22. Cobarde

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La noche nos estaba alcanzando, a la vez que el colorido atardecer invernal se colaba por las cortinas claras de nuestra sala de estar, a la vez la brisa del frió eterno envolvía mi hogar como nunca antes

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La noche nos estaba alcanzando, a la vez que el colorido atardecer invernal se colaba por las cortinas claras de nuestra sala de estar, a la vez la brisa del frió eterno envolvía mi hogar como nunca antes.
Desde las escaleras podía observar con lujo de detalles como mi familia trataba de juntar nuestros pedazos, los cuales cada vez eran más pequeños y por lo tanto, más difíciles de pegar.

Estaba sentada en la escalera, viendo como mamá y Colton estaban sentados en el sofá, mi hermano descansaba su cabeza sobre el regazo de mamá, mientras ella le acariciaba el cabello, mostrándole cuanto lo extraño y Colton, siempre tomando el papel de adulto responsable, le recordaba que todo estaría bien "porque al final todo está bien y si no lo está entonces no es el final".
Mierda, pura mierda y una mentira.

¿Cuando será el estúpido final? ¿Ah? ¿Cuantos años más quedan para que llegue ese maldito final? ¿Acaso terminará cuando nos estén enterrando tres metros bajo tierra? ¿Será que el final coincide con el final de nuestras vidas?

Estoy harta de tratar de averiguar cuando mejorará todo, estoy cansada de ver como mi madre prácticamente se apodera de mi hermano mayor cada vez lo ve porque extraña a su hijo y estoy harta de oír de costado como mi padre habla con mi mellizo en un tono que está a punto de alcanzar los gritos.

Me levanté del escalón y caminé hacia la habitación de Dylan, pero me quede parada en la puerta, pues los quería interrumpir y a la vez no, porque sabía que necesitaban hablar, decirse las cosas a la cara, afrontarlo y arreglarlo, pero a la vez sabía que no quería que se siguieran haciendo daño.

—Yo hubiese hecho las cosas diferentes— supe que ese era mi hermano.

A veces se me dificulta diferenciar las voces de mis hermanos con la de mi padre porque todos hablan un poco parecido, pero por su vocabulario los distingo, hay palabras que papá jamás usaría y palabras que solo Dylan dice, así que solo me guío por eso.

—¿Si? Pues me alegro que no seas un tonto como tu padre, pero también espero que nunca pases por una situación como la que pasamos con tu madre— papá se oía verdaderamente cansado.

—No la pasaron ustedes solos, nosotros también perdimos un hermano— Dylan le respondió y en eso tiene razón.

Todos sufrimos la pérdida de ese embarazo, porque todos estábamos esperando a ese bebé, la habitación de Colton ya estaba lista para ser compartida, la cuna ya estaba aquí y los peluches también, fue realmente doloroso ver como todas esas cosas entraron y salieron de la misma forma, como ese vacío se apoderaba de todos y se llevaba un poco del corazón de mamá.

—Y por suerte para ustedes fue uno solo, porque no se enteraron de los demás— las palabras de papá hicieron que mi corazón empiece a latir pesado.

—¿De qué hablas?— la voz de Dylan se había convertido en un susurro y yo ya no quería detener la conversación porque yo también quería saber.

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