No debería ser / Aizawa X TN

Cambio de planes

No estaba dispuesta a perder mi oportunidad. Poco importaba si me atrapaban.

Me dirigí al escondite. Para mí sorpresa, Dabi se encontraba ahí.

-Vaya, no creí que regresarías.- dijo.

-No podía dejar las cosas así.-

-Entonces ¿Estás lista?- preguntó.

Asentí con la cabeza lentamente mientras suspiraba.

-Bien. Vámonos.- tomó una mochila que estaba en el suelo y salimos de el lugar.

Caminamos por la ciudad hasta llegar a un estacionamiento, donde había un auto negro en el que Dabi guardó la mochila que traía.

-Sube- ordenó.

Una vez en el auto, salimos de la ciudad. Todo el camino hubo silencio, estaba oscuro y empezaba a tener una sensación extraña en el pecho, como si algo anduviera mal, supuse que eran los nervios, así que no le tomé importancia.

Entramos al mismo barrio en dónde habían matado a Dai. Pude reconocer algunos de los edificios que había en la zona.

Dabi aparcó el auto afuera de un edificio, parecía una especie de oficina abandonada, nos bajamos y entramos en él.

Una vez en el interior, él metió la mano en la maleta y de ella sacó una fotografía.

-Escucha bien, TN, éste es el tipo que mató a tu hermano. Debe estar en el tercer piso, sube y háblame cuándo lo atrapes.- me dió la fotografía y un intercomunicador.

Asentí con la cabeza y me dirigí a las escaleras. Me sorprendió mucho que no hubiese personas en el edificio, hasta parecía demasiado fácil.

Al llegar al tercer piso, me encontré con un largo pasillo con diversas puertas de cada lado. Ahora tenía que averiguar en cuál se encontraba el sujeto.

Recorrí todo el pasillo de forma silenciosa, abriendo puerta tras puerta sin conseguir nada.

Finalmente llegué a la última puerta, la abrí de golpe y ahí estaba el hombre.

Gritó horrorizado y preguntó -¡¿Quién eres tú?!-

Me abalancé sobre él,  lo sometí rápidamente y di aviso.

Después de un par de minutos, Dabi llegó. Yo ya tenía al sujeto atado a una silla y amordazado, ni siquiera había tenido la necesidad de utilizar mi quirk, pero aún tenía ese mal presentimiento.

-Bien hecho... Ahora mátalo.- dijo Dabi con una sonrisa en el rostro.

El hombre al escuchar ésto comenzó a retorcerse desesperadamente en la silla.

-¿De qué demonios hablas? Se supone que lo teníamos que entregar.- dije incrédula.

Dabi rió. -¿De verdad creíste que haríamos todo ésto para llevarlo con la policía? ¿No se supone que querías justicia? Llevarlo con la policía no te devolverá a Dai.- dijo con una mirada siniestra en el rostro.

-¡No lo haré! En ningún momento hablaste sobre ésto.- Dije retrocediendo un par de pasos.

-¡Vamos! ¿A caso no te sentiste libre cuando no te contenías? Te prometo que te sentirás mucho mejor después de hacerlo.- dijo con la misma sonrisa cínica.

Yo negué con la cabeza y retrocedí aún más.

-¿No? Entonces lo haré yo.- En un abrir y cerrar de ojos, Dabi calcinó al hombre por completo frente a mi.

Yo estaba en shock. Mis piernas no respondían, mis palabras no salían y mi respiración se volvió pesada.

-Ah, por cierto...- volteó a verme con una mirada mortífera mientras caminaba lentamente hacia mi. -¿Ves a ese hombre?, ni siquiera sé quién es. Lo conocí ésta tarde mientras trataba de venderme unas flores. Pobrecito ¿No lo crees?- dijo burlándose de él pobre hombre que seguía envuelto en aquellas llamas azules.

-¡Basta! ¡Detente!- grité horrorizada.

-¿Para qué? ¿No ves que ya está muerto?- dijo divirtiéndose como un psicópata de la situación.

-¡No entiendo cómo pude ser tan estúpida cómo para haberte creído!-

-Lo mismo digo. Sólo bastó mencionar a tu hermano para que creyeras ciegamente en todo lo que decía. Me sorprende que no te hayas atrevido a matarlo, hubiera sido muy fácil para ti.-

-¡Eres un imbécil!- lancé un ataque a David para apartarlo de mi.

Él inmediatamente respondió, extendiendo sus llamas por todo el lugar. -Y tu eres una idiota que traicionó a las personas que supuestamente le importaban. Pensaba usarte para matar a mi padre más adelante, pero me doy cuenta de que eres débil. Aún tienes esa idea de mierda de que los héroes hacen lo bueno.- dijo y comenzó a reír de nuevo. -Bien, eso ahora te convierte en villana. Por tu culpa murió un hombre inocente, ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Pedir ayuda a un profesional?-

-¡Cállate!- Un ataque desmedido salió de mi cuerpo, haciendo que reventaran todos los cristales de el edificio y lanzando a Dabi, haciendo que se estrellara contra un muro.

Aproveché la oportunidad para salir de ahí.

Corrí por las escaleras, cuando una llama color celeste me alcanzó por la espalda, quemando el abrigo que traía.

-¡Maldición! Debo salir de aquí.- me dije a mí misma mientras me escondía en una de las habitaciones de el segundo piso.

Una vez ahí, comencé a golpearme la cabeza con los puños.

Después de todo, Shota tenía razón, siempre actuaba por impulso. No había aprendido nada de todo lo que había pasado anteriormente, seguía cometiendo el mismo error.

Estaba muy cansada mentalmente. No merecía el perdón por nada de lo que había hecho. Aunque regresara, cargaba con la culpa de la muerte de un hombre.

Mi vida había terminado, así que sólo me quedaría sentada a esperar a que llegara su fin definitivamente.

Cerré los ojos y comencé a recordar todos los momentos que había vivido con  mis padres, con Dai, con Shota, con mis amigos, cómo si se tratara de una despedida, aunque en realidad sí se trataba de una.