Capitulo 2 : Primera visita

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Al día siguiente, Kenny se despertó un poco antes de que sonara su despertador. Con frecuencia le solía pasar aquel molesto suceso ya que su sueño era bastante ligero y  nunca podía llegar a dormir profundamente por más que lo quisiera. Pero, aunque ya estuviera despierto, la pereza por levantarse nunca desaparecía, por lo que era la misma historia de siempre.

Sin mucho ánimo tuvo que levantarse y comenzar a arreglarse para ir a clases. Lo bueno es que al ser un chico, solo en un par de minutos ya estaba listo, por lo que no tardó nada en tomar su mochila, salir de casa y comenzar a encaminarse rumbo a la escuela. Mientras salía por la puerta principal, se dio cuenta que iba mucho más temprano de lo habitual, por lo que decidió tomarse su tiempo en llegar a su destino.

Mientras caminaba, levantó su vista y sus ojos se toparon con las casas que se encontraban al otro lado de la calle, una tras otra. Era gracioso reconocer a los dueños de cada una sólo con verlas, lo cual demostraba cual era la suerte al vivir en un lugar tan pequeño. Pero su atención se fijó en una en particular, aquella casa en la cual él había estado el día de ayer. Al verla no pudo evitar sonreír casi de forma traviesa, ya que todo aquello le brindaba algo de adrenalina, como a un niño con juguete nuevo. Sabía de sobra que todo aquello que hacia era algo malvado ya que el propósito simplemente era para quitarse su egoísta curiosidad.... ¡Pero Vamos! Tampoco es para tanto, él planea que sea una raya en el agua, no quiere enamorar a Butters ni nada de eso, solo quiere ver el lado desconocido de aquel chico; el morbo que siente por eso supera con creces lo que sea que pensara su conciencia.

Mientras continuaba su camino sin despegar su mirada de la casa, se vio sorprendido al ver cómo la puerta de la entrada principal se habría, dejando ver a un chico de cabellos rubios brillantes y sweater celeste.

« Mierda » pensó. Justo él que quería hacer que todo fuera natural y después de anoche se le aparecía a primera hora frente a la casa...si claro, muy listo de su parte. Pero la dura verdad es que realmente sí era sólo una coincidencia, la cual solo debía saber sobrellevar de forma inteligente.

Butters por su parte, totalmente ajeno a la presencia del otro chico, cerró la puerta tras de sí tranquilamente. Esto sólo fue antes de escuchar aquella voz que lo hizo sobresaltarse.

— Hey Butters, buenos días — pronuncio el rubio mayor con una sonrisa haciendo girar al ojiceleste hacia él, el cual quedó sorprendido de verlo allí ya que nunca antes se habían topado, suceso que lo hizo realmente feliz.

— Ho-hola Kenny — saludó el menor mientras se acercaba al rubio — que coincidencia, no sabía que fueras tan temprano a la escuela — bajo un poco su mirada.

— Bueno de hecho no suelo hacerlo, solo hoy salí un poco antes de casa — dijo kenny mientras comenzaba a caminar junto a Butters.

— Ah ya veo, también hoy salí un poco antes de lo habitual — le sonrío.

En el transcurso del camino a la escuela fueron hablando de cosas triviales, de hecho era una conversación bastante agradable. El que más hablaba era Kenny, quien le contaba un par de anécdotas que había vivido junto a los otros chicos. Butters más que todo se dedicaba a escuchar aquellas entretenidas historias, limitándose a hacer comentarios sobre alguna de éstas y sonreír ante lo graciosas que algunas resultaban ser.

A Kenny por su parte, le gustaba hacer reír al otro rubio sin motivo aparente, por lo que no pudo evitar ser exagerado con algunos sucesos de algunas historias. De alguna forma podía decir que le agradaba bastante tener la atención que ahora le prestaba aquel chico.

Un par de minutos pasaron y de tan entretenidos que estaban, no notaron el momento en que ya habían llegado a la entrada de la escuela. Todo el trayecto hasta el salón de clases hubiera sido igual de entretenido que el que habían compartido desde sus casas, claro, sino hubiera sido por aquellas voces femeninas y chillonas que comenzaron a llamar e ir en dirección al rubio mayor.

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