capitulo 24

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-Habla- dije contestando el teléfono de mi oficina mientras hago una mueca, la verdad hoy no estoy de muy buen humor, preferiría quedarme en mi casa o salir a algún lugar a divertirme pero lastimosamente soy ahora un adulto con trabajo y no es  fin de semana, ayer fue un día de mierda.

-Disculpe señorita pero hay alguien buscándola, dice que es de un negocio y que son conocidos, su nombre es..- la interrumpo mientras cierro los ojos.

-¿Tiene cita para hoy?- fui al grano esperando que no, no quiero tratar con gente hoy, pero lastimosamente eso es parte de mi hermoso trabajo.

-No- dice después de unos segundos.

-Dile que se largue o haga cita- dije colgando, no quiero pretextos, pero en eso vuelve a sonar el teléfono a lo que contestó.

-¿ahora que?- dije.

-Ese señor exige que lo atienda sino no se irá, ¿Debo llamar a seguridad?- eso debería haberlo hecho desde que se puso pesadito pero bueno.

-¿Cual es el nombre de esa persona?- dije cansada, precisamente hoy pasan estas cosas.

-Es el señor Alexiou- dice a lo que hago una mueca ese idiota.

-Déjalo pasar- dije pensando que esto está bien, así mato dos pájaros de un tiro y sin moverme de mi asiento, después de unos minutos lo veo ingresar sin tocar la puerta siendo tan impertinente como siempre, un niño mimado y con pensamientos muy extremos de superioridad imaginaria, lastimosamente somos socios en una empresa que él maneja desde la muerte de su padre el cual era amigo de mi padre, la empresa es una perdida de dinero que a pocas penas es sustentable por el mal manejo que este individuo le da, solo está ligada a los Tuell por su padre y antiguamente mi padre pero lastimosamente para él mi padre se ha retirado y el suyo está tieso.

-Tiene unos empleados muy incompetentes- dijo sentándose enfrente de mí sin mi permiso, muy incompetentes.

-Yo también lo creo, pero dígame, ¿A que ha venido?- sonreí recargando mis hombros en mi escritorio el me extiende unos papeles los cuales los tomo dirigiendo mi vista a estos..

-Vera queremos expandirnos y tenemos nuevas ideas que mejorarán el mercado esta vez pero solo necesitamos que nos dé un...- No lo dejó terminar, he invertido en esto por culpa de mi padre y no he visto mejora ni aún ayudando, leo con rapidez las hojas que me ha dado donde se explica mejor toda esta mierda.

-,me niego- dije dejando los papeles en mi escritorio.

- Pero este será un buen negocio solo debe de creer en mis capacidades- me quiero reir, ¿yo creer en un inútil como el?.

- me niego, tu negocio y administración son una mierda, así o mas claro- deje sonriendo burlonamente sin mostrar los dientes.

-No puedes negarte, este es un buen negocio, además que ridículo de mi parte- se ríe a lo que alzo una ceja- estoy hablando con una pija como tu, cuando es con tu hermano el que maneja todo esto- solté una risita, el idiota cree que Damian es mi jefe, hasta pensarlo da risa, me he ganado este puesto soy la mejor en esto y mi padre lo sabe por lo que yo estoy a cargo de todo lo relacionado con el publico, los socios y eso incluye la renovación de contratos y las decisiones si se hace o no, por lo que a veces tengo que tratar con idiotas, el se levanta enojado del asiento.

-Adelante, la puerta está muy abierta por si quieres ir- señale con gracia la puerta, aunque hablara con Damian, él probablemente también se negaría, pues podemos ser muy diferentes pero los dos pensamos lo mismo de personas como él.

-Ya no recordaba que las pijas como tú solo sirven para chupar pollas con la cabeza inclinada mientras disfrutan de su bolso nuevo como premio, siento ser yo quien te lo recuerde pero sirves para manejar otra cosa que no sea tu maquillaje, no hables de negocios cuando eres una cría- me levanto de mi asiento caminando hacia él para quedar de frente, levanto mi cabeza para mirarlo sin intimidarme de su aspecto.

-lustra mis tacones- dije mirándolo firmemente.

- acaso estas loca, una perra como tú ¿Cómo te atreves?- dice acercando más su cara, sentí mientras que hablaba como gotas de saliva caen en mi cara, me desagrada pero ni aun asi aparte mi vista de sus ojos.

-¿No quieres tu negocio?, lustra mis tacones, no lo repetiré y tu no tendrás otra oportunidad- él me ve apretando su mandíbula, las venas se marcan en su asquerosa frente mientras su ojos están tan rojos del enojo y los abre de más, yo no aparto los ojos de él mostrándome tranquila, todo queda en silencio hasta que el lentamente se inca a lo que sonrió cuando está en el suelo hincado, muevo mi pie enfrente dejándolo a su vista pero el solo se queda viendo mi tacón sin hacer nada por un tiempo, cuando acerca su mano queriendo lustrar mi tacón con su pañuelo maloliente y está apunto de hacer contacto lo quito y camino a un lado de él.

- ¿Ahora lo entiendes?, las "pijas" como yo nacimos para imponer respeto y si no se nos da quitarlo a hombres como tú que creen que son superiores cuando apostaría que ni puedes lustrar bien mis tacones, puedes creerte superior pero no significa que lo eres, no te confundas aquí el único chupa pollas eres tu, por otro lado yo no trabajo con escorias que no diferencian quienes son sus superiores- cuando termine con mi discurso camine hacia mi asiento, esto de enseñar a asnos me cansa.

-Ahora largo antes de que te quiera quitar del mando de esa mísera impresa o cortar conexiones con esta- veo como él se levanta del suelo viéndome furiosamente,

-No puedes, es mi puesto- me río, al parecer no lo entiende aun.

-Oh qué niño tan tontito, aun no te queda claro quien soy. además ¿si te lo pueden quitar realmente se pudo considerar algún día tuyo?- hice un falso puchero, él se quiere acercar a mi pero nuevamente hablo.

-No hagas una tontería o te humilles mas, a menos que quieras una demanda, si sabes lo que te conviene sal por la puerta calmadamente, te advierto que los de seguridad no son muy agradables con los que muerden la mano de quien les da de comer- hago una seña de que se vaya, el es un poco inteligente y se da la vuelta yéndose sin más pero antes azota la puerta fuertemente, me recargo en mi asiento cerrando los ojos por un momento, que semana de locos.

JANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora