Capítulo 33 final: Total y pleno tú

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Recomendación de canción para cap: "Tú" - Noelia


Aquel día, en la pequeña ciudad de South Park, parecía que todo marchaba como siempre. Los copos de nieve caían, los adultos trabajaban o paseaban, los perros ladraban, los niños reían y el frío hacía sonrojar sus pequeñas mejillas.

Sólo era un día más en la poca agitada vida de ese lugar. Nadie esperaba nada, nadie lo veía especial, a excepción claro, de un par de chicos sobre aquel lecho.

Ese día sentían que sus vidas, estaban a punto de experimentar un cambio trascendental. Sus besos desenfrenados y aquellas caricias pobladas de deseo les trazaban la ruta de uno de los hitos más importantes que vivirían en sus jóvenes vidas.

Las cortinas se habían cerrado y a la puerta del cuarto, se le había puesto el debido pestillo, solo por sentir mayor seguridad y la comodidad tan necesaria para este tipo de casos.

Suspiros, besos y cuerpos acalorados, inundaron de esquina a esquina aquella habitación. Uno, enloquecido por su primera vez y el otro, por estar con el chico de sus sueños.

Amar a un chico, quizás sea más retador y excitante que hacerlo con una chica, al menos ese era el pensamiento que se asentó en la cabeza de Kenneth.

Tras su último comentario lascivo, Butters simplemente le dio un tierno beso en su mejilla a forma de invitación. Se quedó embobado al ver esos celestes ojos brillosos de deseo. No entendía como Leopold podía combinar tan bien su sensualidad con su inocencia de una forma tan natural que no podía compararla con ninguna de sus conquistas anteriores.

Y eso justamente era lo que más le gustaba. Sacar su polera y besar su pecho, era de otro planeta. Besar sus pezones y ver esos sonidos sensuales salir de la boca del chico, lo enloquecía. Sus manos con deseo se perdieron en la espalda de su acompañante y acariciaron cada centímetro que le fue permitido. Sus dedos ardían y la suave piel lo incitaba a besarla. Y lo hizo. El cuello del chico resultó ser su mejor idea, pues luego de enloquecerlo con su pecho, volvió a aquella zona que tantos recuerdos le traía. Esa marca que hizo él, pero que camufló con Mysterion, hoy era libre de aparecer bajo su mando. Con orgullo miró como la zona se enrojecía y aquello lo regocijó.

El corazón parecía con deseos de escapar de su pecho. Besar a Leo con esas ansias y ser correspondido con la misma intensidad, era digno de acabar con su cordura. Sus mejillas sonrojadas y esos ojos fuertemente apretados pasaban a ser a cada segundo, su imagen predilecta.

Sus cuerpos se rozaban, pero él sabía que había demasiado interrupción en ese contacto. Se separó de aquel beso para quitarse su propia playera y sentado sobre las piernas de Leo, lo observó. ¿Ese ángel era real? Sus ojos se entrecerraron y sus mejillas se tornaron rojas. No lo entendía, definitivamente no. ¿Por qué el calor de su pecho era más intenso que el de su entrepierna? El estómago se le llenó de hormiguitas y deseó con todas sus fuerzas verlo en completa desnudez.

Cada uno de sus movimientos trataba de hacerlo tan lento como fuera posible. Su mayor anhelo era disfrutar de cada momento y con detenimiento ver cada reacción.

Solo con poner su mano en su estómago, Leo abrió sus ojos y le envió una mirada sumisa. Con esa reacción, le fue inevitable querer volver a sentir su piel y dándose todas las libertades posibles, acercó sus labios a la parte baja de su ombligo.

Ese sonido que escapó de esos labios, le hizo temblar el alma. Continuó con su tarea al mismo tiempo que bajaba sus pantalones y su ropa interior. No hubo necesidad de admitir que estaba absolutamente satisfecho con ver aparecer la intimidad de Butters. La impresión de la experiencia anterior no fue compartida en esta ocasión, pues una tonta sonrisa se escapó de sus labios al reconocer sus deseos de tocarlo.

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