Capítulo 29

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¡Nuevo Capítulo!

No se que me paso, pero escribí un capítulo enteró entre ayer y hoy.

Y espero poder seguir escribiendo, para llegar al final de esta historia que me muero por descubrirla junto a usted.

Espero les guste y nos leemos en el siguiente capítulo.

Bye.

😵😵😵😵😵


¿Qué estaba pasando? 

¿Por qué su vida había cambiado tanto? 

Hace menos de un año estaba en una cama caliente, con sus padres como sus mayores guardianes. Ahora estaba prácticamente encadenada a ese mugriento colchón, sin una sábana para taparse. Y lo peor de todo era el dolor que sentía en el cuerpo tras la última golpiza. 

Quien quiere una huérfana como tú. 

Deberías agradecerme el que te haya recogido. 

Si no haces lo que se te ordena habrá consecuencias. 

¿Cuántas de esas consecuencias ya había vivido? 

Ni siquiera había pasado un año y se sentía como si hubiera pasado un centenar. Como si su vida pasara por los lentes de una película de terror. Aunque esta se sentía completamente real por el dolor que podía sentir en las costillas. Y ese dolor había logrado que se sintiera inconsciente. Como si alguien estuviera en su cuerpo y no ella. Como si los gritos y golpes le hubieran dado la capacidad de salir de su cuerpo al menos por esos horribles momentos. Aunque siempre era golpeada después por no prestar atención. 

Debes robar. 

Debes ser ágil. 

Debes cumplir con las órdenes de los clientes. 

Ella es pequeña y servirá. 

Tenía esas frases en su cabeza como si fueran un mantra. Uno del cual dependía su supervivencia y por el cual tenía que hacer todo lo que le decían al pie de la letra. Aunque eso pusiera en riesgo su bienestar físico. Era irónico ya que de igual forma corría peligro quedándose en ese lugar. Pero si llegaba a huir. 

¿Qué haría? 

¿A dónde iría? 

No lo sabía. Y sus pies dolían por la última vez que se vio a ella misma corriendo por su vida. Tenía pequeños cortes en la planta de los pies y sus uñas parecían querer salirse. Pero el duro golpe que recibió en el estómago fue lo peor. Tal vez por eso despertó en ese mugriento colchón. Debió caer desmayada y la devolvieron a su prisión para que no estorbara. 

Su estómago empezaba a hacer ese ruido molesto que no la dejaba dormir. Y se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que probó un bocado. No lo recordaba, pero por el estruendoso ruido que estaba haciendo su estómago supuso que serían días. Tal vez dos o tres. Pasó por su cabeza el pedir comida. Pero desechó esa idea al recordar la última vez que había rogado por comida. 

El dolor en su cuerpo fue casi agonizante. Estaba segura de que estaba al borde de la muerte al sentir la última patada en la sien. Lo cual también agradeció. Si no hubiera perdido el conocimiento, estaría plenamente consciente de lo que siguió a esa patada y no deseaba eso. Más aún después de despertar dos días después con el cuerpo magullado. 

El Peso De Su Traición. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora