capitulo 23

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-Puedes confiar en mí, soy yo- me dice con su gruesa pero calmada y baja voz.

Sonrió entre lágrimas sintiéndome tan malditamente humillada, señor Thenny, genial me esta viendo llorar, lo empujo con todas mis fuerzas haciéndolo tambalear para luego quitar de un solo tirón su saco y tarárselo a lo que este cae al suelo en sus zapatos lustrados, con mi mano derecha quitó las lágrimas que cubren mi cara con tal fuerza y rapidez que siento mi cara arder por el roce de pieles, pero no me importa ahora.

-Lárgate, no necesito la lástima de alguien como usted- dije firmemente desquitando toda esa tristeza cambiándola por enojo, lo veo de abajo hacia arriba con cierta arrogancia, él asiente mientras me sonríe como si esto no fuera nada, como si mis palabras no fueran nada pero sin irse ni dar un paso.

-Que se largue- repetí entre dientes.

-Está bien quédate, yo me largo- dije dirigiéndome a paso largo hacia el evento para irme de este lugar mierda de una vez.

Cuando estoy por llegar a las escaleras siento unos fuertes brazos cubriendo mi cuerpo, me quedó estática ante esa cercanía, cerrando los ojos por unos instantes.

-Suéltame, no quiero que me toque- dije más calmada, solo quiero irme de aquí.

-Sabes Jane no siempre debes de ser así, no siempre debes mostrar ese caparazón tuyo que tanto te caracteriza, ni sufrir sola, está bien llorar y no por eso la gente va a sentir lastima por ti, todos lloramos, yo no te juzgare, se que no me quieres ni te gusto y eso duele pero puedes contar conmigo si no quieres hablar no hables solo déjame estar a tu lado- siento como me aprieta a el, me quedo callada, por primera vez me callo, aprieto los ojos sintiendo las lágrimas queriendo salir, siento como él me suelta para ponerse enfrente de mi y abrazarme a su cálido pecho, aprieto mis labios dejándome ser, dejando que me abrace.

Ciertamente pensé que esto estaba superado, que cuando lo viera solo habría satisfacción por hacerlo miserable, que había tenido mi venganza haciendo que fracasara todos estos años, destruyendo sus sueños, me sentí mejor viéndolo fracasar me deleite de su sufrimiento viendo como sufría mucho más que yo por su engaño, pero ahora siento un sentimiento en mi pecho que me desagrada, no lo quiero sentir, pero al mismo tiempo siento alivio, porque al fin lo solté, ese rencor que tenia aun guardado se esta yendo.

Después de un tiempo cuando estoy mejor me separo del pecho del señor Thenny sintiendo vergüenza, esperando una mirada llena de burla o arrogancia incluso de superioridad pero cuando alzo mi cara viendo solo me encuentro con una cálida sonrisa con unos ojos reconfortantes que hacen que esa vergüenza se disipe.

-Siempre estaré aquí jane, no importa que, ahora vamos debes de estar cansada, déjame escoltarte a tu casa - toma mi mano para guiarme a la salida trasera sin pasar por el salón evitando las miradas en el proceso, cuando salimos hay una limosina negra esperando, el abre la puerta dejándome entrar para luego el ingresar también, el camino es tranquilo, tanto que no quiero preguntar como conoce la dirección de la mansión Tuell y menos cuando dio la instrucción que nos dirigiéramos a ella, escucho su risa haciendo que voltee.

-¿De que te ríes?. pregunte seriamente haciendo que pare su risita pero me ve aún con una sonrisa.

-Acabo de descubrir que no solo me gustas en tu faceta decidida, burlona y altanera, sino que en esta también, sigue luciendo tan bien en cualquier faceta que hace latir mi corazón tan deprisa que no se como expresarme- me sonríe, es tan raro, a diferencia de su tamaño y aspecto se comporta como un un gatito, es un acosador pero a diferencia de cómo se comporta en los negocios y con las demás personas lo describen conmigo se comporta como un niño buscando atención de la chica mayor de la que está enamorado, siendo que no es el caso, pero es algo tierno.

Sonrío cuando siento cómo se detiene la limusina.

-Créeme que solo verás esta faceta por hoy, es un hombre afortunado, no muchos pueden decir que vieron llorar a un Tuell- sonreí.

-Eso espero Jane, sinceramente me gusta más cuando sonríe y está feliz- abro la puerta de la limusina saliendo cuando veo sus intenciones de bajar para abrirla el mismo, ya afuera me volteo sonriéndole para decir.

-Gracias Aleister.

JANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora