Ella solo quería ser amada, pero la gente la malinterpretaba cuando ella decía eso.
Ella no necesitaba un chico o una chica, no necesitaba ni quería un amor ajeno, ella quería el suyo, quería amarse, quería mirarse al espejo y sentirse que era lo ún...
Advertencia: en este capítulo se toca el tema del suicidio. Si este es un tema sensible para ti o sientes que te puede afectar en alguna manera, simplemente sáltate el capítulo, muchísimas gracias y perdón por las molestias💖
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Recuerdo las pastillas esparcidas por el suelo, recuerdo el llanto de mamá, la ambulancia y el hospital, recuerdo a mi hermano y como lloraba desesperado mientras me abrazaba pidiéndome perdón por ser tan malo, recuerdo el vacío y aquel suspiro, como si fuese él primero de mi vida... me salvaron.
Narra Amber: Juro que odio que las personas me vean como la víctima...
Pero hay algo que odio aún más y es cuando yo me considero la víctima, me siento lastimada por las personas, siento que tanto daño me desgarra el alma y no sé sanarla, por eso apelo a la venganza, como si curarme en el infierno fuese siquiera una opción. No puedo negar que a cada persona que me ha lastimado les he deseado algo malo, no me da la cara para negar que quise que Daniel López fuese estéril o que no quise que a Estefany le caiga un rayo, no puedo negar que a todos aquellos niños que me hicieron mal los quise sabotear de alguna manera y no puedo negar que también de Alex me quise vengar.
Pero esto ya es diferente, porque cuando te quieres vengar de alguien que solías amar sabes que tienes la cabeza podrida, quizás por el daño que te hicieron o quizás porque simplemente eres mala. ¿Nunca te habías cuestionado si en realidad naciste siendo malo?
Por años me cuestione si en realidad era envidia, quizás tenía envidia, porque sabía que por más daño que Daniel López hiciera crecería y tendría éxito, envidia porque se que Estefany no sale en días tormentosos y además, ella es una suertuda, envidia de saber que todos seguían adelante y yo estaba aquí, con el corazón roto igual que toda la vida, lloriqueando como toda la vida y besando el cuello del hombre que me quiere destruir, o eso se suponía.
Me sentí absurda por unos momentos, hasta estúpida. ¿Que me hacía estar tan segura? ¿Que me hacía sentir tan segura de que Alex estaría aquí en su departamento solo? ¿Por qué creía que él no se iría por ahí a hacerle honor a su fama? ¿Como estaba tan segura de que Alex no se había conseguido a otra para pasarla bien aprovechando que lo eché? Aún así, cuando lo encontré aquí, el alivio invadió mi cuerpo, mi espíritu cayó al suelo directamente, perdí la coraza y aquí estaba de vuelta...
—Perdón, perdóname, lo siento— susurraba contra el cuello de Alex, besándolo entre palabra y palabra, mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo como si estos hubiesen sido hechos solo para esto.
Pero entonces miré sobre su hombro, viendo que todos sus amigos estaban ahí, mirándonos como si fuésemos animales de circo, hasta vi a uno de ellos soltar el control de la tele con la boca entreabierta, como si nunca hubiese visto a una tonta disculparse con lo que sea que Alex se considere de mi. Además vi a Marco, que nos miraba muy serio, se notaba a kilómetros que él nos odiaba, a Alex y a mi, no había un gris en lo absoluto en nuestra relación con el, todo era negro, porque él se quiere vengar de mi, no solo por lo qué pasó hace un tiempo en la casa de Keila, sino porque lo volví a rechazar y de paso preferí a su amigo por más tiempo del que tenían planeado parece.
