capitulo 37

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Siento un pinchazo en mi brazo que me hace querer abrir los ojos recuperando la conciencia, pero cuando lo intento solo un ojo lo siento abrirse el cual cierro rápidamente cuando la luz toca mi mirar, pero son esfuerzo vuelvo a intentarlo y nuevamente solo puedo abrir el ojo derecho, veo que me encuentro en la habitación de un hospital, volteo mi cuello hacia donde viene ese horrendo ruido encontrándome con la máquina que marca el sonar de mi corazón, y bajando la mirada me encuentro conectada a una bolsa de suero o no se que, trato de quitarla pero cuando quiero moverme una delgada mano toma mi brazo impidiendomelo.

-Me alegra que ya haya despertado señorita Tuell, ¿cómo se siente?- miro a la enfermera cuando levanto mi cara, ella me da una gran sonrisa esperando mi respuesta, que pregunta tan estupida.

-Como si hubiera ido al parque a comer helado- contestó de mala gana sacando a flote mi hostilidad, ella no quita la sonrisa pero ya no hace más preguntas idiotas.

-Me alegro, espere un momento, voy a avisarle al doctor que despertó, sus familiares estarán encantados con la noticia, ellos la aman mucho, estuvieron todo el tiempo impacientes esperando afuera- asiento sin ganas de saber de nada, solo quiero irme.

Veo como sale para que después entre un doctor sonriente y se acerque a mi, al parecer aquí todos sonríen.

-Buenos días señorita Tuell, veo que se encuentra con mucha energía, me alegro- me le quedo mirando mientras él hace todos los chequeos que según él tiene que hacer haciendo anotaciones.

- Señorita Tuell, usted tiene una costillas rota de cada lado, un dedo fracturado de la mano izquierda, su ojo derecho aún está inflamado por los golpes recibidos pero en uno o dos días podrá ver bien, tiene hematomas en todos su cuerpo, los lugares más visibles son su cara y unos cuantos cortes por arma punzocortante leves en sus brazos, una esguince no muy grave en su hombro derecho y por último una conmoción cerebral por el cual en los próximos días se tendrá que quedar aquí y puede que tenga uno que otro síntoma como dolor de cabeza, confusión, falta de coordinación, náuseas, mareos, zumbido en los oídos, somnolencia y fatiga excesiva., si me permite reconocerlo, es toda una guerrera- asiento sin importancia viendo como él se separa de mi para juntar sus manos.

-Bueno, ahora que veo que está bien voy a informarle a sus familiares que pueden pasar a verla, están impacientes por usted señorita- el sale de la habitación y yo solo quiero agua pero no quiero que me la de él, veo un vaso en la mesita junto de mi y estiro mi brazo queriendo agarrarlo pero me es imposible ni si quiero lo siento, bajo mi mirada y miro con más atención mi estado, mi mano izquierda está vendada y mi brazo derecho está en un cabestrillo el cual me impide moverme, rindiendome volteo a ver el techo sintiendo un leve mareo.

-Jane- escuchó una voz quebrada en la puerta, volteo a ver de quién se trataba encontrándome con dos personas.

-Hola- contesto con la voz seca.

-Mi bebe- dice con voz quebrada mi mamá caminando rápido hacia mi para abrazarme por la cabeza, puede que para no lastimarme.

-Ya estoy aqui bebe, nada te sucederá ahora, mira como te dejaron esas malas personas, sólo espera y vas a ver como los deja Mama por lastimarte- dijo separándose y viendo mi cara tomándola cuidadosamente entre su mano, yo con mis ojos hago la seña de que me de agua.

-Toma con cuidado- capta la señal y toma el vaso de agua ayudandome a beber lentamente hasta que el líquido se acaba.

-¿Quieres más?- pregunta y yo niego.

-Te amo bebe- me abraza nuevamente soltando sollozos haciendo que piense que mi aspecto no es el mejor por el momento, está muy amorosa, mi madre siempre a sido una mujer dura y de carácter muy fuerte que me regaña constantemente aunque ya soy adulta pero viéndola ahora llorar por mi hace que mi corazón tiemble sabiendo que me ama.

-Hazte a un lado- habla mi papá empujando a mi mamá un poco por lo cual recibe una mala mirada de ella, el me abraza fuertemente haciéndome un poco de daño.

-Mi pequeña flor, mira como estas, esos maleantes son tan malos, cuando Damian me dijo que te secuestraron te juro que casi me da un infarto, sin ti me muero ¿lo sabes no?- asiento viendo como mi papá derrama lágrima tras lagrima- mi bebe, no sabes lo tristes que estábamos, tu mama casi me come vivo por no cuidarte bien, lo siento, soy un mal papá, mira como estas, si tan solo hubiera llegado antes, casi pierdo a mi hija favorita.

-Soy tu única hija- conteste.

-Pero sabes que entre tu y tu hermano te amo mas a ti mi pequeña florecita- asiento, así debe de ser.

-Yo también los quiero- sonrió sintiéndome segura, pero luego una duda llega a mi cerebro.

papá, mamá los llamo teniendo la atención de los dos en mi.

-¿Cómo es que me localizaron si ellos no dejan huellas, no querían dinero y no tenía nada con lo que me rastreen?- se miran entre ellos como comunicándose, haciendo que sepa que hay algo raro en todo esto.

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JANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora