Capítulo 20

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Antes de leer.

Hola a todas. 

Lo primero que quiero hacer, es desearles una feliz navidad y espero hayan pasado estas fiestas con sus seres queridos. 

También quiero agradecerles por los mensajes de la última nota que publiqué.

Me alegra saber que cuento con su apoyo y me encanta mucho saber que, al igual que yo, esperan que esta pareja sobresalga y tengan una historia maravillosa.

Las amo mucho y espero que pasen estas fiestas en paz y tranquilidad.

Nos leemos en el siguiente capítulo, que espero esté listo para el primer día del siguiente año. 

Cuídense y que Dios las bendiga. 

Bye. 

🎄🎄🎄🎄🎄

Scarlet sacudió su cabeza regañando se por sentir esa calidez y esos sentimientos que estaban completamente equivocados. Ese hombre estaba prácticamente secuestrándola y ella no podía tener ese sentimiento equivocado ni sentirse cálida por ello. No cuando nunca sintió absolutamente nada. Nada más que miedo y ganas de huir. Pero ahí estaba, casi pegada a ese hombre mientras él hacía la promesa de encontrar la, si ella decidía huir. Y eso no podía pasar. No cuando esa simple promesa no dicha, hacía que quisiera oír más, sentir más e incluso... sentirlo más. 

Levantó ambas manos y empujó el pecho de Hector queriendo estar lo más lejos posible de él, sin lograr absolutamente nada. No quería volver a sentir, mucho menos por él. Había construido un muro durante años y no dejaría que nadie lo derrumbara. No con promesas que tal vez nunca se cumplieran y mucho menos con palabras que la hacían sentir esa increíble calidez en el pecho. 

—Déjeme. Estoy cansada y quiero…

—No respondiste.

—¿Qué? 

—Hice una pregunta y no respondiste. ¿Quieres huir? —Scarlet quería mentir, pero al parecer ese hombre era como un sabueso tras un hueso y podía oler sus mentiras. Además de que sentirlo tan cerca, hacía que su mente estuviera en una bruma espesa la cual no la dejaba pensar. Así que no le quedaba de otra, más que decir lo que pensó. 

—Así es, quiero huir. Pero estoy segura que cumplirá la promesa de perseguirme hasta voltear el mundo al revés si lo hago. Y no quiero eso. Suficiente tengo con mi vida revuelta para que usted haga lo mismo con este jodido mundo. 

Hector pareció satisfecho con su respuesta y la dejó ir con lentitud. 

—¿Puede abrir la puerta, o tengo que tirarla a gritos? —dijo Scarlet y muy a su pesar Hector sonrió negando con su cabeza. La mujer tenía el carácter de un gato salvaje y eso le causaba gracia. 

Sacó una tarjeta de su bolsillo y la deslizó por la cerradura eléctrica de la puerta. Esta se iluminó con una luz verde y la puerta se abrió. Scarlet vio la tarjeta con la nariz arrugada y pensó en lo estúpido que era cargar con una. Para ella eran más eficientes, las llaves y los candados. 

Vio el interior de la casa y todo era oscuridad. Dio dos pasos hacia el frente, entrando al interior de la casa y sintió el cuerpo caliente de Hector tras ella. Estaba realmente cerca y si ella daba un paso, él daba dos. Y si quería alejarse de él, no podía dejar que entrara en la que desde ese momento sería su casa, o al menos hasta que lograra huir. El no podía acercarse más a ella, no cuando al parecer su creído muerto y duro sistema límbico estaba mandando neuronas directo a su cerebro. Haciéndo la sentir, cuando se hizo la promesa de no volver a sentir jamás.  

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora