Capítulo 9

1K 79 46
                                    

Hoy es el cumpleaños de Posy, y como es domingo, podemos estar todos presentes para festejarla. Cumple trece años, qué locura, aún recuerdo cuando ella era sólo una niña pequeña que no se despegaba en ningún momento de su madre.

En esta ocasión, como fue su primera cosecha hace unas semanas, los Hawthorne han decidido celebrarla como nunca, y es por eso que hemos venido a la ciudad para comprarle algo especial. Hazelle me ha dicho que quieren hacer esto para darle esperanza a Posy, y que se dé cuenta de que no todo es malo después de cumplir los doce años.

Todos hemos cooperado para que esté día sea especial para ella. Inclusive, me paré temprano y fui al bosque. Conseguí algunos conejos, con lo que Hazelle y mi madre han hecho un guisado.

Siento que Gale me toma la mano, y quiero apartarme, pero él entrelaza nuestros dedos y me sujeta con más firmeza.

Últimamente, él se ha comportado raro conmigo, no sé si ha reflexionado y se ha dado cuenta de que ha estado siendo un completo idiota conmigo. Pero ya no llega tarde a casa, y durante la cena siempre hace el intento por hablar conmigo.

Parece que quiere componer las cosas, y sinceramente no sé qué pensar respecto a ello. Sólo sé que él tiene razón en algo, que yo no soy de las que perdonan. Menos una traición como esta.

Y como ahora Gale vuelve antes a casa, no he podido verme con Peeta en esta semana. Gale me conoce a la perfección, y comenzaría a sospechar si llego tarde a casa. Lo menos que quiero son más problemas con él.

Veo que Posy le jala la mano, y señala el aparador de la panadería.

—Que bonitos —dice, y sonríe—. ¿Quién los hace?

—Peeta —contesta Prim, a mi lado, y me tenso—. Él es quien los decora.

—¿Quieres uno? —le pregunta Gale, y la cara de la niña se ilumina.

—¿De verdad? —pregunta ilusionada.

—Por supuesto que no será uno como esos —le aclara—. Pero podemos ver qué conseguimos. ¿Te parece?

Ella asiente con la cabeza, y lo abraza. Él le sonríe, y le acaricia la cabeza.

Aveces Gale parece más su padre que su hermano mayor, y parece que así es como lo ve Posy, especialmente porque su padre murió cuando ella era sólo una bebé. Gale es lo más cercano que tiene a una figura paterna.

Intento ocultar mi nerviosismo al ver que entramos a la panadería. Prim y Rory nos siguen, nuestras madres y Vick se van por otro lado.

Avanzo, intentando ocultar mi incomodidad, y deseo con toda el alma no encontrarme con Peeta. Por fortuna, no lo hago, porque detrás del mostrador se encuentra uno de sus hermanos.

—Hola, Ryan —lo saluda Prim.

—Prim —sonríe, pero sólo un poco. Parece cansado—. ¿Qué los trae por aquí?

—Venimos por algo para Posy, es su cumpleaños —mira a la niña—. ¿Te gustaría un pastelillo de chocolate?

Ella asiente con timidez, y toma a Gale de la mano.

—Un pastelillo de chocolate, por favor —pide mi hermana, señalando la vitrina.

—Claro que sí.

Él se agacha y lo saca. Y mientras lo guarda en una de esas cajas blancas, que siempre me han parecido de lo más elegante por alguna razón, veo que sale corriendo un niño pequeño de la cocina mientras ríe con ganas.

—Aiden, ven acá —escucho, y me paralizo al escuchar esa voz.

Volteo, y veo que Peeta sale. Él se detiene, y se me queda viendo, pero intenta disimular, y mejor desvía la mirada hacia mi hermana.

Siempre has sido tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora