24. Todo pasa.

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Estaba muy ebria, me palpitaba la cabeza y probablemente necesitaba aire fresco, pero antes fui al baño, quería lavarme la cara, así que abrí el grifo y me mojé la nuca con agua helada, lo mismo con mi cara

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Estaba muy ebria, me palpitaba la cabeza y probablemente necesitaba aire fresco, pero antes fui al baño, quería lavarme la cara, así que abrí el grifo y me mojé la nuca con agua helada, lo mismo con mi cara.

Me apoyé en la pileta, buscando un lugar estable de donde apoyarme y cerré los ojos mientras trataba de controlar mi respiración, no me sentía nada bien e incluso creo que podría desmayarme ahora mismo.
El baño de la casa de Marco es demasiado lujoso y espacioso para ser un baño, pero ignore el hecho y me acerque a la ventana, abriéndola para dejar que el aire fresco de la madrugada me seque la cara.
Suspire aliviada, mientras apoyaba mis manos en la pared, sintiéndome un poco mejor, pero me alerté cuando oí la puerta abrirse.

Me giré para ver a Marco entrado, el tampoco estaba en su mejor momento, obviamente y eso me preocupaba, pues últimamente se ha estado comportando más raro de lo normal e incluso ha sido irrespetuoso, no tengo ganas de pelear con él ahora mismo.

—¿Podrías usar otro baño? Yo no me siento bien, por favor— pedí tratando de mantenerme amable.

—¿Qué te pasa? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?— me preguntó, acercándose a mi.

Por un segundo me quede congelada, sorprendida ante su muestra de amabilidad tan rara y mis alarmas se activaron, pues se que no se puede confiar en Marco, ni sobrio ni ebrio.

—Nada, solo necesito un poco de aire fresco—dijo dándole la espalda para volver a mirar por la ventana, dejando que aire vuelva a golpear mi rostro.
Lo sentí moverse a detrás de mi, lo sentí acercarse y me tensé cuando sentí su mano apoyándose en mi espalda, acariciando en círculos y se inclinó un poco, besando mi cabello, también mi sien y luego apoyo su frente en la misma, causando que su nariz roce mi mejilla e incluso causó ese contacto a propósito.
Cualquiera lo podría considerar algo tierno, algo que un pretendiente o un novio haría, pero aquí estaba todo mal, no solo porque yo no quería esto, sino que él era el novio de mi mejor amiga, no tenía que hacer esto conmigo, ni yo con el.

—¿Qué haces?— mi voz salió temblorosa, estaba ebria y nerviosa... incluso asustada.

—Déjame hacerlo, Amber...— sus labios rozaron mi mejilla y vi de reojo como él cerraba los ojos.

—¿Hacer qué?— intente alejarme, pero el me sujeto con fuerza de la cintura.
En ese momento fue cuando empecé a ver opciones para huir de ahí, no quería esto, además era algo imposible, él era el novio de mi mejor amiga y no iba a arriesgar mi amistad... mucho menos por el.

—Déjame mostrarte lo que te has estado perdiendo, déjame ser el primero— se inclinó para besarme, pero giré mi rostro evitándolo.

—Déjame en paz— intente salir del baño.

Amber's head Donde viven las historias. Descúbrelo ahora