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—LOS ÁNGELES, CALIFORNIA. VINNIE HACKER.
Al instante que me acerco al cuarto de Olivia, golpeó suavemente con mis nudillos su puerta de madera y me quedo paradito como muñequito de torta en frente de esta, esperando que la castaña decida abrir.
Mientras espero por ella, me quedo pensando un poco en las palabras de Renata que por desgracia tuve que escuchar. Aquella parte donde claramente me dijo "tu no tienes novia" me sorprendió demasiado. ¿Cómo diablos sabe ella eso? ¿Por qué carajos lo dijo?.
Son preguntas que están comenzando a hacerme ruido, y sumándole su actitud conmigo en estos días, no caben dudas de que ella quiere algo conmigo.
Lastima que yo no quiero nada con ella, por el sencillo motivo de que mi corazón y alma están en manos de una hermosa castaña, quien me alegra los días con tan solo una sonrisa.
Salgo de mis pensamientos en el momento que la puerta de Olivia se abre y por ella aparece la pecosa que me tiene más tonto que de costumbre. Lo primero que hago es recorrerle todo el cuerpo con los ojos, para así finalmente, enfocarme en su cara.
Me sorprendo al instante que la veo, su rostro luce apagado, tiene ojeras y mucha pinta de que no duerme hace días. Ese simple pensamiento hace que mi corazón se estruje en mi pecho, no me gusta para nada ver lo mal que está.
—Hey. —sonrio como puedo al tenerla enfrente mío, ella me devuelve el gesto, solo que con menos ánimo. —¿Que tal estás, compañera de casa?.
Pone una mueca y abre sus brazos en mi dirección, enseguida entiendo que es lo que quiere. Así que me acerco a ella, y la envuelvo con mis brazos.
Estaba a punto de preguntarle si estaba así por los motivos que creo, pero su preciosa voz me interrumpió.
—Se murió Panchito. —solto de la nada.
Me quedé en blanco intentando hacer un perfil en mi cabeza de quién diablos es Panchito. Pero nadie vino a mi cabeza.
—¿Eh? ¿Quien es ese?. —le preguntó, separandome solo un poco.
Parpadea un par de veces y pone un pequeño puchero en sus labios.
—Mi perrito que tuve que dejar en Londres porque Thomas no quería más animales en esta casa y mamá me llamo hace unas horas diciendome que se murió.—explico atropelladamente.
—Oh, linda. Lo siento tanto. —digo, acercándome aún más a ella. —¿Quieres hablar de eso?
Niega con la cabeza mientras sorbea con su nariz, aunque la situación no es la mejor. No puedo evitar notar que se ve muy linda.
—No, realmente no. —dice negando. —¿Sabes por qué se llamaba Panchito? Porque era un perrito salchicha.
Soltó una risita por lo bajo mientras algunas lágrimas comenzaron a caer por sus ojos, así que tome su rostro entre mis manos y limpie sus mejillas con la yema de mis dedos.
—Que creativa eres, Liv. —me burló.
—Callate, en mi mente era súper divertido. —giro los ojos.
—Es divertido, no voy a negarlo. —le concedo. —Oye, tengo una idea para que se te quite lo triste.
Me mira con curiosidad, sus ojos brillan un poco a pesar de estar inundandos en lágrimas.
—¿Que idea?.
—Ven conmigo y la descubrirás. — sonrío como angelito.
Me percató que está mirándome con desconfianza y noto como enarca una ceja. Bien, su tristeza ya se está yendo. Ahora está llegando el enojo acumulado de todos estos días.
Adivinen quien está a punto de comerse unos buenos golpes.
Empieza con Vinnie y termina con Hacker.
—Dime por favor que no irá esa chica. —quiere saber en un susurro.
Me hago el tonto. Con mucha diversión en mi ser. Estoy más que seguro que a este paso me quedaré sin piernas.
Masoquista saliste, hijo mío.
—¿Que chica?. —pregunto, haciéndome el idiota.
Me pone una cara de obviedad y rueda los ojos con exasperación.
—Esa chica, la que hace bodyshaming, es racista y clasista. —me dice.
—¿Renata?. —pregunto, alzando una ceja.
Pone una mueca de desagrado y asiente.
—Si, esa. —chasquea la lengua con disgusto. —No puedo creer que tenemos a una persona como ella en esta casa, damos vergüenza.
Me quedo un poco sorprendido, nunca escuché a Olivia estar tan enojada con alguien. Salvo aquella vez que casi asesina a Chase, nunca la vi tan irritada.
—No, ella no irá. Solo seremos tu y yo, como siempre. —le sonrío de costado, logrando que ella también sonría. —Aunque estos días no hemos estado tan juntos como me gustaría. Te extrañe realmente, linda.
Puedo ver el momento claro en el que oculta la sonrisa que quiere tirar de sus labios y veo como mira hacia todos lados, con más nervios que de costumbre.
—¿Se supone que tengo que decir que también te extrañe o algo así?. —cuestiona, finalmente mirándome a los ojos.
—Estaría muy feliz si lo haces. —le digo con sinceridad.
—Ah, pues... —suelta un resoplido y busca cambiar de tema. —¿Me esperas así me cambié y todo eso para que salgamos?.
Le muestro mala cara y ella se separa de mi soltando una pequeña risita por lo bajo, entra a su cuarto con algo de emoción y yo me quedo apoyado en el marco de su puerta, mirándola con atención.
—¿Algún día admitiras que me extrañaste y que me amas como amas a Harry Styles?. —le preguntó, casi en broma cruzandome de brazos.
Ella me regala una mirada de costado y niega con la cabeza.
—En tus sueños. —responde con una sonrisita.
Se la devuelvo mientras recorro su diminuto y bonito cuerpo con mis ojos. ¿Que tendrá esta chica que me atrae tanto? Ya sobrepasa los límites de lo normal.
—En mis sueños ya lo haz hecho un par de veces, linda.
