XLI: El final de la profecía

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Sungchan y Mark se miraron por un largo momento. Nunca pensaron que la boda de los príncipes atrajera a tantas personas de todos los reinos, la mayoría del pueblo de Orenyd había viajado para ver a su príncipe casarse. Todo el reino de Alpha estaba de fiesta y personas importantes y familiares de Aeleph estaban presentes. De Fairy también había personas, más no había ningún hada menor de 30 años por lo peligroso que era. Solo omegas con marcas y sin alas.

Jaemin se burlaba mientras observaba el nerviosismo de Sungchan y la mandíbula apretada de Mark. Jeno por primera vez estaba lejos de Jaemin, estaba junto a su hermano Doyoung y su familia, ya que ellos venían representando al reino de Aeleph y era la primera aparición en público de Jeno ahora que había dejado de ser ciego.

—No puedo creer que te vea. —Jeno jugaba con el pequeño bebito.

—Nosotros tampoco podemos creer que tengas una marca y que puedas ver. —Doyoung soltó una pequeña risita, estaba orgulloso.

—Creo que todas las cosas ocurren por algo. —Jeno le dio un beso al pequeño bebé.

—Estamos seguros de que serás un buen rey. —Murmuró Jaehyun con una sonrisa.

—No voy a ser rey, mi sobrinito lo hará, yo iré con mi pareja y formaremos un hogar en los límites de nuestros reinos, espero que me den su apoyo. —Jeno suspiró.

—Mi apoyo lo tendrás siempre. —Mencionó Doyoung apretando el hombro de Jeno.

Después de tanto tiempo, Doyoung podía ver a Jeno siendo pleno, siendo feliz, sin vergüenza y con una actitud confiada, estaba orgulloso de él después de todo lo que había pasado, después del constante abuso y golpes de su padre; Jeno al fin tenía un sueño. Y Doyoung no pudo ser más feliz cuando vio al príncipe Jaemin lanzando miraditas y sonrisas a su hermanito.

La catedral estaba llena. El vitral de Madre brillaba en el atrio. Ella era una diosa y sus órdenes no se debían de romper. Los lazos eran sagrados en esa tierra.

El sonido de las campanas y el órgano empezaron a sonar. El rey Minho fue el primero en entrar. Todos se colocaron de pie. Sungchan suspiró nervioso al ver a su padre y Mark palideció más cuando vio entrar al Rey Jonghyun con Haechan.

Haechan lucía precioso, vestido con color dorado como se casaban en su tierra, los colores resaltaban su cabello castaño y sus mejillas sonrojadas, Mark sabía que Haechan estaba nervioso, lo presentía en su lazo, pero su cara solo demostraba lo elegante y majestuoso que se veía.

Daegal revoloteó por encima de Haechan y se colocó en el hombro de Mark, estaba impaciente y nerviosa también.

Luego el rey Jonghyun llegó hasta Mark y lo miró con seriedad. 

—Si le pasa algo a mi hijo yo te...

—Papá. —Haechan interrumpió la fallida amenaza del rey de la tierra del comercio.

—Protegeré a Haechan con mi vida. —Prometió Mark. Los tres sabían que no era una promesa al aire y que Mark lo cumpliría.

Jonghyun dejó a Haechan en el altar junto a su alfa, luego tomó asiento junto a su esposo en primera fila. Su hijo era feliz, su hijo permanecería con ellos y no pudo sentirse culpable por haberlo comprometido a pesar de que siempre había observado a Mark con la misma mueca que tenía en ese instante. 

Ambos estaban tan radiantes y enamorados.

Minho sintió la misma culpabilidad cuando sus ojos se posaron en Sungchan, Sungchan no dejaba de ver al príncipe de Fairy, quien entraba del brazo del rey Jungwoo. Shotaro era un omega precioso, vestía con colores lilas y blancos, tenía una corona de flores que representaba las flores de la vida de su reino. 

MADRE (MarkHyuck, Jichen, Johnten y NoMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora