Capítulo 9

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¿Por qué "Él" estaba ahí?

¿Por qué estaba él idiota nendertal ahí?

Scarlet no podía creer su suerte. Mientras analizaba el por qué de que esté el idiota nendertal ahí. Escuchaba como este la llamaba. Era claro que él trabajaba ahí, por la forma en la que se mostraba autoritario mientras la llamaba. Pero... ¿Por que tenía que trabajar justo en el mismo lugar en el que ella llegó a trabajar?

Ah... sí claro. Por que Scarlet tiene tan mala suerte que la maldice los trescientos sesenta y cinco días del año, los doce meses, los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día.

Osea... solo siempre.

Cuando llegó esa mañana, casi a las seis de la mañana. Esperó que todo fuera como en todos los trabajos que había tenido hasta ese momento. Limpiar, barrer o mover cosas, lo normal. Pero no. Todo se volvió anormal, en el segundo en el que se dio la vuelta y vio al hombre nendertal parado frente a ella. Imponiéndose y mostrándose autoritario como la vez que lo vio en el restaurante. Esa mirada mortal y esa sonrisa sádica aun estaban presentes en sus recuerdos y por mas que hubiera intentado borrarlos, no pudo. Así que ahí estaba, dándole la espalada a pesar de escuchar sus llamados.Y aunque en ese momento lo único que pensaba era en escapar, literalmente del nendertal. No podía. Tenía que trabajar y sacarse a sí misma del agujero en el que se metió. Además de que no podía irse y dejar a Leyla en ridículo después de lo que hizo por ella. No. Eso no entraba a discusión.

Caminó en dirección contraria al nendertal a pesar de haber escuchado su voz llamándola, esperando no tener que toparse con el en ningún momento futuro, pero esa voz gruesa y dura, una vez más llamándola, la hizo detenerse.

-Le dije que se detuviera. No escucha, o esta sorda. -No era una pregunta. Sus palabras y la forma en las que las decía hacían que Scarlet apretara los dientes de la impotencia.

¿No podía hablar y pedir las cosas con amabilidad o solo era un cavernícola que gruñia a todos y a todo?

Y aunque quería gritarle esas palabras, una vez más. No podía. Y lo peor es que al parecer el no iba a dejarla en paz. Así que se ajustó la gorra y la bajó un poco para que al menos no todo su rostro sea visible. Se acercó llevando con sigo el carrito en el que tenía todos los implementos de limpieza y en cuanto estuvo lo más cerca del hombre causante de su subida de bilis, se detuvo.

-La llamé varias veces. ¿Por qué no se detuvo? -Dijo el nendertal y Scarlet quería gritar y decir que obviamente estaba ignorando lo. Pero otra vez, no podía.

-Lo siento, no lo escuché. -Dijo intentando hacer su tono de voz un poco más gruesa. Tal vez el ni la reconocería, pero no perdía nada intentando.

-Bueno, pues ahora esté más al pendiente. Lo menos que quiero en esta empresa, es al personal incompetente. e
Escuchó. -Una vez más Scarlet quería gritar. Pero se limitó a asentir. -Quiero que suba a mí oficina y la limpie por completo. Hoy comienzo a trabajar y quiero que todo este lo más limpio posible. Escuchó. -¿Porqué tenía que decir escuchó, cada vez que terminaba una frase? Es como si la creyera sorda, lo cual no era. Aunque había fingido no escuchar hace un momento.

Scarlet asintió sin decir nada, pero maldiciendo interiormente y esperó a que le dijera a que oficina se refería. Pero él nendertal simplemente se alejó. Dejándola peor que al principio.

Primero. Tenía que buscar una oficina que no sabía donde estaba, ni a quien le pertenecía. Segundo. La oficina que no sabía donde estaba, ni a quien le pertenecía, era la del hombre nendertal que ella no hubiera querido volver a ver. Y tercero. Estaba segura que tendría que rogar y morderse la lengua para no decir o hacer nada que la pusiera en el foco de vista del nendertal. Aunque eso lo veía muy complicado.

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora