XII: Molestias

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—¿En serio crees que voy a creerte? —preguntó Ten riendo con diversión. Se burlaba con cinismo. 

—Lo digo en serio, necesito hablar con el rey Doyoung, es un asunto de vida o muerte. —dijo la pequeña voz.

—Mira, no sé qué o quién seas, pero te aseguro que si fueras el príncipe Chenle, como afirmas ser, serías humano y tendrías alas. —Ten sonrió al pelearse con una pequeña lucecilla que brillaba y hablaba.

Ten estaba paseando por los jardines haciendo su guardia como normalmente lo hacía, solo que había estado asustado cuando una extraña luciérnaga apareció. Una que le gritó que necesitaba ver al rey Doyoung y que era urgente.

Ten no podía permitir que un omega embarazado viera a una extraña luz parlante, así que lo desafió a un duelo, como solían hacerlo en Aeleph, si no ganaban no podían permitirse hacer algo. Chenle no era fan de la violencia así que se negó, a parte, en esa forma era imposible ganarle a ese guardia.

—De verdad soy el príncipe, solo que el rey Jungwoo me puso una maldición, debe creerme, es un asunto de vida o muerte. —Repitió, Lele se oía desganado, estaba necesitando tanto que lo tomaran enserio, pero nadie parecía hacerlo.

En Aeleph y en Fairy, todos parecían ignorarlo. Odiaba eso.

—Pero si eres una lucecita que vuela, no puedes ser el príncipe, ¿por qué el rey Jungwoo te pondría un hechizo? No tiene sentido lo que dices y lo que pides. —Mencionó Ten como si fuera lo más obvio del mundo.

—Necesito alguien que me crea. —Mencionó Chenle. Estaba haciendo un puchero, pero por su forma no era visible.

—Te creería, si te mostraras en tu verdadera forma, ¿Por qué un príncipe hada saldría de Fairy si tiene como... 10 años? —Ten se oía molesto al pensar, las hadas de Fairy eran demasiado especiales, nadie las conocía hasta que se les quitaba su olor de nacimiento.

—No tengo diez años, soy mayor—Lele gruñó, odiaba que no lo tomaran en cuenta, que lo ignoraran y que lo subestimaran. No era un bebé y podía defenderse solo.

—Mira "Chenle". —Dijo Ten mientras se sentaba en una de las bancas del jardín real y fingía hacer comillas con sus dedos. —El rey está delicado de salud, no puedo dejar que lo veas, así que mejor vuelve después, en unas semanas para que puedas tener una audiencia. ¿Te parece?

El hada fruncía su inexistente ceño, estaba tan enojado. Más, porque sí él tuviera magia podría aliviar los dolores de parto del rey con su sanación, como todas las hadas tenían, pero no, había nacido como un maldito y estaba atrapado en una forma tonta y minúscula.

—¿Y puedo hablar con el rey Jaehyun? —cuestionó Chenle con desesperación.

—No. —Ten se seguía negando.

—¿Y ver su glyph?—preguntó el pequeño príncipe.

—¡Tampoco!, es un tesoro nacional. ¿Qué clase de persona iría a otro reino solo a ver su tesoro nacional? No tiene sentido. —Ten se mostraba recio a recibir propuestas e ideas de la pequeña luz parlanchina.

—De verdad, —Lele gritó de frustración. —¡Eres el peor guardia que he conocido!

Ten quedó perplejo ante la acusación de la pequeña y caprichosa luz sospechosa. Ten no era tan mal guardia, de hecho era muy bueno e inteligente.

—Soy el mejor guardia del reino, todos me respetan por mis habilidades y conocimientos. —mencionó Ten.—Quizá cuando crezcas puedas ser como yo.

—No gracias, no quiero ser un sujeto tan amargado. ¿Qué se supone que eres? Tienes el cuerpo de un omega, pero no sé si lo seas, puedes ser un beta muy chiquito. —Lele rodó sus ojos, aunque nadie podía verlo. Ten no parecía un omega tranquilo y amoroso como los que había en Fairy, así que asumió que también podría ser un beta. Deseaba saber a qué olía.

MADRE (MarkHyuck, Jichen, Johnten y NoMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora