Cuenta regresiva.

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Cuenta regresiva.

Es otro día más en Gusu y el plan para tener al Lan pidiendo por él empieza esa misma tarde, durante la hora del descanso. Como se ha mencionado anteriormente, Wen Zhuo Cheng conoce de memoria el itinerario del jade y a esa hora debe estar en absoluta soledad en su residencia a la cual no duda en ir y sin ser invitado ingresa al Hanshi.

- joven Wen, creo que se ha equivocado de residencia - dice el Lan con seriedad y en guardia ante cualquier movimiento que pueda hacer su invitado no invitado.

- ¡enserio! ¿de quién es esta residencia entonces? - pregunta el Wen mirando a su alrededor.

- es mía...- responde con énfasis Lan XiChen.

- ¡ya veo...! - se cruza de brazos y empieza a caminar por el lugar - entonces mi querido A'huan, no me equivoque - dice girando sobre sus pies para mirarle directamente, mostrando una encantadora sonrisa.

- joven Wen ¿qué esta diciendo? - el Lan se siente ansioso.

- esta es su residencia ¿cierto?

- ya dije....

- entonces estoy en el lugar correcto - se acerca al Lan a zancadas, haciéndole retroceder hasta chocar con un escritorio - estoy justo donde quiero estar... - el Wen apoya sus manos en el escritorio atrapando al jade entre sus brazos y el mueble.

- mi espacio personal, respételo por favor - exige el Lan sin perder la tranquilidad.

- pero si dije... - le susurra al oído permitiendo que su calido aliento haga contacto con la hermosa piel del jade ocasionándole un notorio temblor a causa de un frio que subió por la espalda del Lan hasta morir en la nuca - ...estoy justo donde quiero estar - se aleja un poco, lo suficiente como para dejar las mejillas de ambos casi al roce. Lan Huan desde un principio, desde que lo vio llegar a Gusu que se siente incomodo con la presencia del Wen, su cuerpo tiembla, se pone nervioso y desea salir huyendo pero lamentablemente no puede porque termina perdiendo sus fuerzas y su cuerpo no le responde - tu aroma me gusta... - lleva su nariz al cuello del mayor quien involuntariamente mueve levemente su cabeza para exponer un poco su piel a la vista de aquel, cuando se dio cuenta de lo que hizo se maldijo mentalmente. Ante la respuesta del Lan el menor sonríe satisfecho y para molestarlo un poco más desciende dejando su nariz cerca sin llegar a tocar aquel hermoso cuerpo, descendiendo por los pectorales, por el abdomen hasta llegar donde se sujeta el pantalón a la cintura, sin ir más abajo. Al ver hasta donde el Wen llego la respiración del jade se vio alterada y sus piernas se volvieron débiles y separaron la una de la otra, involuntariamente , delatándose aun más de lo que ya estaba. El Wen regresa por donde vino - con lo poco que he percibido, me doy cuenta, que te quiero solo para mi...- acerca sus labios al cuello del jade para luego pasar su lengua y después depositar besos tras besos. Luego se acerca a los labios del jade pero este se hace hacia atrás para evitar aquel beso y entonces el menor lo persigue hasta hacerle quedar acostado sobre el escritorio, metido entre las piernas del mayor - ¿qué osado? mire como me tiene ¡qué vergüenza A'huan! - sonríe - mira la posición en la que estamos - le acaricia los muslos separando las piernas aún más para acomodarse mejor, esta acción sobre salta al mayor al sentir la intimidad de ambos hacer contacto. 


- ¡por favor no lo hagas! - pide el Lan con voz temblorosa.


- ¿hacer que?- ronronea el Wen cerca de la mejilla del contrario.

- ¡no juegue con mi persona por favor....! - exclama mirando al menor con los ojos brillantes.

- lo que menos quiero es jugar - dice con sus labios a centímetros del contrario - quiero algo serio - repentinamente el Wen se yergue hasta quedar completamente en pies - pero como se que no quieres, no te obligare a ir más lejos- se aparta y acomoda la ropa - entonces tú me obligas a acosarte ya que no me quieres dar la oportunidad... por eso quiero convencerte y me valdré de cualquier cosa para ganarme tu corazón, al final serás mío por lo tanto no tienes permitido de mirar a nadie que no sea yo. No te entregare a nadie porque solo tienes que ser mío. 

El loto de los WenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora