Peeta
Me limpio la harina de las manos con un trapo, y miro el reloj de manecillas que está en la pared de la cocina.
Las cinco de la tarde. Hora de irme.
Veo que Matt, mi hermano mayor, también está alistándose para irse. Ambos estamos casados, y como ya tenemos nuestra propia casa, nuestros padres nos dejan salir una hora antes del horario habitual.
El único que no se ha casado, es Ryan, y como sigue viviendo con nuestros padres, se queda más tarde para cerrar la panadería y limpiar.
—¿Ya te vas también? —me pregunta Matt, mientras se pone la chamarra.
—Sabes que sí —le sonrío—. Ya estoy casado, ¿lo olvidas?
Él me corresponde la sonrisa.
—¿Y para cuando los hijos? —guarda un poco del pan que no se vendió en una bolsa de papel, y lo imito—. Aiden necesita un primo para jugar. Porque ni de chiste tendrá un hermano.
—No hablarás enserio —le digo, y salimos por la puerta de la cocina—. Amber y yo nos casamos hace seis meses.
—Con mayor razón —cruzamos la calle—. Los primeros meses de casados son lo único que vale la pena del matrimonio. Ya después vienen las decepciones.
Lo dudo. En mi caso, las decepciones llegaron antes.
—Amber es quien quiere hijos —regreso al tema —. Pero yo creo que aún es demasiado pronto.
—No te culpo, con los niños sólo vienen los problemas. Pero mamá se muere por una nieta —dice—. Si de por sí adora a Amber, si le dan una niña, capaz y la hace a ella su hija y se olvida de nosotros.
—Lo sé —intento sonreír.
Un par de cuadras después, nos despedimos, y me dirijo a casa. Donde seguramente Amber me espera.
Abro la puerta, y cuelgo la chamarra en el perchero.
—¿Peeta? —escucho su voz desde la cocina.
—Ya llegué.
Me acerco a la cocina, e intento sonreír. Ella se acerca, me toma la cara entre las manos y me besa.
—¿Qué haces? —le pregunto.
—Intenté hacer un pay de manzana —sonríe, y se quita el mandil—. Pero no me ha salido.
—Vaya.
Miro el desastre en la encimera. Está toda cubierta de harina, con algo pegajoso encima, y hay trozos de manzana tirados en el piso.
Es algo que ella de ninguna manera limpiará, y tendré que hacerlo yo.
El problema de que ella haya sido hija única y que sus padres la hayan mimado toda su vida, es que sigue pensando que conmigo va a ser igual. Pero no.
—¿Vas a limpiar esto? —le digo, ella baja la mirada al desastre.
—Tal vez después —se encoge de hombros.
—¿Después? —empiezo a alzar la voz—. ¿Cuando? ¿Cuando esté todo lleno de moscas?
—¿Vas a empezar de nuevo? —me mira molesta—. ¿No puedes estar ni cinco minutos sin reclamarme?
Muchos de mis amigos me dicen lo afortunado que soy por estar casado con alguien tan bella y atractiva como Amber. Y en verdad la aprecio, pero el matrimonio ha hecho que me dé cuenta de otras facetas no tan agradables de ella.
Por supuesto que nadie es perfecto, yo mucho menos lo soy, pero haberme casado sin amarla, y tener que enfrentarme a diario a cosas como esta, hacen que esta situación sea cada vez más insoportable.
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Siempre has sido tú
Fanfiction¿Alguna vez has sentido que algo tenía que pasar? Pero... ¿Jamás sucedió? Ellos jamás han hablado, pero se conocen. Él siempre quiso acercarse a ella, pero jamás sucedió. Y ella, nunca se atrevió a agradecerle por haberle salvado la vida hace ya ta...