Capítulo 10

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Después de parar brevemente en el piso tres, Scarlet, el idiota divertido y el idiota nenedertal, subían al piso diez. En todo el trayecto Scarlet se había fusionado literalmente a una de las paredes del ascensor. La sensación de su cuerpo ante el movimiento del ascensor hacía que sintiera una sensación extraña en el estómago, lo cual provocaba que quisiera devolver lo que había ingerido esa mañana. Sin contar por su puesto la forma en la que el idiota neandertal la veía. Su mirada no se había despegado de ella, y aunque ella no podía verlo a la cara, por algún motivo que ella desconocía, podía sentir su mirada penetrante sobre ella. Estaba claro que el hombre presentía o sentía quién era ella, o al menos que la conocía. Aunque ciertamente no se conocieran de nada y solo hubieran cruzado palabras y miradas en el restaurante. 

El ascensor se detuvo y Scarlet por fin sintió que el estómago volvía a su lugar. 

"Como si realmente pudiera moverse de lugar" Aunque para ella se sintiera de ese modo. 

Sacó el carrito del ascensor y esperó a que el idiota neandertal la guiara, pero una vez más, el simplemente se quedó parado casi delante de ella. Como si esperara a que ella hiciera algún movimiento. Aunque Scarlet estaba más asustada de respirar, como si eso la pusiera en evidencia. 

—¿Qué pasa? —Preguntó el idiota divertido y Hector simplemente negó, volviendo a preguntarse el por qué de ver a esa mujer conocida. 

Era extraño que todo el cuerpo le pidiera reconocerla. Y eso empezaba a causarle migraña. 

—Vamos. —Dijo y empezó a caminar en dirección a su oficina. Abrió por completo la puerta y caminó entre las cajas esparcidas por todo el espacio. Las personas encargadas de llevar todo lo empacado, desde la antigua editorial a la nueva, simplemente habían dejado todo esparcido, sin nombres o lo que contenía dentro. Por lo que Hector había ordenado el despido de los involucrados. Incluyendo una demanda por cualquier documento o posesión faltante. 

—¿Qué diablos pasó aquí? —Dijo el idiota divertido y caminó sobre las cajas, casi tropezando con estas. 

—Ayúdame a abrir las ventanas. —Ordenó Hector y empezó abriendo varias de ellas. 

Scarlet no sabía cómo iba a hacer para limpiar todo ese desorden. Estaba claro que necesitaban sacar todas las cajas y limpiar el interior a fondo. Los muebles estaban cubiertos de polvo y el piso aún tenía rastros de estuco y cemento. Por lo que vio del edificio, casi todo estaba en orden, o por lo menos la oficina de Melany y las demás en las que estuvo. Estaban relativamente mucho mejor que esta. Aunque no tenían el tamaño y las grandes ventanas, por lo que supuso fue qué debieron demorar más en esta. 

—¿Cómo vas a limpiar todo esto? Está hecho mierda. –Dijo el idiota divertido y abrió las ventanas como se lo pidió Hector. 

—Por algo está ella aquí. —Soltó Hectór refiriéndose a Scarlet, como si fuera lo más normal, ladrar órdenes y tratar a las personas con arrogancia. Y Scarlet no lo soportó, ocasionando que levantara la cabeza al oír sus repugnantes palabras, para después fulminar lo con la mirada. —Y ahí está. Al fin me vez a la cara. -Dijo Hector con una sonrisa sádica. -¿Cuánto tiempo? -Dijo y Scarlet lo supo. El neandertal la reconoció y esa estúpida sonrisa se lo confirmaba. 

Hector por más que lo intentó no había dejado de pensar en quién era esa mujer. Que se le pareciera conocida, no era una coincidencia. La conocía y ella lo sabía. Sino ¿Por qué se taparía el rostro con tanto afán? ¿Por qué intentaría escapar de él en cada oportunidad? Y ahí tuvo su respuesta. Ahora entendía por qué se le hacía tan conocida. Ya la había visto huir de él. La mujer que no sólo lo llamó neandertal, sino que causó que él sonriera, como si fuera lo más natural para él. Y la expresión en su rostro lo confirmaba. Ella lo sabía y él también. Así que no había motivo para esconderlo. 

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora