerlas antes de que fuera la hora de clases, así se podría haber marchado cuando los vigilantes de la puerta de entrada se descuidaran. Suspiró. En fin, ya no lo había hecho, solo debería esperar hasta que fuera la hora de la salida.

Permaneció allí un tiempo, sin muchas ganas de moverse. Sintió como algo frío tocó su cara y miró hacia el cielo. Notó que habían comenzado a caer pequeños copos de nieve. Cerró sus ojos comenzando a sentir el frío.

Así era en South Park, podía haber sol por la mañana, pero en la tarde comenzaba a nevar. La nieve se podía dejar caer en cualquier momento y es por ello que generalmente había nieve acumulada por todos los rincones del pueblo, haciendo que el clima sea bastante frío cotidianamente. Una brisa helada chocó contra su cara. Aquello le provocó un escalofrío, pero también le causó una sensación relajante.

Sabía que ya era hora de bajar de allí, de lo contrario quedaría cubierto de nieve y se pasaría de frío. Así que sin mucho ánimo apagó su cigarrillo, se paró y se dirigió a la puerta que lo llevaba a los pasillos de la escuela. Al cerrar la puerta y dejar atrás el frío que había en la azotea, pudo inmediatamente percibir la calidez que le otorgaba aquel espacio cerrado. Miró la escalera frente a él, la cual lo conducía hacia los pisos de más abajo donde se hallaban los salones. No quería pasar por allí, ya que de seguro le llamarían la atención por andar fuera en horario de clases, por lo que decidió que la mejor idea era permanecer en ese pequeño piso en un costado, oculto. Así que sin más, se dirigió al lado izquierdo de aquel lugar y se sentó en el suelo cerrando sus ojos. Lo único malo de aquello, es que no podía fumar en ese lugar.

El sonido de unos pasos acercándose por la escalera llamo su atención  y lo hizo girar su rostro en dirección de dónde provenía el sonido. Su vista chocó con la de una chica con la que casualmente él había estado anteriormente en uno de sus amoríos, la cual al parecer también no tenía ni la más mínima intención de ir a clases.

Ella al verlo se sorprendió, pero inmediatamente le sonrió algo coqueta y él por supuesto devolvió el gesto de la misma manera.

—¿Saltándose las clases Sr McCormick? — preguntó la chica manteniendo la sonrisa aproximándose al rubio.

— Así es preciosa — contestó el rubio con el mismo gesto — veo que tú pensaste lo mismo — comentó algo divertido el ojiazul.

La chica se rió bajito traviesamente a modo de respuesta, y una vez estuvo frente a Kenny se arrodilló a su altura sonriente. Tomándose libertades, la chica se acercó a su rostro y lo besó cerca de la comisura de sus labios a lo cual simplemente él sonrió. Kenny la miró analizándola por un instante.

Aquella chica tenía muy buenos senos y una cintura delgada, totalmente su tipo. La vez anterior que había estado con ella se la pasó bien, por eso resultaba perfecta para llevar a cabo la decisión que había tomado por la mañana. Si quería tener sexo, ella le venía perfecta.

Miró con atención aquel lugar, cerciorándose de que se encontrara vacío. Para su suerte, el lugar estaba desolado debido a que todos se encontraban en clases en esos momentos. Aquello le resultaba perfecto, por lo que decidió comenzar a mostrarle sus intenciones a aquella chica de una manera bastante directa. Apoyo una mano a la cintura de ella y lentamente comenzó a bajarla, hasta llegar a tocar suavemente su trasero. La muchacha solo se sorprendió por un instante ante aquella acción, pero  luego de eso, inmediatamente le entregó una sonrisa cómplice al rubio, captando al instante lo que éste le proponía.

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