Eri-chan

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Después de lo ocurrido en el parque regresé a los dormitorios, estaba agitada y nerviosa al mismo tiempo que me sentía confundida. ¿Por qué demonios parecía que la desgracia me perseguía?

Aún no terminaban las clases, así que me encontraba sola en el edificio. Subí a mi habitación y traté de darle una explicación lógica a lo que había pasado con aquella chica. Era obvio que sabía quién era y conocía mi más grande secreto, así que no sólo yo estaba en peligro, también Shota.

-¡Shota!- exclamé.

Rápidamente tomé mi teléfono y llamé para asegurarme de que estuviera bien.

No atendió a la llamada.

Llamé nuevamente mientras mi corazón latía cada vez más rápido y empezaba a hiperventilar.

-Hola- atendió Aizawa.

-¡Shota! ¿E-Está todo bien?- pregunté tratando de ocultar mi nerviosismo.

-Eso mismo te pregunto. ¿Te pasó algo?-

No quería decirle acerca de lo sucedido. Sabía que no debía mentirle, pero ya tenía suficientes preocupaciones para sumarme yo a la lista.

-Si, si. Es sólo que te extrañaba.- reí nerviosa.

-¿Segura?-

-Si, tranquilo. ¿Cómo está Eri?- traté de cambiar el tema.

-No ha pasado tanto desde que la viste, sigue igual. ¿Segura que te encuentras bien? ¿Por qué no fuiste a la escuela?-

-Si. Sólo estoy cansada por qué estuve haciendo rondas hasta muy tarde. Creo que descansaré un poco.-

Al terminar la llamada con Shota me quedé más tranquila al saber que estaba bien.

Pasaron los días y Eri al fin pudo salir de el hospital.

Shota reunió a toda la clase para anunciar que Eri se quedaría al cuidado de la UA, ya que no tenía familiares y no se le podía dar en adopción por la complejidad de su Quirk, así que ellos, o más bien Aizawa y Mirio, se harían responsables de ella.

Eri era una pequeña preciosa, muy dulce y demasiado tierna. Cuando tenía tiempo libre aconpañaba a Shota a cuidarla, me daba mucha ternura ver cómo se comportaba con ella, dejaba de ser ese hombre malhumorado con el mundo y se convertía en casi un padre cariñoso y tierno con ella, claro, sólo se mostraba así cuando estaba a solas con ella y conmigo.

Una tarde, Shota tenía que asistir a una reunión importante en la escuela y Eri se había quedado dormida. Mirio no se encontraba en ese momento así que me ofrecí a cuidarla mientras él no estaba.

Eri se veía tan linda mientras dormía, me daba la sensación de querer guardarla en una cajita y protegerla de todo el mal que hay en el mundo. Me daba muchísima ternura. Me acerqué a darle un beso en la frente y ella despertó al sentirlo.

-Disculpa, linda. No era mi intención despertarte.- me disculpé.

Eri se levantó, bostezó y se talló los ojos para despejar su vista.

-¿Dónde está Aizawa-sensei?- preguntó.

-Tenía una reunión importante y no quiso despertarte. Deberías volver a dormir.- Me senté a su lado y comencé a acariciar su cabello.

-No tengo más sueño.-

-Bien, entonces ¿Qué quieres hacer?-

-Nosotras...- Miraba hacia abajo con nerviosismo. -Podríamos...-

-Vamos, Eri, sólo dilo.- le sonreí para que no sintiera pena.

-¿Podemos comer un poco de helado?- preguntó sonriente.

La sonrisa de Eri derretía mi corazón cada vez que la veía.

-Claro que si, linda.-

Fui a la cocina a buscar el dichoso helado y al  regresar la encontré jugando con algunos peluches de gatito que Shota le había regalado.

Le entregué su helado y me senté en el suelo a jugar con ella. Eri decía que sus gatitos eran una familia. Jugar con ella era muy divertido, pero ella comenzó a derramar lágrimas de repente.

-Eri, princesa. ¿Estás bien?- me preocupé de inmediato.

Ella limpiaba sus lágrimas con sus manitas mientras trataba de hablar.

-Si... Es que... A veces yo... También quisiera tener una linda familia.-

De inmediato la tomé en mis brazos y la llevé a su cama.

-Lo sé, linda. Pero primero debes aprender a controlar tu Quirk, para eso estás aquí, Aizawa, Mirio y yo te ayudaremos en lo que necesites para lograrlo.-

Me miró tratando de contener el llando. -¿De verdad? ¿Aunque sea un peligro para ustedes?-

-No eres un peligro, Eri, eres una niña preciosa, además de ser muy valiente e inteligente, verás que todo saldrá bien.- sonreí  y ella me regresó la sonrisa.
-Además, mientras buscamos una familia, aquí en UA seremos tu familia, ¿De acuerdo?-

-¡Si! Aizawa-sensei sería como mi papá ¿Verdad?-

-Creo que el papel le queda muy bien.- reí.

-Pero... Mirio no podría ser la mamá ¿Verdad?- preguntó confundida.

-Creo que no.- reí aún más.

-TN... ¿Te gustaría ser mi mamá?- me miró con esos lindos y brillantes ojos y no pude negarme.

-Claro que sí.- sonreí y la abracé.

-¡Bien! Entonces Aizawa-sensei será mi papá y tú mi mamá, pero... ¿Tendrían que casarse verdad?-

-Espera Eri, eso no...-

Aizawa tocó la puerta y entró a la habitación. Eri se levantó y corrió a abrazarlo. Él la tomó en sus brazos y la cargó para abrazarla.

-¿Por qué tanta emoción?- preguntó Shota con una sonrisa en el rostro.

-Por que ustedes serán mis padres- sonrió Eri y lo abrazó de nuevo.

Los ojos de Shota se abrieron cómo nunca antes los había visto y comencé a reír.

-Le decía a Eri que mientras esté bajo nuestro cuidado seremos como su familia.- Le expliqué.

-TN tiene razón, Eri. Estaremos aquí para lo que necesites.- le dió una cálida sonrisa y Eri lo abrazó de nuevo.

Durante varios días estuve ayudando a Mirio y a Shota a cuidar de ella. Me había encariñado demasiado con ella. Siempre me hacía dibujos, jugábamos juntas y me encantaba ver a Shota cuidar de ella, cómo la peinaba y cómo enloquecía comprándole ropa y juguetes con temática de gatos.

Una noche, después de dormir a Eri, me quedé recogiendo los juguetes de la habitación, cuando escuché que abrieron la puerta.

-Señora Aizawa, ¿Nuestra hija ya se durmió?- Susurró Shota.

Con tantas cosas que hacer, desde el rescate de Eri casi no habíamos pasado tiempo a solas.

-Pero si es mi amado esposo- Susurré fingiendo sorpresa.

Se acercó a mí, me abrazó y me besó en la frente.

-¿Cómo estuvo tu día?- pregunté

-Bien. Lo de siempre, sólo trabajo. ¿Y el tuyo?-

-Bien, supongo. Eri es una niña maravillosa.-

-¿Estás cansada?- preguntó mientras metía su mano debajo de mi blusa al mismo tiempo que me abrazaba.

-No, para nada. Pero no deberías hacer eso aquí.-

Suspiró y se detuvo. -Tienes razón. Ahora somos padres.-

Reí por la forma dramática en la que lo dijo.

-Salgamos antes de despertar a Eri.- lo tomé de la mano para llevarlo hacia la puerta.

Antes de salir me besó nuevamente y susurró en mi oído. -No pongas seguro en tu puerta ésta noche.- me besó de nuevo y salimos de la habitación.




No debería ser / Aizawa X TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora