Capítulo 2

777 65 1
                                    


Hector dijo sus intenciones pensando en que lo mejor era soltar todo y ver que pasaba. Pero nunca se imaginó ver a su hermano cambiar tanto el gesto en su rostro que parecía querer matarlo, o almenos darle una muerte dolorosa. Pero ahí estaba. Frente a su hermano siendo agarrado por el cuello como si se tratara de un delincuente.

Edward no esperó a que dijera nada más. En un segundo estaba frente a su hermano y en el otro estaba agarrando a Hector con ambas manos el cuello de su camisa levantando lo para ponerlo a su mismo nivel.

-¿Que quieres decir con eso? Y sito. ¿Que jodidamente quieres decir con eso? -Preguntó Edward mordaz.

Esperaba haber escuchado mal o él fantasma de su hermano y él iban a tener un problema.

Hector quería sonreír. Pero la mirada fría y casi asesina de Edward desechó cualquier humor que Hector tuviera hace unos segundos. Al parecer esa mujer tenía un agarre poderoso en su hermano, el cual no lo dejaba ver. Pero ya se encargaría él de quitarle esa estúpida venda de los ojos a Edward, aunque eso le costara unos cuantos golpes.

-Suelta me. -Dijo Hector igual de mordaz que Edward. Pero este no lo soltó. No iba a hacerlo hasta que Hector dijese que estaba bromeando. Por que esperaba que fuera eso o cometería un crimen y esta vez su hermano si estaría tres metros bajo tierra.

-Voy a hacerlo en el momento en que me digas que lo que dijiste era una puta broma. De lo contrario atente a las consecuencias, Hector. -Respondió Edward sin bajar el tono y Hector sonrió nuevamente y eso estaba definitivamente acabando con la paciencia de Edward.

-Aunque no lo creas hermanito. Solo vine para librarte de esa mujer como yo debí librarme de Stacy hace más de ocho malditos años. -Dijo Hector aumentando la furia de Edward.

Que su hermano comparara a su esposa con la puta zorra de Stacy estaba llevándolo al límite.

-Edward. -la voz de su esposa lo sacó en un segundo de la bruma asesina que había estado cubriendo su mente, volviéndola a la realidad. Una realidad en la cual tenía que ver por el bienestar de su esposa e hijo. Por lo cual no podía matar a su hermano si no quería pasar el resto de lo que le quedaba de vida en la cárcel. Además de que no quería darle ningún tipo de molestias a su esposa. La cual de por sí ya había estado demasiado nerviosa por la llegada de Hector. La forma en que temblaba al ser presa de su hermano le había traído recuerdos del pasado, en los cuales su esposa había sido víctima de él mismo. Así que por su parte haría todo lo posible por alejar a su esposa de cualquier amenaza cercana a ella. Y eso muy a su pesar incluía a su hermano el recién resucitado.

Edward soltó a Hector con brusquedad y trató de quitar el gesto de su rostro. El cual estaba seguro era de pura malicia asesina.

-Cariño. No debiste bajar. -Dijo Edward poniendo distancia entre su hermano y él, para después acercarse a su esposa que bajaba los últimos escalones.

No quería hablar frente a su hermano. Pero la mirada de curiosidad en su esposa lo haría hablar de todos modos. No podía guardarle eso, no cuando le había jurado que jamás le ocultariá nada. No a ella.

La tomó por la cintura y con una mirada cariñosa la llevó hasta donde se encontraba Hector. No la acercó mucho a él por seguridad, pero tampoco la alejó demasiado. No quería mostrar debilidad ni siquiera con su hermano.

-No se como decir esto y la verdad aun no me lo creo... Pero. -Edward no sabia como decir lo que tenía que decir. Pero sabía que tenia que hacerlo, era algo que no se podía ocultar. Tomó un poco de aire antes de continuar y habló. -Este pedazo de mierda es mi hermano Hector. No se porque y la verdad ahora mismo no se como putas lo consiguió, pero volvió de entre los muertos. -Dijo Edward reconociendo que ni él, que lo había tocado minutos antes podía creer que su hermano estuviera frente a éllos. Era algo de no creer. Y Anguelique reaccionó de la misma forma. No sabía que decir, como reaccionar o si debía hacer algo. Estaba claro que Edward no estaba mintiendo. Podía sentirlo en él, en su forma de ver al hombre frente a él, en sus manos temblorosas y en el gesto de nerviosismo y confusión que tenía en el rostro. Todo indicaba que el hombre que estaba frente a ellos era el hermano de Edward.

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora