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—LOS ANGELES, CALIFORNIA. VINNIE HACKER.
—¿cuántos tatuajes piensas hacerte?. —me pregunto la preciosidad que tengo a mi lado.
—Y bueno, uno en el pecho, otro en la cara, treinta en la mano derecha y cincuenta en la pierna izquierda. —le digo con burla.
ella me entrecierra los ojos y me regala una sonrisa llena de diversión, con eso confirmo que esa es mi cara favorita en toda esta vida. se ve hermosa.
—No es gracioso. —masculla.
suelto una risita y me encojo de hombros.
—Pues no te rías. —le digo.
me gano un empujón por el hombro de su parte, lejos de ofenderme o algo por el estilo, me río con más gracia y agarró su mano para entrar finalmente al local de tatuajes.
mi gran amiga y tatuadora, Abby me recibe con una sonrisa, que pasa a una aún más grande cuando ve que no estoy solo. Sino que tengo compañía.
y la mejor de mi vida, para variar.
—Vinnie y... ¿quien es la chica tan guapa?. —pregunta, mirando directamente a la pobre Olivia, que se pone roja como tomate.
—Olivia, la prima de Thomas y nueva integrante de la casa. —le informo. —¿Quien está antes que yo?.
ella deja de mirar a Olivia y dirige su vista a mi, me da una mirada que me dice yo lo sé todo, chinchulin. Trato de no darle importancia y levanto mis cejas con algo de impresión para que ella entienda.
—Nadie, por suerte solo tu vienes a tatuarte hoy. —me dice con alegría. —Y dime por favor que no te vas a tatuar la cara de la chica en una nalga.
le doy una mirada de diversión y ella se limita a ponerme a una mueca, paso mi vista hacia Olivia, quien está mirando todo el local con asombro. Dejándome así en bandeja de plata un enfoque perfecto de todo su perfil.
de verdad que es bonita, eh. Me tiene medio tonto ya.
—No, no tiene tan buen gusto. —ella le dice a Abby.
¿Que acaba de decir? ¡Claro que tengo buen gusto!. Y ella es el perfecto ejemplo de eso.
—¿Y que te harás?. —me pregunta mi queridísima amiga, alzando una ceja.
rebuscó en mis bolsillos y de este saco el dibujo de Olivia que ella me dejó tatuar. Estoy tan feliz que me pondría a saltar de la alegría, será un gran tatuaje, de eso no tengo dudas.
le extiendo la hoja a Abby, quien la toma con una mueca de aburrimiento, que pasa a una de sorpresa pura cuando ve el dibujo.
—Dime que puedo hacerlo en la espalda. —susurra, asombrada.
