Capítulo 18

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¿Qué está pasando?

¿Por qué estaba viendo el trasero del neandertal?

¿Por qué sentía que vaciaría el estómago en cualquier momento?

Scarlet se hacía esas preguntas, mientras veía el suelo sucio de los pasillos del edificio en el que vivía. O del que al parecer estaría dejando. Pero ella no quería eso, él no podía decidir si ella se iba o no de su agujero. Era frío e inseguro, incluso el olor a humedad era horrible y muchas veces no la dejaba dormir. Pero era uno de los mejores lugares en los que vivió. Hasta ahora había tenido que huir varias veces de algunos lugares en los que se había visto insegura. Y aunque su agujero era como ella lo llamaba, Un agujero en el suelo. Era suyo. Algo que ella había encontrado con mucho esfuerzo. Y no iba a irse de ahí sin pelear.

-Bajé me o voy a gritar. -Amenazó pensando que eso detendría a Hector. Pero éste en vez de detenerse siguió caminando como si su amenaza le resbalara, como agua en el parabrisas. -No escuchó. Voy a gritar y decir que me está secuestrando, así que es mejor que me deje o...

Scarlet no pudo terminar de hablar al sentir la opresión en el estómago por la sacudida de Hector. La hizo brincar en su hombro haciendo que la opresión en el estómago fuera más intensa y le sacara el aire, haciendo que se callara. Aunque Hector se arrepintió de hacerlo al recordar su garganta magullada. Pero por el momento haría a un lado su arrepentimiento.

-Si me vas a amenazar, que sea con acabar con mi vida, porque nada más va a detenerme. -Dijo Hector saliendo del edificio. Pero se detuvo al ver a dos muchachos queriendo abrir las puertas de su auto. Retomó su paso y caminó hacia ellos. En cuanto los muchachos lo vieron dejaron de intentar abrir el auto y se prepararon para enfrentar a Hector. Pero él se acercó a ellos sin miedo, desbloqueo el auto y condujo a Scarlet al asiento del copiloto. Abrió y como pudo la metió mientras ella pataleaba y amenazaba con gritar. Pero en cuanto ella vio al par de muchachos en la puerta del conductor con un pedazo de metal que ella suponía era para abrir el auto, se detuvo. Se puso alerta porque ya había visto a los muchachos atacar con objetos como ese y por un segundo temió por la seguridad de Hector. Además de que Hector cerró su puerta y caminó hacia ellos sin temor alguno, como si el pedazo de metal no supusiera ningún peligro.

-¡Largo! -Una palabra. Era una sola palabra, pero esta fue dicha con tanta fuerza y demanda que ambos muchacho se vieron entre sí y se alejaron un poco del auto. Hector sin mirar más hacia ellos abrió la puerta y se propuso a entrar dentro. Y todo pasó tan rápido que Scarlet tenía las manos tapando su boca mientras trataba de ver por la puerta, que estaba entreabierta. Se propuso a salir, pero la voz de Hector la detuvo.

-Ni se té ocurra salir del puto auto. -La advertencia era clara. Pero no había sido en el mismo tono en el que se había dirigido a los dos muchachos, fue más suave y con un tono protector.

Uno de los muchachos estaba al frente de Hector y aunque Scarlet no podía ver lo que estaba pasando, sabía de alguna manera que Hector no estaba lastimado. Hector por su parte agradeció de alguna manera haberla metido al auto antes de enfrentarse a los dos delincuentes juveniles que tenía enfrente. Pensó por un momento que la clara amenaza en su mirada sería suficiente para que se alejaran, pero al parecer uno de ellos tenía pocas ganas de vivir, si lo atacó viendo su tamaño. En cuanto lo sintió acercarse Hector se volteó y recibió el tubo de metal con la mano, la cual iba dirigida hacia su cabeza, para después agarrar al muchacho por el cuello. Restringiendo cualquier bocanada de aire que él quisiera obtener. Y ahora parecía estar perdiendo rápidamente el color de su rostro. Y aunque Hector se había convertido en un hombre despiadado, no pensaba que lastimar al muchacho era la solución a ese tipo de problemas. Pero sí tendría que dejar una clara advertencia. No por él. Sino por el chico mismo. Si él iba atacando a hombres como él, un día aparecería en las noticias como un cadáver sin dueño. Así que él intentaría mover un poco sus hilos para hacerlo reaccionar.

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora