Necesito un héroe

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Los pasos de Dabi se escuchaban cada vez más cerca.

Yo estaba sentada en el piso. En mi cabeza sólo rondaban pensamientos de felicidad. Había asimilado el hecho de que iba a morir, así que decidí pensar en cosas que me harían sentir bien, antes de dejar éste mundo.

En su mayoría eran recuerdos con Shota. Su sonrisa, sus abrazos, el aroma de su piel, su voz, la sensación de sus labios contra los míos, el recuerdo de cuando me entregué a él, todo eso me hacía feliz.

Después de todo lo que pasó, caí en cuenta de que la vida no es suave, justo apenas voy en la mitad y ansiaba que llegara a su fin. Sabía que él tiempo nunca iba a regresar, los errores que había cometido probablemente me habrían servido para volverme más fuerte. Sabía que nada me devolvería a mis seres amados, pero tampoco conseguiría nada buscando venganza de los culpables.  Toda la furia que había estado descargando, ni siquiera era contra ellos, era contra mí misma. Estaba enojada por no querer hacerme responsable de mis acciones, estaba desesperada por huír, estaba asustada por no querer lastimar a los demás, toda mi vida estuve en una prisión que yo misma había creado, pero ahora era diferente. Finalmente estaba en paz conmigo misma.

Decidí perdonar a todas aquellas personas que me causaron algún mal. Una vez haciendo ésto, sentí cómo si un gran peso se hubiera quitado de mis hombros.

Me sentí verdaderamente libre.

Con cada minuto que pasaba escuchaba la voz y los ataques de Dabi acercarse cada vez más, hasta que llegó a dónde yo estaba.

-Miren que tenemos aquí- dijo mientras salían llamas de sus manos.

-Termina con ésto de una vez. Estoy muy cansada para hablar.- Cerré los ojos y visualicé a Shota sentado frente a mi, mientras tomábamos té en la sala de mi casa.

-¡Cómo quieras!- gritó, sin embargo no hizo nada. -¡Maldita sea! ¡No puede ser!-

Abrí los ojos y miré a Dabi sacudiendo sus brazos, como si éstos se hubiesen dañado.

-No puede ser...- suspiré. Mi corazón dió un salto gigantesco. Sabía exactamente lo que estaba pasando.

Shota entró de repente por una de las ventanas. Él era la razón por la que Dabi no había no me había atacado.

-¡TN! ¿Te encuentras bien?- preguntó Aizawa con preocupación.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo. Era como si todo lo amargo que había pasado hubiera desaparecido.

Dabi rápidamente huyó de el lugar.

-¡No dejes que se vaya!- le dije a Shota.

-Tranquila, no vengo solo. Hawks estará esperándolo.- dijo mientras se arrodillaba frente a mi. -Estarás bien, te lo prometo.- me tomó entre sus brazos y me dió un cálido abrazo.

El calor de su cuerpo me reconfortaba. Comencé a llorar por la felicidad de estar  cerca de él. Pero había algo que no encajaba.

-Shota... ¿Recuperaste la memoria?- pregunté enmedio de lágrimas.

-No. Pero Keigo me dijo que te vió e inmediatamente me dió tu carta. La leí en cuánto llegó a mi.- dijo sin dejar de abrazarme.

-No lo entiendo. ¿Entonces me crees?-

-No sólo te creo, desde que desperté en el hospital, sentí un extraño apego hacia ti, era diferente al que tenía con cualquier otro estudiante, sabía que eras alguien especial para mí, pero no quería creerlo.-

-Gracias por venir a salvarme, pero... No sé si deba volver.- dije con amargura.

-¿Por qué no?- preguntó Shota mientras acariciaba mi rostro.

Le conté todo lo que había pasado desde el campamento. Estaba dispuesta a asumir toda la responsabilidad de lo que le había pasado a aquél hombre y a recibir el respectivo castigo por usar mi quirk sin autorización.

-¡No te preocupes por eso! Ya está todo cubierto.- apareció Keigo, diciendo tal cosa.

-Hawks, ¿Dónde está Dabi?- preguntó Shota.

-Me atacó y logró escapar. Se supone que alguien estaría cubriéndome- dijo Keigo mientras evitaba el contacto visual con Aizawa.

-¡Maldita sea! Lo volvió a hacer.- dijo Aizawa claramente enojado.

-Como sea. Mi agencia se encargará de todo, así que no tienes por qué preocuparte, TN.- dijo Keigo sonriendo.

-¿Así de fácil?- pregunté incrédula.

-Entiendo que Dabi te llevó por la fuerza, te torturó psicológicamente y mató a un hombre frente a ti, ¿No es así?- dijo Keigo.

-Pues sí, pero...-

-Es todo lo que necesito saber para hacerme cargo.- me interrumpió. -Puedes estar tranquila.-

-¿Tú estás de acuerdo con ésto?- le pregunté a Shota.

-Yo sólo quiero que regreses a salvo.- contestó. -Por cierto, toma. Debes tener frío.- Se quitó la bufanda y la puso alrededor de mi cuello.

Después de todo, el abrigo que Dabi me había dado se había quemado y yo aún llevaba los mismos shorts y la misma blusa desde el campamento.

Esperamos por algunos minutos a que llegara la policía. Me hicieron algunas preguntas y Keigo se haría cargo de el resto para que Shota y yo nos pudiéramos ir a casa. Subimos a su auto y al fin nos dirigimos a descansar.

En el camino me entró curiosidad y decidí hacer una pregunta. -Shota... ¿Cómo es que tú y Hawks...-

-¿Cómo te encontramos? Fácil. Nunca dejé de buscarte. Tu carta sólo me dió ánimo de encontrarte más rápido.- dijo aparentemente indiferente.

-Bueno... Me refería más a ¿Cómo es que lograron trabajar juntos? Creí que él no te caía bien.-

-Es un buen sujeto, sólo no me gusta que se te acerque demasiado. Y sólo logramos trabajar juntos porque ambos estábamos preocupados por ti. Además de que tiene los contactos para sacarte de ésta situación sin problemas.-

-Tu... ¿Sabías que me no estaba secuestrada?- pregunté avergonzada.

-Digamos que traté de entender tus sentimientos y el porqué no regresaste con Hawks cuando tuviste la oportunidad.- dijo y después suspiró.

-Perdón por hacerte pasar por ésto.-

-Prométeme que confiarás en mi y que no volverás a hacer algo tan imprudente como eso.- dijo con voz de mando.

-Lo prometo.- dije y me recosté en el asiento de el auto para finalmente quedarme pacíficamente dormida.

No debería ser / Aizawa X TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora