final

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Veo a Aleister de espaldas, seguramente me está esperando, me siento estúpida por lo que voy a hacer pero prefiero hacerlo a quedarme con las ganas.

levanto mis brazos y tapo con mis manos sus ojos o bueno mejor dicho tapó sus lentes haciendo que se alteren.

-¿Quién crees que soy?- pregunte con una sonrisa que se vería borrada de inmediato por sus estupideces.

-La pelinegra que me coqueteo hace unos minutos- asegura, se me va toda la alegría, lo sabía es todo un ojo alegre.

-No me rete señor Thenny- el toma entre sus manos las mías cuando las voy a quitar de su cara y al darse la vuelta me envuelve en sus brazos.

-Cuando hablas con ese tono logras estremecerme completamente, siento me lanzaras a una isla desierta con únicamente una pistola con solo una bala- se rie a carcajadas, envuelvo mis brazos en su torso y cierro los ojos disfrutando del calor que desprende.

-No me des ideas que las voy a recordar en el futuro- sus manos acarician mi cabello, últimamente se le ha hecho costumbre.

-Me siento como un pervertido al confesarte que además de asustarme me pone que me hables así- golpee su espalda y él en respuesta beso mi cabeza.

-Me gustaría saber quien era es pelinegra- apreté más mi agarre al murmurar.

-¿Acaso la inalcanzable Jane Tuell está celosa por un simple mortal como yo?- pude mentir pero no lo hice.

-Una mujer segura nunca se siente celosa por otra mujer, pero si me molesta que te hagas el gracioso hablando de otra mujer- confesé haciendo que dejara de acariciarme por un momento, me removí un poco queriendo que continúe, él al darse cuenta lo hace.

-Era una broma, no te disgustes, asi que para aclarar esa pelinegra no existe y si existiera ni siquiera le hubiera dirigido la palabra o mirado sin importar cuanto se me insinué, ¿sabes el por que?- negué queriendo que continúe, el es tan dulce, cariñoso y hablador cuando esta conmigo que cualquiera que lo viera sin conocerlo lo catalogaría al instante como un hombre dulce y dócil pero con los demás es tan distinto, hablando con un tono frío y calculado, que me hago la idea.

-Porque todas las personas además de ti se me hacen tan irrelevantes e insignificantes, mantener una conversación que no sea con mi cielo me pone irritado- me rio al oirlo tan serio, siento un orgullo por sus palabras que hace sentir cálida.

-¿Ahora nos ponemos apodos?- pregunte.

-Puede que sí- nos quedamos en silencio disfrutando únicamente de este acercamiento tan íntimo. Me siento cómoda entre sus brazos sin importarme estar a media calle.

-Feliz cumpleaños- susurre, se separa un poco.

-Te acordaste- me sonríe gentilmente.

-Nunca olvido nada.

-¿Qué me darás de regalo?- exclama.

-Que no se vea el interés- le seguí.

-Te adelanto que tú tendrás el regalo más caro del mundo y únicamente hay una pieza en existencia, además que no es por presumir pero diversas personas lo codician- deje de abrazarlo y me aleje un poco de él. Metí mi mano al bolso de mi abrigo sacando un moño y pegandolo a mi cabeza.

-Tu regalo soy yo- lo vi sonreír emocionado, me abrazó fuertemente para después alzarme del suelo y darme vueltas varias veces.

-El mejor regalo de toda mi vida, te juro que lo apreciaré todos los días de mi vida- besa mi mejilla varias veces. Soy la mejor dando regalos.

JANEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora