capitulo 52

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Tienes que ser muy ególatra o demasiado estúpido para pensar que solo tú puedes drogar y secuestrar gente a placer. Acomode al desmayado empujándolo hacia el lado de la puerta no queriendo sentir un momento más su cercanía para luego guardar la jeringa en mi bolso y poner mis manos juntas sobre mi regazo, veo hacia el frente esperando llegar lo más rápido, hoy será una noche agitada.

Cuando escucho las llantas sonar y el auto aparcar acomodo un poco mi cabello para disponerme a bajar, hago una mueca cuando veo todo la tierra y pasto seco en el camino terroso, al bajarme y sentir bajo mis zapatillas las piedras maldigo mentalmente por este jodido lugar.

-Carga o arrastra al señor como se te haga más fácil- hable cuando vi que se bajó el conductor dirigiéndose a la puerta del maniaco- cuando lo hayas metido colócalo sobre una silla y amárralo muy bien, es más asegúrate de que esté tan fuerte la atadura que se le corte la circulación- sonreí al terminar con las indicaciones básicas.

-Como lo ordene señorita Tuell- hace una pequeña reverencia para disponerse a abrir la puerta dejando caer al bello durmiente como un costal, pero el señor al parecer es un poco considerado pues lo toma de los costados cargándolo como si nada. Cerré la puerta del auto y mire como uno de mis guantes blancos tiene una pequeña mancha de tierra.

-Ustedes dos lleven esta inmundicia dos cuadras antes de la casa del señor y mal estacionen, deben de procurar que se lo lleve la grúa y por supuesto que no los vean- ordene a los dos hombres que estaban parados esperando mis órdenes.

- Como usted ordene señorita Tuell- veo como arranca el auto marchándose por donde llegamos, sonreí mirando mi reloj viendo que aún es temprano.

-Perfecto- me dispuse a entrar pero algo se me hizo extraño al ver un auto blanco estacionado a unos cuantos metros tratando de pasar desapercibido sin lograrlo, es imposible que alguien esté aquí sin propósito alguno puesto que aquí es una capilla abandonada alejada y este terreno es de nadie.

Mire los tres hombres que quedan esperando instrucción mía. Señale a el de la derecha.

-Tu entra y ayuda a amarrar a el señor Thorne y ustedes dos saquen discretamente sus armas y cuidadosamente vean quien está en ese carro, sea quien sea tráiganlo ante mí- ellos asintieron y yo me quede ahí viendo hacia el auto blanco mientras los dos hombres iban a ver de quien se trataba, dudo que sea la gente de Thorne pero puede ser el entrometido de Damián o Raisa metiendo sus narices donde nadie los llama, pero mi cara cambia completamente de expresión al ver quien de quien se trata, siento la furia apoderarse de mi y a paso apresurado camino hacia el estúpido que se baja de su auto sin oponerse para nada y me siento aún más enojada cuando lo veo agitar su mano en un saludo cuando ve que me dirijo hacia él, es un descarado.

-¿Estás drogado o qué malito del cerebro?, te dije muy claramente que no me siguieras, lo prometiste- le di una cachetada cuando llegue frente a él volteando su cara, mi plan fuera perfecto pero veo aquí a el señor Thenny.

-No firme nada por lo que la promesa se invalida, pero la que debes de explicar eres tú que por lo visto ahora te volviste cambiaste de profesión y eres sicaría secuestrando gente como si de ir de paseo se tratara- bufé por sus estupideces.

-Si soy sicaria, policía o unicornio a ti no te debe de interesar, ahora lárgate que yo me encargo de mis problemas- él negó cruzándose de brazos.

-Me quedo- habla decidido.

-Te largas si no quieres terminar atado como el tipo desmayado que tengo adentro- el alza una ceja, no se ve ni un poco intimidado y yo me niego a ceder.

-No te atreverías- sonreí.

-Rétame- levanté aún más la cabeza, al parecer él no sabe de lo que soy capaz.

-No me harías daño porque aunque lo niegues y huyas sin dar una explicación como esa tarde en el café después de nuestro beso me quieres o por lo menos me aprecias y tú no le harías daño a alguien que quieres- se acerca aún más a mi hasta que nuestras caras están cercas, quiere doblegarme pero él ni nadie lo hará. Aun viéndole a los ojos doy la orden.

-Acompañen al señor Thenny a su casa y como le veo muy aburrido háganle compañía hasta que se divierta un poquito- el señor Thenny se aleja de mí cuando se jalado por dos manos hacia atrás pero aun si quito la sonrisa no despega la vista de mí.

-Jane tu sabes que si me llevan voy a escaparme y te prometo que le diré a tu hermano y padre sobre esto- sonreí.

-¿Ahora eres un crío entrometido que me va a acusar con mi papi para que me quite la mesada?, no sé si aún no lo entiendes pero a mi poco y nada me importan las opiniones de Damián o mi padre a la hora de tomar decisiones pues no se si no lo notas pero yo no soy una cría- respondí, ¿que ganaba él con entrometerse?.

-Muy bien, tampoco te va a importar que Raisa se entere que tienes secuestrado a un tipo tu sola- muerdo mi mejilla interior aguantando las palabras, sé que Aleister es inteligente y no me quiere como enemiga pero se está ganando a pulso mi enojo.

-Acompañen al señor dentro y déjenlo sentado en una esquina- ordene y ellos acataron la orden escoltando a un Aleister sonriente por haber "triunfado" dentro de la capilla, masaje mi tabique maldiciendo al manipulador del señor Thenny, pero en parte tiene razón, para mí es muy fácil dar la orden y que le den una buena golpiza por altanero, sé que el tomaría represalias contra cualquiera menos contra mí pero una parte de mi no quiere dañarlo.

Camine dentro viendo a los hombres que vigilaban hacer su trabajo, al entrar el olor a humedad y polvo llegó directamente a mí, repase el lugar sonriendo por lo perfecto que es para hacer cosas como estas, digo ningún mortal en sus cinco sentidos se acercaría ni ebrio por lo tenebroso que se ve por fuera como por dentro, aquí hasta el confesionario y las banquitas se encuentran en un estado tan deplorable y degradado, es perfecto y magnífico.

-Muy bien a lo que venimos- junte mis manos creando un eco y camine hasta llegar al lado de la bella durmiente.

-¿Acaso la dosis era muy fuerte?- le pregunté al hombre que lo había amarrado.

-La más leve como lo ordenó- responde como calma, asentí y mire al amordazado pensando que además de maníaco es débil como un capullito.

-Entiendo, ya puedes salir, cualquier cosa les hablo- asintió y caminó hacia fuera acatando mis órdenes. Vi cómo el hombre dormía plácidamente, se veía tan calmado con la boquita abierta que no me resistía y golpee su pómulo con mi puño, al ver que no despertaba ni con eso cerré su boca y tape su nariz dejándolo sin entrada de oxígeno, al minuto abrió deprisa los ojos en busca oxígeno y lo primero que vio es a mi como el tanto anhelaba.

- Veo que por fin despertaste, hiciste esperar bastante a tu amada Adelfa- sonreí mostrando mis dientes mientras que él trataba de recuperarse, hoy voy a descubrir su amor es muy fuerte como el presume.

JANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora