MADRE (MarkHyuck, Jichen, Johnten y NoMin)

XXXIX: Gracias por las alas

Chenle entró al muro y como si de una aspiradora se tratase pudo ver que la oscuridad se hacía pequeña. El muro era color blanco, brillante, solo podía sentir paz.

Se transformó en humano nuevamente y cuando lo notó traía puesta una túnica blanca y en frente de él, Madre lucía como una mujer, con ojos suaves y sonrisa benevolente. Sus ropas eran blancas simulando la pureza que solo las vírgenes tenían.

—Querido Chenle, me alegra que estés aquí. —Ella habló con voz amable. —¿Por qué tardaste tanto tiempo en convertirte en lobo allá afuera?

—Pensé que el poder que me diste era para mi forma de hada. —Mintió.

—Eres hermoso siendo un lobo mi pequeño bebé. —Ella acarició la mejilla del omega. —El poder que te di es para convertir a más personas en lobos, cuando sepan que están listos y confíen en sus descendencias los convertirán. —Madre explicó. —Necesitamos que haya lobos que protejan a la Naturaleza y den un buen ejemplo. Personas que no sean egoístas.

—¿Dónde están los demás? —Cuestionó Chenle observando a su alrededor.

Madre suspiró con ternura.

—Afuera del muro.

—¿Y cómo voy a salir? —Chenle no parecía, pero por dentro estaba preocupado. Pensar que no volvería a ver a sus amigos, a su familia o a Jisung lo llenaban de nerviosismo.

—Te quedarás aquí con Jaemin, Daegal y conmigo. —Ella inclinó un poco su cabeza. —Nosotros evitaremos por dentro del muro que la oscuridad salga.

—Pero, pero tú dijiste que Jisung y yo gobernaríamos Fairy y tendríamos un cachorro. —Chenle se escuchaba confundido y un poco nervioso. —No puedo quedarme aquí.

—Entonces busca la forma de salir. —Madre suspiró. —Pero te advierto, tu forma de lobo no te ayudará esta vez.

Chenle no había entendido. ¿Por qué Madre lo ayudaba, pero también lo retenía? ¿Qué clase de castigo era ese?

—No lo entiendo, ¿Entonces qué debo hacer? —preguntó el hada.

—Es una respuesta fácil. —Mencionó ella. De su lado derecho apareció el cuerpo dormido de Jaemin, de su lado izquierdo, una pequeña llamarada blanca. —Solo debes escoger a uno de ellos dos para regresar a casa.

—¿Qué es eso? —preguntó Chenle con detenimiento.

Madre lo observó y luego observó a la llamarada a la que se refería el omega, al igual que Jaemin parecía estar dormido.

—Es el espíritu de Daegal. —Murmuró Madre. —Como verás, he gastado gran parte de poderes para sellar a la oscuridad, no tengo fuerza suficiente para mantener el cuerpo de cachorro de Daegal, así que simplemente dejaré que se quede conmigo o ¿crees que tú podrías ayudarlo?

Madre no era mala, Chenle lo sabía, pero algo en su corazón sentía que esa mujer lo estaba probando, ¿por qué cuando se sentía tan pleno algo resultaba mal? Chenle observó a Jaemin, sus ojos cerrados transmitían serenidad. Por otro lado, Daegal solo era una llamarada, pero fue su primera amiga y confió en él. 

—¿Cómo podría ayudarlo? Soy un maldito yo...

—No, Chenle, tú recuperaste tus poderes gracias al lazo que tienes con Jisung, nadie te los quitaría, al igual que tus alas, solo renunciando a ellas...

—Sería injusto renunciar a mi magia y a mis alas ahora que finalmente las tengo. —Chenle hizo una mueca de disgusto, toda su vida deseando algo y estaba a punto de perderlo. No era justo. —Jeno recuperó su vista y tiene a Jaemin.