¿Solo curiosidad por ti?

Capítulo 32: Por fin llego a ti

Tras la partida de Tammy, Kenny se mantuvo sosteniendo la muñeca de Butters mientras veía el auto alejarse. Podía sentir el temblor del chico a través de eso pequeño contacto y aquello sólo le aceleraba el corazón.

"Estoy enamorado de ti"

Apretó los ojos con la conmoción recorriéndole el cuerpo, sintiendo una calidez ahogante en el pecho, a pesar de que hasta ese minuto nadie se había atrevido a hablar de nuevo.

Despacio, volvió su vista a Butters y encontró su niveo rostro opacado por la angustia. Su situación era tan tensa que sentía que si lo llegaba a soltar Leo se le esfumaría y definitivamente ese de transformaría en el fin de ese sueño.

—    K-Kenny...— «esa dulce voz» pensó, mientras sentía como sus oídos se inundaban de ella — yo...yo lo siento mucho — se disculpó el menor manteniendo la mirada baja — fui un egoísta y un tonto. Tú deberías estar con ella y no aquí conmigo — trató de sonreír — solo vine a causarte problemas con ideas absurdas que...

Un dedo que se posó sorpresivamente sobre su boca, le hizo callar de inmediato cualquier cosa que pensara en decir. Inevitablemente sus ojos dieron con los de Kenny, quien volvió a mostrar ese rostro compungido de antes. Solo era un contacto simple que mantenían entre ellos, pero por alguna razón sus corazones palpitaron demasiado fuerte.

—    Leo — esa voz que solía encontrar tan seductora al llamarlo, ahora le pareció  increíblemente medrosa — ¿quieres decirme que viniste hasta aquí y dijiste todas esas cosas solo por "ideas absurdas" que dices haber tenido? — la pregunta no sonaba para nada acusadora, más bien parecía decepcionada — ¿o es que acaso ahora soy un loco que imagina cosas? — con una sonrisa pesada en su boca, miró directamente a los ojos del chico — dime Leo — continuo diciendo, mientras pasaba los dedos que mantenía en los labios contrarios, a la mejilla ajena con una suave caricia — ¿de verdad lo que dijiste no es verdad?

Butters se quedó embobado por aquel roce y lo cercano que se había vuelto el rostro de Kenny repentinamente. Podía parecer un atrevimiento, pero lo que más deseó en ese momento fue acortar esa pequeña distancia existente entre ellos, al igual que lo quiso hacer cuando vio a Kenny partir con aquella chica.

En aquella ocasión...realmente pensó en dejar las cosas en manos del destino, pero le fue imposible detener la avalancha de pensamientos que lo atormentaban con resultados que, a viva voz, lo harían infeliz. Ya había aceptado un futuro junto a él a pesar de todo lo ocurrido, y el tiempo y sufrimiento que le había causado el camino a esa conclusión había sido demasiado complejo como para permitir que todo se esfumara.

En ese momento supo que el único que podía hacer un movimiento era él. Kenny ya había hecho todo y luego de prometer alejarse, no haría nada más, por obvias razones. El sentimiento de pérdida que aquello le causó acabó por impulsarlo a una decisión espontánea que se salía bastante de sus principios. Huyó del salón tan pronto como pudo y se escapó nuevamente por la puerta principal. Su carrera acabó al hallar el lujoso auto de la chica y tras escuchar aquella "propuesta" su mente se nubló y acabó por revelar su propio escondite.

Leopold Stotch no era así. No era impulsivo ni mucho menos rebelde, jamás desacataría una orden o incumpliría con sus labores escolares, nunca pensaría en interrumpir una conversación, ni menos lo haría por celos...sino fuera, porque ese Leopold, hace meses, venía cambiando. Su vida ya había dado un giro enorme que lo había envuelto en un vórtice de emociones que día a día, para bien o para mal, le habían traído emoción a su vida. Ese chico frente a él, que ahora le miraba con esos ojos que mostraban incertidumbre por su anhelada respuesta, le había mostrado una parte de lo que es "querer vivir la vida", más allá de lo tragicómico que pudo resultar todo.