Ella solo quería ser amada, pero la gente la malinterpretaba cuando ella decía eso.
Ella no necesitaba un chico o una chica, no necesitaba ni quería un amor ajeno, ella quería el suyo, quería amarse, quería mirarse al espejo y sentirse que era lo ún...
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¿No es una locura como el ser humano puede confundir las cosas?
Pues a mi me parece una locura, porque aquí estoy, dejando que Alex invada mi espacio, mientras le cuento mis cosas personales sin ningún problema o esfuerzo, porque él me irradia una confianza increíble, a pesar de que la posibilidad de que él le cuente esto a sus amigos y se burlen de mi, quería decírselo, porque muy en lo profundo de mi ser, quería que viera que soy débil y que ya tengo bastante mierda en mi vida como para que él sume otra cosa.
Ya le había respondido su pregunta sobre mi papá, era obvio que esa era su mayor duda, porque bueno, seguramente hable dormida y lo llame. Hablar de papá no es fácil, porque no quiero contarle de mi padre, ni a Alex, ni a nadie, quiero que la gente lo vea, quiero que lo oigan hablar, tocar guitarra, cantar, pero no puedo, mi padre parece haberle tomado miedo a la sociedad y los únicos que lo vemos haciendo eso somos mis hermanos, mi madre y yo, a veces mis amigas y eso es porque son de la familia hace tiempo, papá no quiere que los demás lo conozcan porque piensa que nos va avergonzar, pero el detalle está en que yo mostraría a mi padre con todo el orgullo del mundo. Él es bueno y que un episodio traumático lo haya empujado a tomar una mala decisión no lo convierte en un criminal o algo de lo que estar avergonzada. Solo quiero a mi padre de vuelta, el divertido, el que tenia confianza en sí mismo, el que amaba el arte... solo extraño que esté aquí.
—¿Tienes más preguntas?— pregunté acariciando el brazo de Alex, un poco para calentar mi mano y otro poco para aliviar mis ganas de tocarlo.
—¿Por que me dejas desnudarte de la cintura para arriba y no de la cintura para abajo?— preguntó el, mirándome a los ojos y otra vez, su pregunta no me sorprende.
Le conté sobre mis estrías, algo natural, que la mayoría de gente tiene y que no debería ser inseguridad, pero bueno, cuando tus compañeros se burlan de ellas en las clases de gimnasia a pesar de que eres una pequeña te empiezan a molestar, o cuando vas a una fiesta de piscina con tus amigas y te catalogan como la que tendría que haberse puesto un traje de baño entero y no de dos piezas empiezas a pensar que quizás no son tan lindas como tú creías y cuando una banda de machitos te dice que son asquerosas ya no las quieres mostrar. Es irónico, me paso diciéndole a Keila que no debe preocuparse por su cuerpo, que debe amarlo tal y como es, que no importan sus cicatrices o sus "imperfecciones" y le subo el autoestima, sin embargo no puedo hacerlo conmigo, irónico.
—Amber, muchas chicas tienen estrías, no tienes nada de que avergonzarte— me respondió Alex, con cierta molestia y algo de impresión.
—Ay, Alex...— suspire —Ojalá fuera así de fácil— sonreí irónica.
No tome la decisión de ver a todo el mundo lindo excepto a mi misma, uno no elige nada de esto, uno no elige sus inseguridades y las cosas que las potencian, no quiero ser un bicho raro, pero bueno, papá siempre dice qué hay belleza en la rareza... ojalá algún día descubra cuál es mi belleza.
