17. Oye, salúdame.

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Narra Amber: Oficialmente es mi cumpleaños

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Narra Amber: Oficialmente es mi cumpleaños.

Otra decepción, ya que no se porque motivo uno cree que después de los 18 todo será genial, que te volverás independiente automáticamente y que no se, por algún motivo todo se arreglará y los pasados años se olvidarán.

Pero no es así, todo sigue igual que ayer, por lastima, porque por ahora no encuentro la forma de avanzar, aunque debo darme un poco de mérito, al menos lo estoy intentando.

El día estaba asqueroso, como un buen día de otoño, pero aún así trate de tomármelo con calma, deje que el ambiente se mantenga relajado e intente que los colores otoñales calmen mis nervios, pero eso se volvía difícil cuando la mano de Alex apretaba mi muslo de esta forma.

Levanté la vista, observando su perfil, mientras él manejaba tranquilo, al ritmo de Ocean eyes.
El gesto que tuvo anoche, me hizo pedazos, porque cada día se hacía más difícil creer que Alex en realidad era alguien malo. La posibilidad de que él sea muy buen actor estaba ahí, por supuesto, pero aún así, no podía evitarlo más.
Era hora de entender que Alex era dulce, por momentos, pero lo era y siento que a veces se retiene, supongo que porque entre sus amigos llenos de masculinidad tóxica no está muy bien visto ser dulce con tu conquista que se supone es pasajera.
Pero aún así, en esos momentos cuando muestra su verdadera forma de ser, yo también me permito rendirme por un rato, porque es imposible no ceder ante eso que has soñado toda tu vida, porque durante años y años he navegado a través de los libros, deteniéndome para imaginar un momento, para suspirar, para enamorarme de personas que en realidad no existían y ahora qué hay alguien que me hace sentir justo como lo hacen los libros no quiero pensar en que es mentira, porque no se siente así.

Alex estacionó frente a la casa de Keila y yo me dispuse a quitarme el cinturón, pero de repente me convertí en alguien torpe y mis manos temblorosas no podían presionar el maldito botón que suelta el cinto, lo que le llamo la atención al chico con complejo de personaje ficticio.

—Déjamelo a mi— dijo el, presionando el botón con rapidez y me libero del cinturón de seguridad.

—Gracias— sonreí nerviosa.

—No es nada— el susurró para después dejarme en estado de shock cuando se bajo del auto.

Lo observé confundida por varios segundos mientras lo veía rodear el auto hasta quedar de mi lado y abrió la puerta para mi. No hace falta explicar que por una fracción de momento me quede congelada en mi lugar ante su acto de caballerosidad y él lo noto, así que extendió su mano hacia mi.

La tome con algo de recelo y salí del auto, para después cerrar la puerta detrás de mi, mientras la mano de Alex pasaba por mi cintura acercándome a él, a la vez que ambos nos manteníamos de pie en la acera.

—¿Paso por ustedes a las diez, entonces?— preguntó el, rodeando mi cintura con ambos de sus brazos y yo rodeé sus hombros.

Sonaba algo triste, lo que me llamaba la atención, pero aún así no quise preguntar porque quizás está tratando de distraerse y quizás si pregunto lo haré sentir mal.

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